Con el desaliento de un equipo que sabe que tras el pitido final del partido comienza una nueva realidad en Segunda, se despidió el Levante de la élite del fútbol español en Vallecas. Nada que ver a la pasada jornada, donde el equipo tenía la motivación de despedirse de su afición por todo lo alto, ganando al Atlético de Madrid y superando la frontera de los 30 puntos, algo no muy habitual en los colistas de esta y cualquier otra liga europea.

El conjunto granota, que será uno de los equipos más solventes en la Liga Adelante (si no el que más), espera que lo de hoy no haya sido un adiós, sino un hasta luego a la Liga BBVA. De quien si se despidió únicamente hasta la próxima temporada es del Rayo Vallecano, a quien la cómoda victoria frente al conjunto azulgrana, 3-1, no le sirvió para mantenerse en Primera. Se verán nuevamente las caras el próximo curso, junto al Getafe, también descendido en el Benito Villamarín pese a ser el equipo que más fácil lo tenía.

Se cumplió el guión establecido... aunque no para Juanfran

El Rayo sabía a lo que jugaba y lo que se jugaba. No dependían de si mismos, pero jugando en casa con una afición fiel durante toda la temporada, llenó el campo a la espera del milagro. Y el milagro pasaba por Gijón y Sevilla, no por sus jugadores, que prácticando un fútbol muy directo y con el jugador número 12 claramente a su favor, el resultado no podía ser otro que un uno en La Quiniela en Vallecas.

12 minutos le bastaron a Pablo Hernández para abrir el marcador con un derechazo de bolea que se coló como un misil pegado al palo derecho de Mariño. Imparable, 1-0. La plasticidad del gol y el minuto en el que fue anotado pareció un homenaje a su incansable afición, pues por entonces, pese a lo tempranero del gol, el Sporting ya llevaba varios minutos con ventaja en el limunoso, lo que mandaba al Rayo a la división de plata aunque sumaran los tres puntos, y a pesar de todo tuvieron la fortaleza de pelear la victoria y abrir la lata, algo que supo agradecer su afición celebrándolo por todo lo alto.

Al Levante a penas se le veía, y lo cierto es que tampoco se le esperaba. Lejos del Ciutat, la realidad siempre se ha alejado mucho a la vivida en las inmediaciones de Orriols: una única victoria en toda la temporada, que fue en Gijón, y aprovechando el cambio en el banquillo en favor de Rubi. Los vallecanos por su parte, tenían que ganar o conseguir la victoria, por lo que lógicamente no podían hacer otra cosa frente a un equipo que estaba extremadamente lejos de mostrar su mejor nivel.

Otra bolea desde fuera del área, esta vez de Trashorras aprovechando errores (más de uno) defensivos de Juanfran y el beneficio de un rebote en Jazobed que desvía el esférico y engaña a Mariño con un bote templado que entra pegado al palo izquierdo del portero, supuso el 2-0 en el minuto 23. Nada más que decir en la primera parte, pues nada sucedió: se cumplió el guión y poco más. 2-0, y la afición del Rayo pendiente de lo que se cocía en El Molinón.

Bueno si, ocurrió algo que llenó de amargura a Juanfran, capitán y veterano lateral del Levante. En el que previsiblemente sea su último partido con el conjunto valenciano (y seguramente como profesional), se tuvo que retirar lesionado. Sin duda, un final triste para un jugador de dilatadísima trayectoria en la élite, que llegó incluso a ser internacional con la Selección Española Absoluta, y acaba de la peor forma posible su segundo ciclo, de seis temporadas y media, con el Levante.

Una de cal que supera a dos de arena

El provisional y simbólico 2-1, con el gol de Verza de panlti en el minuto 60, no avivió fantasmas ni la sensación que peligrase la victoria para el Rayo. Más bien parecía una mofa del destino hacia el Levante, que transformó la segunda pena máxima a favor de toda la temporada. Sí, únicamente dos penaltis a favor, y ninguno sirvió de nada. El otro, fue en el Ciutat, donde el gol de Rossi supuso el provisional 2-0 frente al Getafe.

Vallecas no tenía el cuerpo para celebarar el gol de Pezzella que adelantaba al Betis frente al Getafe, cuatro minutos antes de encajar el 2-1 antes mencionado. El motivo era claro: tenían que no ganar Getafe y Sporting, y aunque el Getafe lo tenía ya muy difícil para ganar, el Soporting continuaba venciendo al submarino amarillo. Tras el gol de penalti, llegó el 3-1, que borraba de un plumazo cualquier posibilidad del Levante gracias a que Miku aprovechó un balón colgado desde la banda dentro del área pequeña, en el minuto 73. Mismo minuto en el que Rubén Castro ampliaba la ventaja del conjunto verdiblanco, que "no se jugaba nada" (con la victoria, el Betis podía adelantar muchos puestos, y eso repercute en un mayor ingreso por derechos de televisión la próxima temporada, posibilidad por la que seguro que cualquier equipo lucharía).

Y llegó el minuto 79, y con él, el último mazazo. Gol de Sergio Álvarez, acercando al Sporting a la permanencia, y dejando al Rayo más cerca del Levante, más próximo a la Segnda División. Dos victorias favorables muy difíciles de digerir, debido a la victoria de los asturianos. A partir de ahí, fue un sin vivir par ambos equipos: el Levante, veía como terminaba su etapa en la élite. El Rayo, iba digiriendo poco a poco esa misma cruda realidad.

Se esperaba con ansia el pitido final por parte de ambos equipos, que no querían más que terminar de una vez la agonía. Y llegó, tras una larga penitencia en la que los once minutos restantes fueron eternos.

Fin de un ciclo histórico, para un equipo centenario

Así finalizó la andadura del Levante en Primera División durante seis años consecutivos. Con mayor o menor sufrimiento en ellos para lograr la permanencia. Con el mejor puesto histórico (sexto) que sirvió para ver el Eurolevante llegar hasta octavos de la Europa League, congelados en Moscú por el gol de Salomón Rondón en la segunda parte de la prórroga, y tocando el cielo de la Liga BBVA con el liderato en solitario durante dos jornadas consecutivas. Por esto y mucho más, no quiere el Levante que sea un adiós, sino un hasta pronto a la Primera División. Un hasta pronto que hoy, le ha dado al Rayo Vallecano.