Se iniciaba en Soria la segunda vuelta para Numancia y Lugo en lo que sería una tarde fría de fútbol. Se encontraban dos equipos que a primera vista estaban muy separados en la clasificación, pero que tras observar sus números se podía ver que tan solo cuatro puntos les distanciaban. Aun con esta mínima diferencia, los objetivos de ambos eran dispares. Mientras que los locales buscaban mantenerse enganchados a los puestos nobles de la tabla, los gallegos necesitaban sumar algún punto para subir la tabla huyendo de los puestos de descenso.

El Numancia llegaba al choque tras haber sacado una importante victoria la semana pasada en un campo muy complicado como es Ipurúa. Anquela no podría contar con el capitán del equipo, Javier Del Pino, que sufría en el citado partido de Eibar una rotura del ligamento cruzado de su rodilla y estará entre cinco y seis meses de baja. Los rojillos sabían de la importancia de conseguir en casa la primera victoria de 2014 para seguir peleando de tú a tú con los equipos de arriba.

Por contra, los gallegos llegaban a Soria tras siete partidos consecutivos sin conocer la victoria y en una posición muy próxima a los puestos de descenso, habiendo sumado un total de 27 puntos hasta la fecha. Quique Setién no podría contar para este encuentro con Fran Sandaza ni con Iván Pérez, pero recuperaba a Rafa y De Coz. El Lugo tenía la imperiosa necesidad de rascar algún punto en Soria para mirar con más distancia hacia los últimos puestos de la liga de plata española.

Partido con distintos objetivos

Arrancaba el partido con un Numancia nervioso y poco preciso, mientras el Lugo aguantaba bien plantado en el centro del campo pero sin crear mayores problemas a la zaga soriana. En los primeros 20 minutos de partido no se podría disfrutar de buen fútbol ni control absoluto de balón por ninguno de los dos equipos. Sería a partir de la primera mitad del primer tiempo cuando el conjunto soriano empezaría a controlar el encuentro.

La primera para el Numancia llegaría en un disparo de Julio Álvarez que rechazó con maestría Dani Mallo. La última ocasión de la primera parte para desnivelar el marcador la tuvo en sus botas Víctor Andrés en el minuto 36. El jugador rojillo robó un balón en las inmediaciones del área y se plantó solo ante el guardameta visitante, que volvió a salvar a su equipo. Se llegaba así al final de la primera parte.

Control local con pocas ocasiones

Setién daba entrada a Ernesto por Rafa García en el descanso buscando algo más de mordiente de mitad para arriba. Se iniciaba así la segunda parte, en la que el Numancia salió en tromba para intentar derribar la defensa lucense. En el minuto 46 llegaría la primera jugada polémica en la que los locales reclamaron un posible penalti. Pero sería dos minutos después cuando la afición y el equipo rojillo se quedarían anonadados. En el 49 El colegiado señalaría sin ningún tipo de dudas penalti y expulsión tras evitar Vincenzo Rellena un gol con la mano. Cuando parecía que todo se ponía a favor para el Numancia, el linea que se encontraba en el centro del campo aseguraba al colegiado que la mano había sido inexistente, y Figueroa Vázquez anulaba sus decisiones anteriores y decretaba bote neutral.

Para más inri, con un ambiente realmente caldeado en Los Pajaritos, la iluminación del estadio no funcionaba y el partido se suspendía durante unos 45 minutos.

Partido suspendido y ambiente caldeado

Tras la reanudación, el Numancia estaba impreciso y nervioso. Según avanzaba el cronómetro, los locales perdían el control y el Lugo se sentía más cómodo saliendo a la contra. Los cambios de Anquela no eran todo lo efectivos que se podía esperar, y los gallegos comenzaban a frecuentar el área rival. Los rojillos lo seguían intentando, con más corazón que fútbol, hasta que en el minuto 90 una buena jugada del Lugo era culminada por Rennella quien ponía la puntilla a un Numancia que se fue diluyendo en la segunda parte.

Se llegaba así al final de un encuentro atípico en el que el Lugo tuvo la suerte y la efectividad suficiente para llevarse los tres puntos.