Llegaba el Alcorcón enrachado a uno de los campos más difíciles de toda la Segunda División. El equipo de José Bordalás, que sumaba siete partidos sin conocer la derrota, se enfrentaba al único conjunto invicto de la liga, y que en todas las jornadas que llevamos disputadas hasta la fecha, no había probado las mieles de la derrota.
Por ello, la escuadra madrileña quería acabar el 2014 de la mejor manera posible que podía encontrar: ganar al Sporting de Gijón, e irse de vacaciones metido en puestos de playoffs de ascenso. Todo un reto para los amarillos, que ya pudieron lograr la semana pasada pero un empate ante el Tenerife sin goles les dejó sin esa posibilidad.
Dominio local en el primer acto
Para lograr su objetivo, el técnico alicantino alineaba de inicio a un once muy reconocible por los aficionados alfareros, con la entrada ya sin novedad de Nagore en el centro del campo junto a Rubén Sanz y Fausto. Djené, Chema, Verdés y Bellvís formaban la línea de cuatro por delante de Falcón, y arriba, David Rodríguez flanqueado en las bandas por Guichón y un Óscar Plano que no iba a tener su día el Molinón.
El inicio de partido fue un vendaval por parte del equipo local. Con una grada volcada en su equipo, y donde la comunión equipo-afición era completa, la mayor intensidad en las jugadas y sobre todo la velocidad de Ndi y Jony ponían en aprietos una y otra vez a Falcón con una defensa bastante blandita. Jony ya había avisado un par de veces por su banda hasta que en el minuto 21 de la primera mitad, un saque de banda al corazón de área se convirtió en la mejor asistencia para el que propio jugador rematará de cabeza sólo en el segundo palo ante la impasividad de la defensa amarilla.
Con ese gol en contra, y con todo el partido prácticamente por delante los visitantes se marcharon arriba, y con algunos problemas en la salida de balón, los locales aprovecharon su rapidez para montar contras que estuvieron a punto de ampliar el marcador hasta que a la media hora de juego lo lograron. En una pérdida de Djené en el círculo central, Jony condujo una contra que acabó en un dos para uno que salvó el propio jugador africano en primera instancia, pero en el rechace que le volvió a caer Jony, levantó la cabeza y vio le llegada de Isma desde atrás para poner el resultado con el que se iban a marchar a túnel de vestuarios.
Reacción tardía
Con el resultado en contra, los madrileños deberían haber reaccionado en la segunda mitad. El cambio de Djené, que no había estado nada fino, por Anderson, demostraba las intenciones claras de buscar arriba un gol rápido que pudiera dar moral para la remontada. Sin embargo, los que parecían estar más cerca del tanto eran los asturianos, que podían sentenciar el choque en cualquier momento. Pasaban los minutos, y a la hora de juego, la entrada de Antonio Martínez en el terreno de juego por Rubén Sanz cambió un poco el partido.
El Alcorcón pasó de dominado a dominador, y Antonio Martínez se convirtió en el ancla del equipo. Precisamente el propio jugador amarillo tuvo la primera ocasión clara de los visitantes con un remate desde fuera del área que paró Cuéllar. Era el minuto 63 de partido, y significaba el primer tiro a puerta de los alfareros. Anderson también fue otro de los jugadores que al salir del banquillo marcó diferencias para los suyos.
Precisamente, el costa marfileño recortó distancias a un poco más de diez minutos para el final con una contra perfectamente llevaba por Antonio Martínez y que con un disparo sutil hizo besar las redes. Ese gol, unido a una ocasión que salvó Chema bajo los palos, dio alas a los visitantes, que se creían capaces de remontar, pero les faltó tiempo. Los madrileños no supieron reaccionar a tiempo, y el Sporting hizo valer su superioridad en gran parte del partido para llevarse los últimos tres puntos del 2014.