Quique Hernández podría gastar su última bala este sábado ante el Girona. Allí se jugará el puesto, en lo que podría ser su último partido como entrenador herculano y, tal vez, pasar a los despachos, como quiere Enrique Ortiz. El máximo accionista del Hércules y Valentín Botella, vicepresidente de la entidad alicantina, han mantenido esta mañana una reunión antes de la sesión de entrenamiento celebrada en el Rico Pérez. Tras la charla, Quique ha dirigido la sesión para preparar el trascendental choque en Montilivi.

La actual racha del Hércules, con ocho partidos sin conocer la victoria, es la peor desde la temporada 2005-2006 en la que los alicantinos regresaban a Segunda División de la mano de Mandiá y en la que llegó a estar diez partidos sin vencer. El pobre bagaje de victorias, la escasez de goles y la excesiva benevolencia defensiva han lastrado a una plantilla creada y moldeada para cotas más altas.

Quique Hernández no ha repetido equipo titular en las once jornadas disputadas de campeonato liguero y ha variado el sistema en otros tantos encuentros. Jugadores como Eldin o Escassi han pasado por diversas parcelas del campo. El bosnio ha alternado la mediapunta con las bandas, y el malagueño ha jugado de central, centrocampista defensivo e incluso ha probado en la mediapunta. Además, Javi Hervás y Héctor, llamados a marcar diferencias en la cateogría, están contando con escaso protagonismo para Quique. Ambos alternan partidos con grandes actuaciones con encuentros en que no disputan ni un sólo minuto. Quique podría vivir sus últimas horas como inquilino en el banquillo alicantino, a no ser que una victoria en Girona, acompañada de una nueva imagen de mejoría, puedan mantenerle en el cargo.