La cuarta temporada de la Agrupación Deportiva Alcorcón en la Liga Adelante ha tenido de todo. Desde un inicio en el que se pasó de un posible descenso administrativo y la incertidumbre de no saber en qué división iban a jugar a sólo tres días del inicio de la campaña, a liderar en las primeras tres jornadas. Una mala racha en casa, donde no consiguió la victoria en seis meses en Santo Domingo, hizo que el Alcorcón peligrara y ocupara la zona de descenso varias jornadas. El cambio de entrenador, y una recta final de campeonato donde han sido los mejores del último cuarto de la temporada, propiciaron que estuvieran a punto de entrar en los playoffs de ascenso a Primera División, aunque se quedaron a las puertas tras una cruel derrota en la penúltima jornada.

En el plano institucional, el equipo madrileño ha encontrado la estabilidad gracias al empresario belga Roland Duchalet, el nuevo dueño del equipo. A pesar de que la gestión anterior había sido bastante buena, unos problemas con la irregularidad en su conversión a SAD trajo consigo un casi descenso administrativo a Segunda B, algo que no se llevó a producir y que dio la oportunidad a los amarillos de continuar en el sitio que por merecimiento se habían ganado el derecho a ocupar. Con el nuevo dueño, la estabilidad financiera e institucional está asegurada, como avalan los otros equipos que el empresario belga tiene en posesión.

Un inicio esperanzador

Tras lo mal que lo había pasado el equipo en los despachos, llegaba el momento de demostrar por qué se habían ganado el derecho a jugar en la categoría de plata del fútbol español. Habiendo tenido que reconstruir de nuevo una plantilla casi por completo con la marcha de jugadores claves como Abraham, Oriol Riera, Sergi Enrich, Dani Nieto, o Miguélez, los nuevos fichajes daban esperanzas a los aficionados de poder volver a hacer algo grande. Nombres como Dani Giménez, Dani Pacheco, Javito, Óscar Plano o Héctor Verdés se iban a volver fundamentales durante el transcurso de la temporada. Además, el cambio de entrenador a pesar de los grandes resultados logrados la campaña anterior, también hacía cambiar la forma de jugar de los alfareros.

Miguel Álvarez, en un partido ante el Depor | Nando Martínez
Miguel Álvarez en un partido ante el Depor. | Nando Martínez, VAVEL.

Miguel Álvarez, ex técnico de L´Hospitalet, cogía las riendas del equipo, y con su estilo de no sólo ganar, sino hacerlo jugando bien, las cosas parecían funcionar, ya que por primera vez en su historia, los madrileños lograron el liderato de la Liga Adelante en la tercera jornada tras conseguir tres victorias en los mismos partidos, con la portería a cero. Todo ello se completó con una gran victoria en la segunda ronda de la Copa del Rey ante el Mallorca a domicilio por 1-4, demostrando que el Alcorcón era un equipo a tener en cuenta en todos los aspectos.

Los resultados dejan de llegar

Tras este comienzo tan espectacular, la ilusión empezó a llegar, aunque sólo fueran las tres primeras jornadas. El buen juego mostrado, y la solidez defensiva daban un plus que parecía hacer al equipo de Álvarez más fuerte que otras temporadas, pero todo fue un espejismo. En las siguientes tres jornadas, los madrileños volvieron a la realidad y cayeron en esos tres partidos. De nuevo, la zona media de la tabla era el lugar que correspondía a los amarillos, y lo que pocos podían imaginarse es que la victoria ante el Alavés en la séptima jornada iba a ser el comienzo de una mala racha que haría no sólo perder toda oportunidad de estar en la zona alta, sino también tener que pelear por no descender y tener que sufrir por primera vez desde su ascenso a la Liga Adelante lo mal que se pase estando en puestos de descenso.

Y es que como si fuera una maldición, los jugadores del Alcorcón veían imposible ganar en Santo Domingo. Desde finales de septiembre hasta primeros de abril, la situación se repitió una y otra vez. Los locales jugaban mejor, dominaban el partido de cabo a rabo, creaban una ocasión tras otra, pero a la hora de rematar a gol, algo fallaba, siempre había un muro invisible en línea de gol y cuando no era el portero quien hacía un partido espectacular, era la madera quien evitaba una y otra vez el tanto alfarero.

