La superioridad del Albacete al Girona fue impresionante y por nada del mundo se esperaba esta actuación en la víspera del partido. El duelo de ayer por la tarde confirma que los de Pablo Machín tienen que volver a dar la intensidad de aquel Girona de inicios de temporada. Los manchegos impusieron su juego y la superioridad en el césped de Montilivi fue aplastante. Cuando el Girona puso el casi 100% de efectividad en las estadísticas marcando dos goles –el primero de Lejeune y el último, un disparo espectacular de Richy–, no supieron aguantar la presión de los visitantes.

Los catalanes, no supieron tratar un partido que, de entrada, era de los de transición, y la oportunidad de sumar los tres puntos para engancharse en la clasificación. Cuando el Girona se encontraba en el peor momento consiguió marcar por partida doble. Dejando así la tranquilidad en el minuto 71 de partido. Aunque el aficionado se veía con los tres puntos en el bote, los de Pablo Machín empatarían al cabo de ocho minutos. El tiempo justo para que Keko –minuto 74– y Pulido –minuto 82– para igualar el partido.

El Girona, suma un punto, y deja ya al líder a cuatro de diferencia. Los gerundenses necesitan mejorar ya si no quiere perder la oportunidad que ha buscado desde que empezó a subir en la clasificación. Un partido como el de ayer no es digno para los elegidos, y la falta de intensidad da la imagen, de un equipo perdedor

El gol salvador de Lejeune 

El Girona tenía la oportunidad de ser el de antes, y olvidar los partidos ante Numancia y Ponferradina. El Alba se encuentra en un momento muy dulce de esta temporada, y lo demostró desde que tocaron el esférico. Los manchegos, pusieron las ganas, el toque y las ocasiones, ​​dejando muy mal así, a los hombres de Pablo Machín que se dejaron el físico, intentando tocar bola. La escuadra de la portería de Isaac Becerra salvó el primer gol, cuando Portu, solo empezar –minuto cinco de partido-, puso un remate impresionante, que todo Montilivi vio dentro de la red. El propio cancerbero –minutos 21 y 30– del cuadro gerundense sacó dos manos salvadoras para dejar invicta su portería.

Por el contrario, en la portería manchega, ningún tipo de alerta. En cambio hizo mucho daño por el lado derecho, en el que Antoñito, Portu y Keko, dejaron muy mal a Lejeune y a Coris. Los arietes rojiblancos –Christian y Sandaza–, solo veían balones altos, que nadie podía aprovechar. El Albacete, dejó loco al equipo de moda. Incluso Granell, se jugó la roja tras volverse de mala manera con Rubén Cruz, que previamente le había hecho falta.

Aunque parecía que el partido era del Alba, Lejeune hizo el 1-0, el gol salvador, que maquillaba la imagen de los jugadores del Girona. El francés, providencial, supo estar fuera de lugar en el momento oportuno y remató un disparo genial, en una acción en la que intervinieron Sandaza y Christian

Tocado y hundido

Segunda parte, y sin ningún cambio. ¿La diferencia? El dibujo en el césped de Montilivi. Del 5-3-2 al 5-4-1, un cambio necesario para corregir los errores que tanto daño hacían por la banda izquierda. Aunque se quería mejorar, el Albacete continuó siendo el de la primera mitad, controlando el tempo y con poco margen de error. Los manchegos estaban pletóricos, y no tenían miedo de ir por detrás en el marcador. 

Después de varios partidos sin la perla rojiblanca, apreció de nuevo Felipe, para intentar crear buen juego y seguir manteniendo la victoria. Más tarde Jaime Mata, que últimamente parece que ha perdido el hambre y el instinto del killer. El segundo del Girona llegó en un disparo imparable del zaguero Richy, desde casi medio campo, después de que Àlex Granell amenazara de colgar una falta y cediera el balón en corto al central.

No era el partido ideal de los de Pablo Machín, pero los mejores también saben ganar, en los partidos que más mala imagen dan. Por otro lado pero, el Albacete no lo dejó de intentar. El 2-1 nació en una ley de la ventaja a favor del Girona que acabó con el gol, para el equipo manchego. Eso sí, la definición de Keko fue impecable, y un premio muy merecido para el ex gerundense.  El empate llegó de un córner que el Girona no supo defender debidamente. Ante este gran fallo, Pulido –que acabó lesionado–, marcó de cabeza, el gol que se merecían los visitantes. El estadio gerundense se quedó en silencio después del tanto. Nadie se lo esperaba después de haber marcado dos goles a favor. Era la hora de la calidad de Jandro, pero salió cuando casi no quedaba tiempo para nada. El Albacete, seguía jugando a su manera, mientras que el Girona aguantaba como podía, el gran estado de forma de los manchegos, que tuvieron la última en un tiro de falta.

El Girona tiene que ganar, sí o sí, el domingo que viene, en el derbi catalán, frente al Sabadell. El encuentro, en Montilivi de nuevo, se lo disputaran dos equipos en horas bajas –uno en descenso y el otro con la necesidad de reengancharse al nivel de los mejores–. Emoción asegurada, en el estadio rojiblanco