Restaba un suspiro. El Zaragoza había sido ligeramente superior en el global del partido y así lo reflejaba el electrónico, pero ahí apareció puntual a la cita con el gol para rescatar un punto de oro contra un rival difícil, de los más complicados que ha pasado por Anduva hasta el momento. Urko Vera remataba como podía un balón colgado desde la derecha al borde de la prolongación y permitía sumar un empate que había costado mucho conseguir.

El Mirandés de Carlos Terrazas ya ha encontrado el punto de fortuna que le faltaba para afianzarse  esta temporada. La buena racha de siete partidos sin perder, en los que suma 15 puntos de los 21 posibles, atestigua a las claras que la evolución del conjunto castellano y leonés ha sido para bien. El playoff de ascenso está cerca y el descenso cada vez más lejos después de haber pasado semanas coqueteando con él.

El Zaragoza lo peleó desde el inicio. Fuerte e intenso desde el inicio, la escuadra blanquilla quería marcar su territorio desde bien temprano sin dar tiempo a que el Mirandés se pudiera situar en el partido. Apenas en el primer minuto, una internada por la derecha de Jaime valía para que el extremo la pusiera al segundo palo, donde ni Eldin Hadzic ni Borja Bastón acertaron a rematar con la pelota. Se salvaban los locales de recibir gol en el primer minuto, una circunstancia que hubiera puesto el partido muy cuesta arriba para los rojillos.

Fueron quince primeros minutos de un dominio total aragonés. A los locales les costó mucho tiempo sacudirse de encima la presión zaragocista, pero se mostraron seguros para achicar aguas en su defensa. Álex Ortiz estuvo muy atento en los centros laterales, y el resto se comportaban con mucha seguridad para evitar males mayores sobre el marco defendido por Razak Brimah.

Los blanquillos, con la pelota como arma para hacer daño a una escuadra local organizada, tuvieron más ocasiones, pero también sufrieron cuando Álex Ortiz conectaba un  testarazo imponente que se marchaba por encima del larguero de la portería de Whalley. Fue el primer acercamiento serio del Mirandés a la portería visitante, y aunque  no hizo gol, ya avisaba de que no iba a ser fácil sumar en Anduva para los aragoneses.

Urko Vera iguala el gol de Pedro al filo del descuento

El paso por los vestuarios le sentó bien al conjunto local. Con las ideas más claras y mayor precisión en el pase, el Zaragoza ya no vivía tan cómodo llevando la iniciativa del partido. El control del juego se repartía por momentos, y tanto Whalley como Razak se veían obligados a entrar en escena para evitar que llegara el gol del adversario. El duelo ganó en viveza con las idas y venidas a las que se sometió.

En este ir y venir sin freno salió ganando el Zaragoza, que en un excelente golpeo de Pedro con el interior del pie de volea ponía el balón al palo largo de Razak Brimah, haciendo inútil su intento de llegar al precioso disparo del alicantino. Los visitantes se adelantaban antes de alcanzar el primer cuarto de hora del segundo periodo y trataban de matar el partido. Borja Bastón, muy activo, puso a prueba en varias ocasiones a Razak sin suerte. En su mejor oportunidad, cruzó en exceso su disparo al palo largo y el balón salió desviado cerca del poste de la portería local.

Los de casa, con mucho empuje y la fuerza de Urko Vera, también disfrutaban de sus oportunidades durante el segundo acto. Dos remates de cabeza que Whalley detuvo con dificultades pusieron en aviso a la escuadra aragonesa que iban a sufrir para llevarse la victoria de Anduva. Y más cuando Jaime Romero vio la segunda amarilla al considerar el árbitro que había simulado una caída dentro del área local, en una decisión muy rigurosa de González Fuertes.

Los últimos diez minutos fueron una prueba de supervivencia para el Zaragoza que Urko Vera hizo estallar por los aires al filo del descuento. El atacante vasco remató con su pierna derecha en el segundo palo un envío de Ígor Martínez, anticipándose a su marcador y superando a Whalley para firmar el empate. Aún pudo ser peor para los maños. Urko Vera volvió a marcar, pero esta vez en fuera de juego. El reparto de puntos no deja satisfecho a ninguno de los dos equipos, pero tras lo visto, fue lo más justo a las puertas de una blanca Navidad que el vitoriano tiñó de rojillo a última hora.