Bordalás regresa al banquillo

En este clima, donde cada vez el Alcorcón iba bajando más y más posiciones, había un gran señalado por la afición: Miguel Álvarez. El técnico apostaba una y otra vez por el mismo juego pero con una condición que no gustó nada a la grada: jugar sin delantero centro. El ataque con el ex entrenador de L´Hospitalet siempre era con cuatro jugadores bajitos, muy rápidos y habilidosos, pero sin gol en sus botas. A todo esto se sumaron las lesiones de algunos jugadores, entre ellas la de Christian Alfonso, quien se ha perdido la segunda parte de la temporada por completo.

Tras la eliminación copera a manos del Espanyol en un torneo que pudo ser histórico para la familia alfarera, la realidad en Liga que había sido tapada el último mes por la Copa del Rey, salió a la luz y descubrió a un equipo que ocupaba puestos de descenso. Aunque la primera respuesta fue una goleada a domicilio al Tenerife, los malos resultados seguían llegando y con ellos una decisión que a la larga fue beneficiosa para el equipo. El cinco de febrero, Miguel Álvarez fue destituido y en su lugar volvió el antiguo míster, José Bordalás.

José Bordalás en rueda de prensa. | David Muñoz, VAVEL.

En una medida que los directivos no podían retrasar más por los malos resultados, Bordalás volvió a coger las riendas de un equipo. El alicantino tenía casi toda la segunda vuelta por delante para asegurar la continuidad de los madrileños en la división de plata, y aunque los comienzos no fueron los deseados, el juego parecía haber cambiado, y aunque aún se coqueteaba con el descenso, y en algunas jornadas se estuvo a punto de ocupar el farolillo rojo de la competición, un partido lo cambió todo, y desde entonces los alcorconeros estuvieron a punto de lograr una proeza.

Del descenso a casi el playoff de ascenso

Ese partido fue el de la jornada 33 frente a Las Palmas en Santo Domingo. Tras más de seis meses sin ganar en casa, la situación era insostenible en casa. En las anteriores jornadas disputadas en el feudo amarillo, que se sellaron con sendos empates a cero, el gol parecía imposible, ya que por la actuación increíble del portero rival o por una mala suerte terrible, el dominio total del choque no se transmitía en resultados. Sin embargo, esa jornada cambió todo, y con una victoria por 2-0, todo varió en beneficio del equipo. Seis victorias seguidas en Santo Domingo (todas las que podía conseguir desde esa fecha).

El final de temporada de los madrileños fue bastante bueno. De pasar a pelear por el descenso y quedarse en Segunda, a llegar incluso a pelear por entrar en los playoff de ascenso. Siete triunfos de los últimos diez posibles, conseguir salvarse con varias semanas de antelación y volver a convencer con su juego fueron las armas con las que el equipo de José Bordalás llegó al final de la temporada. Como dijo el propio técnico en sala de prensa, desde su llegada a la escuadra alfarera serían líderes de la competición si sólo se contarán esas jornadas, dejando bien claro que el Alcorcón había mejorada considerablemente gracias a él.

No obstante, los madrileños perdieron la ocasión de poner la guinda al pastel de su enorme final de campaña en el Mini Estadi ante el Barça B. Tras ir ganando por 0-2 al descanso, una mala segunda parte sumada a un dominio total del choque por parte del filial blaugrana propiciaron que el partido acabara con un marcador loco de 4-3, dejando sin opciones a los visitantes de pelear por el ascenso en la última jornada. De hecho, el Alcorcón sólo se quedó a dos puntos del Córdoba, último clasificado para el playoff de ascenso. Al final, los madrileños lograron una meritoria novena plaza bastante considerable viendo cómo estaba la situación a mitad de año y con todos los problemas en casa que ha sufrido el equipo amarillo durante toda esta temporada.

