Tal y como dijo Machín y repitieron varios de los futbolistas que pasaron por zona mixta, hay empates que saben a derrota y otros tienen el regusto de victoria. El conseguido ante el Nàstic de Tarragona tiene un sabor muy dulce, casi como una victoria. Por cómo se produjo, por las circunstancias adversas, por el gran ambiente en la grada... E incluso había algunos de los protagonistas que se marchaban pensando que se podía haber ganado.

Así es. Es tal la ambición de los jugadores del Girona y de todo el cuerpo técnico, que aun habiendo rescatado un empate de gran valor, piensan que el premio podría haber sido más gordo. A pesar de todo, hay que tener en cuenta que el empate fue muy meritorio y merecido, especialmente viendo cómo se le puso el partido a los locales, con la expulsión de Lekic en el minuto 20 y el gol de Naranjo en el 29'.

Condiciones adversas desde el principio

Se citaban en Montilivi dos equipos con dinámicas muy positivas, encadenando varios partidos sin conocer la derrota, con un estadio medio lleno, con la gente animada y 600 aficionados del conjunto grana. El derbi catalán tenía todos los ingredientes necesarios para que se viviera una preciosa tarde de fútbol. Empezó el partido con muchísima intensidad, como requería la cita, sin control en la posesión de balón y con varias faltas que el árbitro Jorge Figueroa Vázquez no cobró.

El Girona intentaba acercarse poco a poco al área de Reina, sin peligro concreto. En una acción ofensiva, Lekic cayó dentro del área, pero el árbitro consideró que se había lanzado descaradamente. El delantero serbio, que acababa de ver una tarjeta amarilla cuatro minutos antes, vio la segunda amonestación y se fue a las duchas antes de tiempo. Mucho antes (20'). El partido se le ponía de cara a los de Vicente Moreno, y todavía faltaba lo mejor para los tarraconenses: el gol. 

En la primera aproximación a los dominios de Becerra -cierto es que el Girona tampoco inquietó ni exigió a Reina-, Naranjo aprovechó una rápida transición de Aburjania para plantarse ante el meta badalonés y superarlo por bajo (0-1, min. 29). El palo fue, si cabe, más doloroso para los intereses del club de Montilivi. Las adversidades, sin embargo, espolearon a los de Machín, que casi consecutivamente tuvieron dos peligrosas aproximaciones que llegaron de las botas de Aday.

Primero el vallesano aprovechó un error en la entrega de Reina para ceder el balón a Mata, que remató de cara a gol pero Pablo Marí taponó perfectamente para evitar el empate (35'). Igualmente el central valenciano se interpuso al disparo del propio Aday para mandar a córner (39'). El Nàstic se fue al descanso con el marcador favorable, pero consciente que tenía que rematar la faena si no quería sufrir en la segunda mitad.

La insistencia da sus frutos

Tras la reanudación, Becerra evitó la puntilla del conjunto grana. Achille Emaná, sin duda el mejor de los suyos, se plantó con una tremenda zancada al área local y sólo el pie del guardameta gerundense evitó el segundo y, seguramente, la sentencia (47'). Machín tuvo que dar entrada a Javi Álamo por un lesionado Aday, mientras que en el bando visitante Moreno daba entrada a Stéphane Emaná, para intentar culminar el partido a la contra.

Parecía que poco a poco el Girona se adueñaba del encuentro y un disparo de Lejeune desde 60 metros, que se estrelló en el travesaño, despertaba definitivamente al conjunto de Montilivi (69'). Machín confió en el recién incorporado a la plantilla gerundense Cristian Herrera. El canario ya puso a prueba a Reina en el primer balón que tocó, aunque el premio a la insistencia lo conseguiría Mata. El madrileño cuajó un excelente partido y provocó un claro penalti, cometido por Bouzón. El delantero decidió lanzar la pena máxima y transformó el empate (1-1, min. 78).

Los últimos minutos, a pesar que a priori podían ser de gestión del resultado, se conviertieron en una locura. Stéphane Emaná pudo haber anotado el segundo para los granas, mientras que Cristian Herrera tuvo en sus botas la culminación de la remontada, pero la zaga tarraconense le incomodó para marcar a placer (min. 91). Todo ello con el debut de otro fichaje invernal, Pablo Maffeo, que dispuso de diez minutos sobre el césped. Al final, reparto de puntos en el intenso derbi catalán. El Girona no ganó, pero mostró una garra espectacular. Montilivi vuelve a ser mágico.