Si hay una característica que resalta sobre todas las virtudes que Iván Pérez atesora como futbolista y como persona, esa es, sin duda, la constancia. Sin ella, no podría haber superado, por dos veces, la adversidad de verse fuera del fútbol profesional, sin equipo y entrenando para buscar la confianza de un entrenador y un equipo que le diesen la oportunidad de volver a pisar el verde de un terreno de juego y disfrutar de lo que mejor hace: jugar al fútbol. Su trayectoria deportiva ha marcado su hacer dentro del campo, donde se entrega y lo deja todo en cada una de sus actuaciones, ya sea titular o saliendo desde el banquillo, y fuera del mismo, donde se muestra humilde y agradecido al CD Lugo y sin rencor hacía los que en el pasado no confiaron en sus posibilidades.

El partido del próximo sábado en el Ángel Carro frente a la Ponferradina enfrentará al pasado y al presente del jugador compostelano, al igual que lo hará dentro de dos jornadas cuando sea el Deportivo de La Coruña el que rinda visita a la ciudad amurallada. Es precisamente en el club herculino donde comienza la historia profesional de Iván Pérez, donde se pudo hacer un hombre al ser elegido por Lotina en la temporada 2009 - 2010 para ascender desde el Fabril, filial blanquiazul, y disputar la mitad de partidos de esa temporada en Primera División, todo un sueño cumplido. Ahí, también, comenzaría su lucha, aunque no lo supiese.

Cesión a la Ponferradina y despido del Deportivo de la Coruña

Su próximo destino, en calidad de cedido, fue la Ponferradina, en la 2010 – 2011. Los bercianos, recién ascendidos a Segunda División, buscaban jugadores con experiencia en Primera y Segunda que conformasen un bloque sólido, y la calidad de Iván Pérez les venía que ni pintada para tal fin. Dirigido por José Carlos Granero, Iván Pérez tuvo un inicio de campaña espectacular, siendo de los más destacados de la Ponferradina. Si se visitan algunos foros de aficionados de la Ponfe de la época se pueden encontrar con facilidad comentarios elogiosos hacia la figura del compostelano, al que llegaron a comparar nada menos que con Andrés Iniesta por su clase y su calidad con el balón en los pies. Sin embargo, las lesiones y la irregularidad de la Ponferradina, con cambio de entrenador incluido, dieron con el equipo de vuelta a Segunda B y el final de la cesión de Pérez, que regresaba a La Coruña.

Ese fue su primer mal verano. Tras un tira y afloja durante toda la pretemporada, el Deportivo decide, en un gesto de dudosa ética y consecuencias devastadoras para Iván Pérez, rescindir el contrato del talentoso mediapunta el 31 de Agosto, último día hábil del mercado estival de fichajes, o lo que es lo mismo a efectos prácticos, dejaba a Pérez compuesto y sin novia, sin posibilidades de encontrar equipo hasta el mercado de invierno y con una papeleta de difícil resolución. Encontró la tabla de salvación en el Montañeros, club con el que había empezado a entrenar para no perder la forma y que en Noviembre, en puestos de descenso a Tercera, decidió tirar de Iván Pérez para mejorar su suerte. El mediapunta lo dio todo, como siempre, con “los boy scouts”, pero no pudo evitar el descenso a Tercera. Su contrato finiquitaba a final de temporada, y ni siquiera cabía la posibilidad de intentar negociar un nuevo contrato en Tercera, ya que el Montañeros decidió disolver su equipo senior. La tarjeta de presentación para encontrar nuevo equipo no podía ser peor.

Sin equipo y sin ofertas, otro verano de calvario

Y entró en su segundo verano de sufrimiento consecutivo. Sin equipo, en el ostracismo, lejos de los focos y con un descenso a Tercera como última experiencia, Iván Pérez se llegó a plantear abandonar el fútbol y dedicarse a lo que había estudiado, INEF, pero una vez más sacó fuerzas de donde difícilmente podría haber y, quién sabe si jugándoselo todo a una última carta, volvió a probar suerte repitiendo el mismo modus operandi que le había funcionado en el Montañeros. El CD Lugo le permitió entrenarse con su primera plantilla y, de nuevo en el mercado de invierno, Mouriz y Setién echaron mano de él para completar una plantilla que se había quedado corta en su regreso a Segunda División. A las pocas fechas de su incorporación oficial como jugador del Lugo ya era titular, compatibilizando banda derecha e izquierda, dejando sello en la afición por su calidad y su entrega, que pronto le adoptó como uno de sus ídolos y jugadores fetiche. Iván Pérez lo había vuelto a hacer, su constancia había vuelto a dar fruto.

En esta temporada ha ido mezclando titularidades con suplencias, aunque cuenta en todo momento con la confianza del mister, que le da minutos en todos los partidos, y se ha asentado como pieza importante de los lucenses. Las pequeñas lesiones le han impedido mostrar todo su potencial y, en las últimas jornadas, el canterano Iago Díaz parece haberle arrebatado la banda izquierda, aunque con  Setién y la competencia que reina en el equipo todo cambio tiene etiqueta de eventual y en cualquier momento puede volver a galopar por la zurda del Ángel Carro. Tras no poder participar en la derrota en Murcia por molestias, Iván Pérez se esfuerza por estar listo para el fin de semana y poder volver a ayudar al equipo que confió en él cuando nadie se acordaba de su clase. Será frente a la Ponferradina, el otro equipo que le dio la oportunidad de mostrarse a la Segunda División. Seguro que para él es un partido especial.