Aquel gol de Caballero en el tiempo de descuento del último partido de la temporada pasada en Montilivi ha sido un punto de inflexión para el Lugo. Antes, el estadio del Girona era una aldea de Astérix, un territorio infranqueable donde los amurallados siempre salían goleados. El empate que dejó a los gerundenses en la Liga Adelante ha cambiado las tornas.

Pablo Machín y los suyos todavía no han olvidado la fatídica tarde, así que la visita del Lugo a Montilivi (la primera desde el día de los hechos) traía consigo mucho morbo. Ganas de revancha en un Girona que, además, acumulaba cuatro jornadas sin conocer la derrota.

Ganar como local, todavía no lo ha hecho en el presente curso, sigue siendo la asignatura pendiente para el conjunto catalán. Por su parte, el Lugo se presentaba con un defecto que no es nuevo a orillas del Miño: muchas dificultades para puntuar lejos del Anxo Carro. Todos los ingredientes para ver mucha intensidad sobre el césped. Sin embargo, el primer tiempo no fue más que un concurso de bostezos.

Girona y Lugo aburrieron a los poco más de cuatro mil espectadores presentes en las gradas. Un único tiro entre palos durante los primeros 45 minutos. Fue en un disparo de Borja García que se encontró con la intervención de José Juan. Por lo demás, muy poco que contar. Los locales dominaban sin profundidad, los visitantes aguantaban en defensa, arriesgando lo mínimo.

Hubo un poco más de brillo en la segunda mitad, sobre todo a raíz del ingreso de Granell en el terreno de juego. El centrocampista catalán y su certero golpeo desde media distancia amenazaron la imbatibilidad del seguro guardameta lucense, que continúa siendo dueño de la titularidad aun con Roberto disponible. Un remate de cabeza de Alcalá y un disparo del argentino (volvía al lugar del “crimen”) Caballero, ambos se fueron desviados, intentaron anticipar una segunda parte distinta y con más alternativas.

El Girona propuso más. Los de Pablo Machín se hicieron propietarios del esférico y lo intentaron más veces. Mata incluso obligó a lucirse a José Juan, con un tiro que el veterano portero del Lugo despejó con una gran mano abajo. Sin embargo, fueron los de Luis Milla los que se llevaron el premio.

En una de las pocas veces que los gallegos salieron de su repliegue, apareció el gran gol. Sergio Marcos, que había comenzado en el banquillo, envió un lanzamiento perfecto y muy lejano que superó a Isaac Becerra. El Lugo, por delante a falta de poco más de diez minutos para el desenlace.

La recta final no trajo mayor sufrimiento para Luis Milla y los suyos. Los amurallados defendieron con seguridad ante un Girona que no logró encontrar la llave. Los de Pablo Machín siguen sin vencer en casa y se acercan de manera muy peligrosa (a un único punto) a la zona de descenso, en una amplia diferencia con respecto a su brillante curso pasado. El Lugo, después de confirmar el fin del gafe de Montilivi, se acomoda en una más que noble quinta posición.