A pesar de haber perdido 1-2 en el partido de la primera vuelta, las múltiples ocasiones que tuvo el Girona -penalti fallado de Felipe incluido- en aquel encuentro frente a Las Palmas hicieron que las sensaciones fueran de haber dejado escapar vivo a uno de los rivales directos en la categoría. Hoy, una vuelta después, los catalanes tendrán la oportunidad de resarcirse de aquel lejano tropiezo del mes de noviembre en el Estadio de Gran Canaria, aunque para ello deberá batir a un conjunto canario que, lejos de ser aquel equipo alegre y líder en buena parte de la temporada, vive inmerso en un bache que le ha llevado a ganar en un solo partido de los últimos siete.

Una visita en mal momento

Los canarios se encuentran ahora mismo en quinta posición -por la victoria del Valladolid por 2 a 1 al Mirandés- e intentarán recuperar de nuevo unas sensaciones perdidas desde hace varias jornadas. Los de Paco Herrera llegan en el peor momento de la temporada, ya que han sido derrotados recientemente por Betis, Numancia y Albacete, aunque entre tantas derrotas vencieron (4-2) a la Ponferradina, el único triunfo de los isleños en los últimos siete encuentros.

El equipo, que lleva varias jornadas con el déficit del gol -la victoria fue la excepción que confirma la regla-, también está fallando en defensa, donde seguía mostrando un buen nivel. Buena muestra de ello es que, en los últimos seis partidos, el cuadro canario ha encajado 12 goles. La semana pasada, frente al Albacete (1-0), se le achacó a los jugadores insulares falta de ambición, dado que no salieron desde el principio a ganar el partido y un despiste defensivo permitió que los manchegos se llevaran el partido.

Esta espiral de juego y resultados choca con la tendencia de los catalanes, que parecen haber vuelto a la senda del buen juego que perdieron en los meses de febrero y marzo. Las victorias consecutivas ante Mirandés (0-1) y Valladolid (2-1) han catapultado de nuevo a los de Machín hacia el ascenso directo, colocándose a sólo tres puntos del Betis, líder en solitario. El triunfo ante el cuadro pucelano hizo creer a más de un aficionado de que el ascenso, sin pasar por los 'playoff', es posible y no una quimera.

El Girona, casi en cuadro

Mientras que Las Palmas no tiene ninguna baja por lesión por primera vez en la temporada -Nauzet vuelve de sanción y se quedan fuera, por decisión técnica, Dani Castellano, Héctor, Tana y Asdrúbal-, los de Machín han viajado bastante mermados. Si bien es cierto que el técnico de Gómara podrá alinear a -casi- todo su once de gala, ha tenido que tirar de dos jugadores del filial para completar la convocatoria. Marc Rovirola, que ya debutó contra el Valladolid, y Adrián Hernández, que ya había entrado hace dos semanas para enfrentarse al Mirandés, fueron las grandes sorpresas para viajar a Canarias.

Y es que Machín no podrá contar con los defensas David Garcia y David Juncà, los centrocampistas Pablo Íñiguez y Cristian Gómez, ni con los delanteros Gerard Bordas y Christian Alfonso, todos ellos por lesión. Además, tendrá la sensible baja por sanción de Florian Lejeune, un lugar que ocupará Carles Mas en el eje de la defensa, según confirmó el técnico soriano, que sin embargo quiso ser optimista con la situación: "Confiamos todavía en recuperar algunos jugadores. Los que salgan al ampo serán los que estén mejor y los que nos permitirán competir en el partido. El panorama sería peor si nos hubiéramos encontrado así la temporada pasada, cuando estábamos a varios puntos de la salvación", dijo un Machín que dio otro voto de confianza a su plantilla. "Ahora somos segundos, luchando para mantener esta posición. Si estos futbolistas han demostrado que son capaces de sobreponerse a las adversidades, estoy seguro que lo volverán a hacer", apuntó.

Ortuño, querido rival

Uno de los argumentos que tendrá el cuadro canario será la del delantero Alfredo Ortuño. El murciano llegó en el mercado de invierno cedido por el Granada para encontrar unos minutos que no llegaban en Primera División. Paco Herrera lo ha alineado en los tres últimos partidos para jugar junto a Araujo y quitarle así algo de presión al argentino. Las sensaciones, con los dos arietes arriba, han sido algo mejores que en partidos en que sólo jugaba uno de los dos. Por el momento, Ortuño lleva un gol, el que convirtió en la victoria frente a la Ponferradina (4-2).

Además de esto, hablar de Ortuño es referirse a la salvación milagrosa del Girona de la temporada pasada. Es innegable que la permanencia pasó por las manos de Becerra en muchos de los partidos de la campaña, pero la llegada de Machín y la irrupción de un desconocido Ortuño, procedente de La Hoya Lorca (el Granada lo fichó en el mercado invernal y lo cedió al conjunto catalán), permitieron que el Girona mantuviera la categoría. Con su entrega, buen fútbol y los nueve goles que marcó con la elástica rojiblanca, se ganó el cariño de la afición y también de Machín.

"Tengo ganas de verle y abrazarle", valoró Machín, que agradeció su paso por el club gerundense. "Quiero darle las gracias por el gran trabajo que, juntamente con el resto de la plantilla, hizo para que hoy tengamos la posibilidad y la ilusión de luchar por lo que estamos luchando. Fue un jugador fundamental para que el Girona mantuviera la categoría", explicó Machín, que no escondió que le hubiera gustado seguir disfrutando de Ortuño. "Claro que me hubiera gustado. Pero creo que su lugar, por la campaña que hizo con nosotros, por su edad y potencial, era la Primera División. No podía desaprovechar esta posibilidad", admitió.

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