El sueño se mantiene vivo en Miranda de Ebro. Cerca del ecuador del campeonato, el Mirandés tiene un colchón importante con la parte baja de la clasificación y se codea con las escuadras más fuertes de la categoría de plata del fútbol español, a pesar de que los rojillos fueran "repescados" a mitad del verano por el descenso administrativo del Real Murcia. El inicio de liga dubitativo del Mirandés ha dado paso a un equipo que no golea ni gana cómodamente, pero que poco a poco se ha convertido en una de las revelaciones de la liga.

Anduva sabía que no iba a ser fácil derrotar a la UE Llagostera a pesar de su mala clasificación liguera. Colocados en los puestos de descenso, los catalanes llegaban a Miranda de Ebro obligados a puntuar para tomar aire en la tabla clasificatoria. La necesidad mandaba en el bando catalán, y la ilusión empujaba a los rojillos, en un duelo donde sumar los tres puntos se antojaba importante para ambos.

El partido comenzó con un claro dominio local, pero sin mucho ánimo de inquietar al conjunto gerundés. La posesión era rojilla, pero la falta de ideas era evidente. Todo se basaba en el juego directo, el choque, el balón dividido y esperar a que llegara un error rival. Un escenario que favorecía bastante más a los intereses visitantes que a los locales, que avisaron en el minuto 20 de encuentro con un lanzamiento arriba de Juanjo dentro del área de Imanol Elías. El guardameta regresaba a la titularidad ante la ausencia de Razak, en la Copa de África.

El primer tiempo se desarrollaba en un escenario donde no había fallos de ninguno de los dos. El encuentro se jugaba con paciencia, con pocas oportunidades de hacer gol y con menos ganas de dejarse sorprender. No ocurría gran cosa, salvo un gol anulado al Llagostera por un dudoso fuera de juego de Sergio León, y el partido llegó con el resultado inicial al término de sus primeros cuarenta y cinco minutos.

Todo quedaba pendiente para una segunda mitad donde tanto Carlos Terrazas como Luis Carrillo tuvieron que comenzar a asumir riesgos para lograr el triunfo. Los dos conjuntos estiraron sus líneas, y Urko Vera comenzó a tener protagonismo, aunque no fue la tarde del atacante vasco.

Pedro mantiene la ilusión

El cambio que terminaría por resultar decisivo ocurrió en el minuto 69, cuando Pedro Martín entró al campo sustituyendo a Jordi Pablo. Tres minutos antes, Terrazas había dado entrada a Juanjo Serrano por Fran Carnicer y estaba quemando todas sus naves en ataque. Los catalanes tan sólo eran capaces de inquietar a Imanol Elías al contragolpe, encerrados y sometidos por un Mirandés que se veía capaz de sacar los tres puntos.

Hubo que esperar mucho. El equipo rojillo cargaba sus acciones por su banda izquierda, por donde Álex García y Fran Carnicer primero, y luego Pedro y Álex García causaban estragos. Urko Vera tuvo un cabezazo franco que remató muy desviado cuando tenía todo a favor para el gol tras una buena acción del ex jugador del Guadalajara. En una nueva jugada por la banda izquierda que terminó en un centro al corazón del área, Ígor Martínez empaló una volea que parecía salir desviada hasta que por allí apareció Pedro.

El delantero andaluz remató de primeras con el interior de la pierna derecha e hizo el tanto del triunfo rojillo a bocajarro, en un remate muy complicado de detener para René. El Llagostera hizo ademán de ir a por el partido pero ya era tarde para la reacción. El Mirandés se refugió bien, cerró cualquier posibilidad de gol al conjunto catalán y suma tres puntos importantes que les permiten continuar la escalada que iniciaron a finales del mes de octubre y ahora les tiene cerca de los mejores de la liga.

Los de Carlos Terrazas se colocan séptimos, con 31 puntos, igualados en número de unidades con la Ponferradina, sexta clasificada de la Segunda División. Por su parte, el Llagostera, a pesar de la derrota, continúa a un punto del Barcelona B, que marca la frontera del descenso a Segunda División B con 20 puntos en los mismos partidos. Llegados al ecuador del campeonato, la situación catalana no es la mejor posible, pero la permanencia sigue al alcance de la mano.