Angustia, nervios, agonía… estos eran los síntomas que podíamos ver a un Girona que venía de rozar el olimpo de Primera División. Después de quedarse a las puertas del ascenso a la Categoría de Oro, el conjunto de Montilivi empezó la campaña 2015/16, de nuevo en Segunda A, con unos resultados fatídicos. La desconexión y la desconcentración en el campo hicieron que cayesen derrotados en dos partidos de Liga, y ser eliminados de la Copa del Rey. El último partido –el de la semana pasada en el estadio gerundense– no se pudo ver ni una chispa de sed de victoria, el hambre de gol quedo en nada, con lo que sumaron un punto frente un recién ascendido Huesca.

Tras varias semanas en estado de alerta se ha podido conseguir una victoria que seguro que será una enorme dosis de confianza para los jugadores del cuadro blanc-i-vermell. En un partido fatídico, el Girona ha podido arrebatarle los tres puntos a un Oviedo muy sólido y fuerte que buscaba sí o sí vencer a su rival en casa. Con una intensidad descomunal, el duelo se ha presentado como de auténtica muerte súbita, no valía nada más que la victoria. Un gol de penalti de Àlex Granell y una rematada a placer de Jaime Mata, fueron los tantos que desbancaron al conjunto asturiano que ha luchado hasta el final para poder conseguir los tres puntos.

Un partido de altas temperaturas

Los jugadores de ambos equipos saltaban al campo con solo un objetivo en mente, la victoria. Derrotar al rival debía ser la única forma de la que se podía salir del estadio, y así fue. La dureza del juego se pudo notar desde el pitido inicial del colegiado. En tan solo cuatro minutos de partido se pudo haber un posible penalti sobre Mata cuando encaraba a portería y el zaguero rival con la cabeza lo derribó. En el siete Borja Valle en un balón aéreo pudo marcar el primero. Dos minutos después llegó la primera falta del encuentro, donde Susaeta con un gran disparo pudo agujerar la portería gerundense, pero su cancerbero, Isaac Becerra evito duna forma impecable que los locales se avanzaran en el marcador.

Las idas y venias eran constantes y parecía que ninguno de los dos, pese a tener ocasiones impresionantes, conseguiría marcar. No fue hasta casi rozar la media hora de juego, que Borja Valle, pondría el 1 a 0 en la cuenta del duelo. En un córner transformado de la mejor forma posible, con un remate espectacular, el jugador del cuadro asturiano daría la victoria momentánea a su equipo. Pese haber anotado el gol, tuvo que ser substituido por una lesión en la rodilla después de una jugada frenética.

El Girona no podía desfallecer y quedarse contemplando como se les podía escapar de nuevo otros tres puntos que eran ansiados. Los catalanes seguían asomándose al área rival. Primero avisó Jairo, tras una gran jugada por banda derecha y posteriormente fue Mata ya dentro del área dispuesto a disparar fue derribado de forma clamorosa por Susaeta. El colegiado no lo dudó y señalaba el punto de la pena máxima. Granell materializaba la pena máxima con un disparo ajustado a la base del palo derecho ante el que nada pudo hacer Esteban, y hacía justicia en el marcador antes que terminara la primera mitad. 

Una gran fortaleza da la victoria al Girona

El Real Oviedo se iba al vestuario con sabor agridulce, el empate al límite del descanso no les sentó nada bien, así que saltaron de nuevo al césped a crear peligro y demostrar que podían ganar el duelo. Movían y tocaban el balón con mucho criterio y su presencia en el área gerundense era abundante. Los locales lo intentaban con más corazón que cabeza e intentaban llegar minuto a minuto a zona de peligro, pero cuando quizás más cómodos se sentían sobre el terreno de juego, llegó el desempate de los hombres de Pablo Machín. Una impresionante cabalgada de Javi Álamo por la banda derecha acababa en un centro raso al segundo palo, donde Mata, omnipresente, empujaba el balón dentro del arco. El cuadro de Montilivi, después de cinco partidos, conseguía remontar un partido.

El segundo gol del conjunto blanc-i-vermell fue la perdición para la escuadra local. A pesar de jugar con un hombre más los últimos veinte minutos, después de la expulsión de Rubén Alcaraz por doble amarilla, los asturianos se dedicaban a crear, poseer el balón y terminar las jugadas en centros al área rival que no tenían ningún tipo de resultado porque los delanteros no conseguían rematar y encarar a la portería del arquero catalán Isaac Becerra.

Pasados los minutos y con la necesidad de empatar, el Girona encontraba espacios en el contragolpe y pudo sentenciar el enfrentamiento. Sebas Coris tuvo dos clarísimas ocasiones pero en el mano a mano demostró no ser un auténtico “killer” y sus disparos fueron desviados por la zaga rival. También pudieron empatar los locales en el descuento, pero la volea de Edu Bedia se estrellaba en el poste.

Los gironins por fin frenan su mala racha y se sitúan en la zona medio alta junto al Oviedo, tras sumar su segunda victoria liguera, ambas lejos de Montilivi. La setmana que viene se verá las caras con el Llagostera en casa, un derbi donde ambos equipos solo querrán ganar.