Dani García, Raúl Navas, Xabi Irureta, Mikel Arruabarrena, el míster Gaizka Garitano… Son muchos los nombres a destacar en el equipo de moda en la Segunda División. En la Segunda División y en el fútbol español, pues la hazaña del Éibar, con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, parece difícilmente igualable. Los azulgranas se han ganado en el campo el derecho a estar la próxima campaña en Primera División, a la espera de lo que pase con su sangrante –de nuevo, un club saneado ve peligrar su continuidad en el fútbol profesional por las deficiencias del sistema de competición– proceso de ampliación de capital. Sin embargo, por encima de todos los responsables de la proeza, son muchos los que coinciden en señalar a un hombre como principal protagonista: José Ignacio Peleteiro ‘Jota’.

Cuando el balón eche a rodar el próximo sábado en Ipurúa, en la fiesta del ascenso armero, en el encuentro que enfrentará a Lugo y Éibar, probablemente no sean pocos los lucensistas que contemplen al futbolista de A Pobra do Caramiñal con mirada nostálgica. Por lo que pudo haber sido. Por lo que él no quiso que fuese. Por lo que ya nunca será.

Al Lugo le gustaba Jota. Al Celta le gustaba el Lugo. Y a Jota le gustaba el Real Madrid

Corría el verano de 2012 y, después de cinco largos años en el infierno, el Celta de Vigo volvía a Primera. Poco después, el Lugo emulaba la gesta de los olívicos, promocionando y ocupando su lugar como representante gallego en la categoría de plata. Mientras, el Celta B descendía a Tercera. En aquel filial destacaba un mediapunta de apenas veinte años, de gran visión de juego, conducción elegante, muy ágil, con mucha llegada y, sobre todo, una zurda tocada por la varita de los genios. Sí, han acertado. Nos referimos a Jota Peleteiro.

En Praza América tenían muy claro que el sitio de su nueva joya no estaba en Tercera. Y es que, pese al descenso de los celestes, la temporada de Jota se puede catalogar como brillante, con 16 goles y alguna que otra exhibición, como la que protagonizó en la bálsamica victoria en Barreiro ante el Tenerife, que acabaría ascendiendo. En ese partido, el Celta B jugó con diez desde el minuto 5 y Jota, recién llegado de Cartagena, adonde había viajado con el primer equipo, hizo un hat-trick.

Quizás era demasiado pronto para arriesgarse a que se pasase una temporada prácticamente en blanco en el primer equipo. Por ello, se buscó una cesión a Segunda División. Surgió la opción del Lugo. Al Lugo le gustaba Jota. Y al Celta le gustaba el club lucense. Y a Jota… A Jota le gustaba el Real Madrid.

El Castilla también acababa de subir a Segunda División y, al igual que el Lugo, ya había tenido la oportunidad de probar en sus carnes el talento de Jota, con el que habían coincidido en el grupo I de la Segunda B. Los merengues intentaron fichar al mediapunta, pero el Celta no estaba dispuesto a dejar salir a una de sus grandes promesas. El club vigués insistió en la opción de la cesión al Lugo. Jota se negó y, al final, se optó por la única opción que no dejaba del todo descontento a nadie, excepto al Lugo: cesión al Real Madrid.

Jota buscaba portadas deportivas y encontró las del corazón

En Valdebebas, la luz del gallego pareció apagarse. Apenas tres partidos disputados como jugador merengue. Todos desde el banco. Solo cuarenta y ocho minutos con la camiseta blanca. En detrimento, Jota conoció el éxito en otras facetas. La afición viguesa, decepcionada con la actitud de su niño mimado, comentaba, entre otras lindeces, que Jota se fue para ser portada de los principales diarios deportivos y consiguió llegar a la portada, pero de la prensa del corazón. Si quieren tener un resumen de lo que fue el año de Jota Peleteiro en la capital de España, será mejor que busquen en la videoteca de los principales programas de Telecinco.

¿Un viaje de ida y vuelta?

Tras acabar su relación con el Madrid, ya pocos creían en Jota. La suya parecía ser la historia de otro talento perdido para el fútbol. Hasta que llegó el Éibar y, entonces… pasó lo que pasó. Ahora, es, probablemente, el futbolista más codiciado de Segunda y el Éibar, equipo de Primera. Quién sabe qué hubiese ocurrido si Jota hubiese llegado a Lugo hace casi dos años. Quizás, el planeta fútbol lo habría disfrutado antes. O, quizás, ahora, el líder de la Liga Adelante fuese otro.

En Vigo ya hay quien lo llama 'el nuevo Iago Aspas' y lo ve ocupando el vacío dejado por Rafinha Alcántara. En Éibar lo comparan con otro genio que dejó sus primeras pinceladas en Ipurúa: David Silva. Pero Jota Peleteiro ya ha comenzado a escribir su propia historia. Seguirá en Primera. Casi todos esperan que el hijo pródigo vuelva al Celta, pero seguro que novias no le van a faltar. El sábado, el Lugo, que soñó con disfrutarlo, tendrá que sufrirlo.