El partido comenzó a fraguarse con un gol de Cop en el ecuador de la primera parte dejaba sin vida a un Levante que tiró de Morales para revertir la situación. El madrileño igualó el encuentro al aprovechar un pase largo de José Mari y definió de forma majestuosa ante Ochoa. El portero mexicano caía ante los visitantes tras sacar varios balones y, sobre todo, un paradón ante un remate claro de gol del italiano Rossi unos minutos antes. El Málaga ejerció su derecho de anfitrión y comandó con el control del balón, sin embargo con el empate el Levante UD se creció por momentos hasta el punto que se desconocía de qué lado se inclinaría la balanza.

Y contra todo pronóstico en la reanudación el duelo se rompió. El Málaga, sin nada que ganar ni perder, relajó su juego para dar vistosidad y divertirse permitiendo demasiados espacios en defensa. El Levante, acelerado por la situación, lo utilizó para lanzar sus contras con por las bandas con mucha ética y rigor. Aun así, ninguna de sus jugadas acabó en nada más que aproximaciones. Todo era vértigo visitante hasta que Atsu metió el miedo con una jugada personal. El centro del ghanés dejó solo a Charles pero el delantero no supo aprovecharlo, un inoportuno resbalón le alejó del gol.  Hasta aquel minuto transcurría el partido con normalidad y entonces llegó el gran error arbitral de la noche. El linier de Vicandi Garrido señaló un inexistente fuera de juego después de que Morales hubiese marcado, de manera totalmente legal, el 1-2, solo tras un disparo Deyverson. El juez de línea levantó la bandera, pero ni Cuero, ni Deyverson en su remate ni Morales después estaban en posición ilegal. La rabia poseía a los de Rubi que se “comieron” al linier. De nada servía y lo inexplicable ya teñía el encuentro.

A partir de ahí el partido se calentó y subió en intensidad. Y a falta de cinco minutos Cop ponía la puntilla y el Chori empujaba de manera matemática al Levante a Segunda División. Empieza una nueva etapa.