El Levante se la jugaba en el Benito Villamarín y necesitaba sumar los tres puntos en el feudo bético para meterse de lleno en la lucha por la salvación. El encuentro frente al Betis se convertía en una final a vida o muerte en la que los granotas necesitaban imperiosamente la victoria para subirse al tren de la permanencia. “Ante situaciones desesperantes, medidas desesperadas”, eso fue exactamente lo que debió pensar Rubi durante la semana.

El técnico catalán llevó a cabo un planteamiento que sorprendió a toda la afición levantinista. Dejó fuera del once titular a los dos jugadores más determinantes del Levante durante esta temporada, Morales y Deyverson. En su lugar entraron Víctor Casadesús y Pedro López para conseguir una alineación mucho más defensiva y física. El planteamiento, a priori, no parecía una mala idea: desgastar físicamente al Betis y dar entrada en la segunda mitad a Morales y Deyverson para aprovechar su velocidad y su frescura.

De esta manera, Rubi dispuso un centro del campo con mucha corpulencia y con un gran poderío físico. Con Jefferson Lerma, Camarasa, Simao Mate y Joan Verdú, el Levante tenía más físico que calidad, algo que hacía prever que el conjunto granota saldría a defender y a verlas venir, tratando de mantener la portería a cero para salir a la contra. Sin embargo, el planteamiento sorprendió a todos. El conjunto valenciano le disputó la posesión al Betis y se convirtió en el mejor equipo durante la primera mitad.

Con Rossi y Víctor Casadesús arriba, el Levante trataba de combinar en el centro del campo y alternaba los pases en corto con desplazamientos aéreos en largo para buscar el poderío aéreo del delantero mallorquín. Lo cierto es que el equipo de Rubi protagonizó las mejores oportunidades del partido, a pesar de la ausencia de Morales y Deyverson. Todo parecía ir encaminado para que los dos jugadores aparecieran en la segunda mitad para sentenciar el partido.

El miedo pudo con Rubi

Llegó un momento en el que el técnico catalán debía tomar la decisión de cambiar el sistema defensivo para dar entrada a dos jugadores desequilibrantes que podían romper con facilidad a la exhausta defensa del Betis. Morales y Deyverson estaban calentando, esperando su oportunidad para saltar al terreno de juego y aprovechar su frescura y su pasmosa velocidad para anotar el gol que tanto necesitaba el Levante.

Sin embargo, iban pasando los minutos y Rubi no daba entrada a ninguno de los dos, ni a nadie. Juan Merino empezó a mover el banquillo, dándole frescura a su equipo y dotándolo de nuevas alternativas para llevarse el partido. El levantinismo no entendía nada, pero al menos el resultado les permitía sumar un punto y las mejores ocasiones estaban siendo para los granotas, por lo que estaban a tiempo de ganar el partido.

El Levante empezaba a acusar el cansancio y estaba consiguiendo llegar a la portería contraria con menos asiduidad. Ante ese panorama, se lesionó Molinero y Merino dio entrada a Cejudo en el lateral derecho, un centrocampista con escasa naturaleza defensiva que tiende mucho a ir al ataque. Era el minuto 69 y parecía imposible que hubiera una situación mejor para que Morales entrara en escena. El veloz extremo granota se siente más cómodo por la izquierda y podía haberse convertido en una amenaza para Cejudo.

Ni aun así apareció Rubi. El técnico catalán parecía paralizado por la situación y no era capaz de tomar una decisión para ir a por el partido. Quizá no esperaba que su planteamiento le saliera tan bien, pero la cuestión es que no conseguía reaccionar ante los acontecimientos. Finalmente, movió ficha, en el 76’. Una ficha que nadie entendió. Después de haber dejado a José Mari fuera de la convocatoria durante meses, decidió sacarle para sustituir a Camarasa.

Dos minutos después se dio cuenta de que Morales seguía en el banquillo y le sacó al terreno de juego, pero era demasiado tarde. Cuando apenas había olido el balón, Rubén Castro adelantó al Betis y dejó al Levante contra las cuerdas. Era el minuto 80, casi 81, y al Levante no le quedaba tiempo para reaccionar. Deyverson no entró hasta el 85 y como mucho tocó una vez el esférico, o dos. El caso es que Rubi llegó tarde cuando el Levante más lo necesitaba y el equipo perdió un partido fundamental.

Rubi, en el punto de mira

El levantinismo está indignado con el planteamiento de Rubi y gran parte de la hinchada granota ya pide la destitución de un entrenador que devolvió el fútbol al Ciutat de València. Desde la llegada del técnico catalán, el Levante volvió a gustarse con el balón y empezó a desarrollar un fútbol atractivo que no ha llegado a ser suficiente para que el conjunto granota consiga salir de los puestos de descenso.

Desde las oficinas del Levante, son conscientes de que Rubi ha conseguido cambiarle la cara a un equipo que jugaba con un 5-3-2 y que no olía ni el balón. Con Lucas Alcaraz, la imagen del conjunto azulgrana era pésima y el entrenador catalán había conseguido devolverle la sonrisa al levantinismo. Sin embargo, el descenso son palabras mayores y tras su planteamiento fallido en el Benito Villamarín, la hinchada granota le ha situado en el punto de mira.