"No solo de pan vive el hombre", dice la cita. Pues aplíquese igualmente al fútbol. El Mirandés llegaba a la séptima jornada con una apuesta clara y arriesgada por un estilo de juego alegre, abierto, vistoso, ofensivo y exigente a nivel físico. El derroche del equipo en cada partido estaba siendo incontestable, dejando un poso evidente de compromiso por parte de los jugadores. Pero solamente 6 puntos, dando muestras de una escasa contundencia en defensa e ineficacia en ataque. El triunfo ante el Girona ofreció por fin una de esas tardes en las que la afición sale de Anduva inmersa en un aura de idilio con su equipo. Un conjunto sólido, vertical, rápido e intenso durante los 90 minutos.

De inicio ya ha dejado de ser noticia la suplencia de Fran Carnicer, aunque se trate de un tema que da mucho que hablar en la grada. La mayor noticia fue la presencia en el once de Ion Vélez como delantero centro. Sus buenos minutos en Tenerife, mostrándose incisivo en busca de un gol que no llegó, labraron su oportunidad.

Poco duró la fase de tanteo, concretamente 10 minutos. El Mirandés salió mentalizado de que la primera victoria en Anduva pasaba por llevar la iniciativa desde el principio y así fue. Tras 5 llegadas rojillas en los primeros 20 minutos se abrió un período en el que el Girona trató de realizar un planteamiento similar al que desarrollaron Tenerife y Lugo jornadas atrás, con continuos cambios de orientación. Pero este plan fue abortado pronto, ya que Galán y Kijera se mostraron solventes atrás y, sobre todo, por el extraordinario despliegue del eje formado por Carlos Moreno, Rúper y Dani Provencio. Arriba, Lago Júnior se convertía en un estilete por la banda derecha, poniendo en muchos problemas a la zaga visitante. La primera parte terminaba con la sensación de que el Mirandés merecía el gol, pero nuevamente la falta de puntería dejaba todo en el aire de cara a la reanudación.

Tras el descanso, la buena llegada de Mata en el primer minuto resultaba ser solo un espejismo, ya que el Mirandés se hizo rápidamente otra vez con el control del juego. Ion Vélez, Álex García y Salinas dispusieron de hasta 5 ocasiones de gol en un tramo de solo 10 minutos, pero el 0-0 seguía en el marcador mientras por la grada de Anduva se extendía una cierta sensación de angustia ante un posible gol del Girona. La entrada de Felipe Sanchón alimentó sin duda este temor y cambió durante una fase el devenir del encuentro. El primer balón que tocó fue un disparo lejano que Raúl envió a córner y posteriormente propició 2 llegadas de Aday. En medio de todo esto, la afición rojilla protestó de forma ostensible y evidente el primer cambio de Carlos Terrazas, que dio entrada a Abdón Prats por Lago Júnior.

Pero el equipo de Machín no tenía el día y fue incapaz de sacar rédito de la situación. El Mirandés recuperó la iniciativa y las llegadas se sucedían. Solamente un balón muerto dentro del área rojilla que Jairo envió alto pudo cambiar el signo del partido, pero justo un minuto después (79) llegó el gol decisivo. Córner lanzado magistralmente desde la parte izquierda por Abdón Prats y cabezazo inapelable del central Álex Ortiz. Con todo a favor, los locales fueron inteligentes en la gestión de los últimos minutos para certificar el triunfo.

Fueron tres puntos y algo más, fue el partido que todos necesitaban. El entrenador encontró un equipo solidario en el esfuerzo y sin fisuras, el equipo encontró a una afición entregada a su causa y la afición encontró a ese Mirandés que contagia por la intensidad que acostumbra a imprimir a los partidos. Con esta victoria, la primera en Anduva esta temporada, el Mirandés suma 9 puntos, 1 más que en los mismos partidos ante los mismos rivales (en casa y fuera) el pasado curso. El siguiente reto será el próximo sábado ante el Elche (Estadio Martínez Valero, sábado 10 octubre, 18h.)