La defensa del Hércules, como todo el equipo, había dado síntomas de mejoría (en los últimos cinco partidos, recibió cuatro goles) pero la goleada sufrida en Córdoba evidenció el problema de actitud de una línea en la que solo cumplió Escassi, un jugador que se formó como mediocentro. Pamarot decepcionó a unos aficionados que están acostumbrados a que sea un muro para los delanteros rivales. Los laterales, Peña y Juanma, se vieron superados por dos extremos punzantes, Pacheco y López Silva.

Sin embargo, dejando a un lado las actuaciones individuales y observando los números, el Hércules es el equipo, por detrás del Mallorca, que peor defiende. Quique, que encontró cierta estabilidad con Escassi y Pamarot en el centro de la zaga, no tiene recambios u opciones para cambiar la defensa. A una plantilla corta se le ha unido la baja momentánea del otro central nato, junto con Noe, del que dispone: Borja Gómez.

De este modo, el entrenador valenciano debe corregir esos fallos defensivos para que se consoliden las buenas sensaciones del equipo en cuanto a juego ofensivo. El año pasado, el equipo comenzó a fraguar la salvación cuando se mejoró la zaga. Pero a aquella línea se añadieron, en el mercado de invierno, jugadores como Pamarot y Cortés, que aportaron su experiencia. En enero, las oficinas del equipo blanquiazul tienen trabajo.

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