La medular cordobesista, a diferencia del ejercicio anterior, posee más calidad. La llegada de Luso o Pelayo, así como la irrupción de Rafa Gálvez, el resurgimiento de Abel y la siempre determinante clase de Caballero ofrecen al equipo un sinfín de variantes.

No obstante, el ovetense por lesión o por decisión técnica no había sido de la partida. Muchas eran las voces críticas hacia su persona, pero la clase futbolística se asemeja con el aprendizaje de montar en bicicleta. La hora de los valientes ha llegado y Pelayo ha sabido aprovecharla.

Sin disputar un partido completo desde mayo, el centrocampista concluyó el encuentro exhausto, como así confirmó en el día de hoy, aunque “recuperado al 100 %”. “Tenía ganas de aportar más al grupo”, reconoció con una sonrisa de oreja a oreja.

Optismista

La confianza en uno mismo es crucial en momentos de adversidad y para un joven deportista más si cabe. “Todos pasamos por momentos más complicados y aunque pueda decaer el ánimo por no jugar, lo importante es darse cuenta de que lo que hay que hacer es entrenar y lo demás te resta”, expresó con rotundidad el futbolista blanquiverde.

Pelayo no duda de sus posibilidades para repetir en el once el próximo fin de semana ante el Sporting de Gijón. Sin embargo, “es el entrenador el que lo tiene que decir”, confesó como buen alumno con la lección aprendida.

Un rival que, por cuestiones obvias, será especial para Pelayo, pero no por ello tendrá más alicientes que cualquier otro. Los rojiblancos, candidatos al ascenso y con Alberto García y López Garai de vuelta, presentarán un equipo preparado para la batalla, pues “no podemos fiarnos de los resultados, ya que han merecido mejor suerte de la que plasma el marcador final”, aseveró el “24” cordobesista.