El fútbol es un estado de ánimo, una cuestión de sube y baja. Tan pronto ganas, como en poco menos de dos semanas tu suerte cambia y te vas a pique. Y a la inversa. No hay ciencia exacta, pero el mundo del balonmpié es muy asiduo a explicarse con números y tendencias. Matemática y psicología se unen para dar razonamientos sensatos a algo que muchas veces parece no tener lógica.

El Hércules es un perfecto ejemplo de esto. Si hace unos meses el chiringuito estaba rozando el abismo, hoy las nubes se vuelven claros. Tan claro como que con la victoria en Huelva, los hombres de Quique han conseguido anotarse su décima jornada sin perder y además han dejado casi asegurada una permanencia que la próxima jornada pueden sentenciar ante un rival diecto como el Mirandés.  

Equilibrio y el niño de oro

No resultó extraño que a los primeros diez minutos del choque llegara el gol de Eldin. La jugada puede resultar un despiste, pero es algo más que eso. Es un trabajo en equipo. Presión de Portillo, la zaga local pierde la bola, el madrileño la recupera y se la cede a Edu Bedia quien cierrra el triangulo para que Eldin la enchufe y haga el primero de la noche. De nuevo gol para el canterano que parece tocado con una varita mágica desde que debutara ante el Sabadell.

Con el gol de Eldin el Hércules se relajó y cedió el control del esférico al Recreativo. El conjunto onubense ensanchó el campo por mediación de Dimas, quien trajo de cabeza a Peña en un par de ocasiones. Pero las embestidas del Recreativo no llevaban excesivo peligro para la portería defendida por Ismael Falcón. 

Entre medias de este quiero y no puedo onubense, el Hércules daba sensación de pegarle un nuevo bocado al partido. Primero Pamarot, quien no logró conectar un centro de Bedia. Y minutos después, Portillo. El de Aranjuez no midió bien el fuera de juego y desperdició un remate que bien podría haber significado el segundo de los alicantinos.

Falcón tiene estrella

La segunda parte empezó muy similar a la primera. El Recreativo dominaba pero lo hacía sin serio peligro. Las ocasiones eran para el Hércules, que a través de Edu Bedia le ponía sal al encuentro. Y de nuevo, y como sucediera también en el primer periodo, los alicantinos fueron entregando poco a poco la cuchara del partido. Aunque lejos de llevar consistencia, la cuchara lo que estaba era vacía. Jesús Rubio puso en aprietos a la zaga herculana, pero se quedó sin el premio gordo gracias al acierto de Falcón. Siempre Falcón.

El Hércules se guardaba y achicaba atrás como gato panza arriba. Quique trató de cerrar el problema sacando a Nacho González y a Toti, pero los cambios tampoco surtieron efecto. Es más, el Hércules seguía sufriendo cada vez más y sólo podía salir a la contra. En una de esas acciones, los blanquiazules se plantaron con Portillo y Sardinero para meterle la puntilla al partido, pero ni uno ni otro, en el colmo de la mala suerte, acertaron a conectar el balón.

El partido entró en unos minutos de desconcierto, de toma y daca. Y en esas el Recreativo tuvo el empate. Hasta que Falcón volvió a hacer de las suyas. El cancerbero hizo la parada de la noche y puede que también de la temporada al despejar un tiro, caer, levantarse y volver a despejar un balón loco que finalmente se alejó de las mallas blanquiazules. El turno final de réplica fue para el Hércules, que esta vez sí cerraría con Sardinero una contra que supuso romper una racha de más de 25 años sin ganar en Huelva y que puede significar la salvación casi definitiva del conjunto herculano.  

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Sobre el autor
Alejandro Javaloy
Me considero un periodista de raza. No me callo nada. Soy muy curioso y muy crítico con lo que no me gusta y, por qué no, también con lo que me gusta. Me apasiona el deporte, pero también soy un fanático del cine. ¿Mi droga preferida? Viajar. Podría estar viajando toda mi vida...