La Copa del Rey como bálsamo

De nuevo, el torneo que ha dado más alegrías a los aficionados amarillos ha sido la Copa del Rey. Con una gran actuación, siendo el último equipo eliminado de la Segunda División y a cinco minutos de jugar los cuartos de final ante el Real Madrid, los amarillos y sobre todo sus fans han disfrutado de una competición que para siempre quedará en los anales de la historia del club por sus buenos resultados en ella.

Dani Pacheco celebrando un gol. | David Muñoz, VAVEL.

En la segunda ronda, y tras haber caído unos días antes en Liga ante el mismo rival, los de la capital pasaron por encima del Mallorca a domicilio por 1-4. Con una actuación descomunal de Óscar Plano y Dani Pacheco, el por entonces equipo de Miguel Álvarez empezaba a demostrar el potencial que podían desplegar. La clasificación para la tercera ronda, donde esperaba el Eibar en la última fase que se jugaría a partido único. En ese choque, un gol en la prórroga de Iribas le daba el pase a los madrileños, y hacía que se enfrentarían a un equipo de Primera División, en este caso el Granada.

Tras la ida disputada en el estadio de Santo Domingo, nadie daba nada por los alfareros. Tras perder 0-2, se presentaban en la ciudad nazarí sin nada que perder, y con la ilusión de lograr algo sin precedentes. En el mejor partido del año, y sorprendiendo a todo el mundo, los noventa minutos del tiempo reglamentario acabaron con un 0-2 que igualaba las cosas, y ponía la eliminatoria en la prórroga. En los 30 minutos de tiempo añadido nadie consiguió marcar, y la lotería de los penaltis daba el pase a los amarillos, que conseguían alcanzar los octavos de final una vez más.

Siendo el único equipo de la Liga Adelante, el rival sería de Primera División. El bombo dio como oponente al Espanyol, y en un futuro cruce un posible enfrentamiento con el Real Madrid con el recuerdo del “alcorconazo” muy presente en ambos equipos. La ida se saldó con una ventaja mínima para el Alcorcón tras un gol de falta de Dani Pacheco. La vuelta depararía muchas más emociones. Disputada en Cornellá-El Prat, los alfareros se adelantaron pronto, pero los catalanes le dieron la vuelta a la eliminatoria con dos goles. Un tanto faltando diez minutos de los madrileños daba el pase a la siguiente ronda a los de Segunda, pudiendo eliminar a un equipo de mayor categoría. Entonces llegaron los cinco minutos que echaron al traste todo el trabajo antes realizado, ya que el Espanyol logró dos tantos muy rápidos que le dieron la clasificación. Los cuartos de final se quedaron más cerca que nunca.

¿Y ahora qué?

Después de un gran final de temporada y de haber conseguido que el vestuario fuera una gran familia unida, se presenta un verano movidito en las oficinas del club respecto a las altas y las bajas. Sólo cinco jugadores de la plantilla tienen contrato para la próxima temporada (Iribas, Pau Cendrós, Héctor Vérdes, Rubén Sanz y Jony). Sin embargo, tampoco es segura su continuidad en el equipo, ya que podrían llegar ofertas por estos jugadores. Las bajas seguras para la próxima campaña son las de Babin, que ha fichado por el Granada, Dani Pacheco, que tiene muchas “novias” en Primera División, y los cedidos que regresan a sus equipos Óscar Plano (Castilla), Chrisitan Alfonso (Espanyol), Dudu Biton y Guillermo Méndez (Standard).

Babin celebra su último gol antes de irse al Granada. | David Muñoz, VAVEL.

A los cinco que tienen contrato en vigor hay que sumarles los canteranos Chema Rodríguez y Dani Ponce, que tendrán ficha del primer equipo. Jugadores como Juli, Sergio Mora o Sales continuarán si así lo desean, y se espera a las ofertas de renovación que proponga el club, así como los posibles fichajes para ver cómo queda confeccionada la plantilla de la próxima temporada. Así, como la mayoría de los veranos, será una época de muchos rumores, movimientos y cambios de camisetas de muchos jugadores.

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