Ya lo indicó Pablo Infante tras su gol a pase de Acorán al señalarlo. "Hoy es tu día" parecia indicar a la vez que le apuntaba con el dedo. Y la premonición del burgalés, que además desapareció del césped a los treinta minutos por una lesión aparentemente muscular, se cumplió. Acorán Barrera caracoleo, dribló, bailó y regateó a la defensa del Sabadell tantas veces como quiso hacerlo. Y eso, mezclado en un cóctel con la inofensividad propia de un felino dormido que mostró el Sabadell, dieron como resultado una goleada que pudo ser más abultada.

El balón, pese a que en la primera posición acabó en las manos de Kepa tras un tiro de Gato, no se separó del pie de los jugadores locales hasta el descanso. Ese intento del '10' arlequinado fue lo único destacado en ataque del Sabadell, y fue a los 22 segundos...El resto del tiempo se dedicó a intentar robar y buscar en balones largos y prácticamente imposibles a su delantero Anibal, que era una isla rodeado del mar formado por Alan, Gaztañaga y Andy, cuando iba a la ayuda.

Con un poco de paciencia, las jugadas hiladas iban encontrando un final y, antes del gol de Pablo Infante, el propio veterano ya tuvo una clara oportunidad con un disparo que Nauzet desvió al larguero. Dribló a Martí Crespí con un quiebro, se acomodo y disparó para que el guardamete sacase una bonita y efectiva mano.

Jugada de tiralíneas

Escorado a la banda izquierda Rueda decidió cambiar el juego de banda. Ejecutó una patada cual swing de golf que superó por poco la estirada de Clerc y aterrizó a los pies de Acorán, cuyo control, exquisito, le plantó en el área. Nada egoísta, ni miró a portería y encontró a Pablo Infante llegando al punto de penalti para empujarla entre los defensas.

Aunque parezca raro, el partido no varió ni un ápice los minutos siguientes. De los visto antes del tanto a los que se veia después tan solo se había modificado el número del marcador. El dominio seguía siendo berciano y pese que Pablo Infante se fue lesionado, la entrada de Tete mantuvo la tensión del burgalés y propició que no se resintiese el ataque local.

Pudo incrementar la renta la Ponferradina antes del descanso aunque Acorán, que ya había cogido los galones que le otorgó Pablo Infante no estaba preciso en el remate (hasta ese momento).

Sentencia cortando el vuelo al Sabadell

En la segunda parte la tónica comenzó siendo la misma, con un equipo local dominando el juego y el Sabadell replegado. Poco a poco, al ver que la Ponferradina perdía frescura en ataque, el cuadro dirigido por Mandiá se hizo con el balón, presionaba y recuperaba rápido para intentar atacar. Eso sí, sin pinchar en la porteria de Kepa. Algunos centros hacia Sotan Tanabe o Aníbal fue lo más ofensivo que consiguieron.

Parecía aturdida la Ponferradina y el revuelo de lo sucedido contra el Numancia ya hacía murmurar a los aficionados. Pero Acorán acabó con cualquier tipo de reacción. Camille sacó para el canario y éste encaró, combinó con Rubén Sobrino y recogió la devolución con un toque sutil para dejar atrás a Nauzet y hacer el segundo. Espectacular la verticalidad de Acorán.

Confirmación de la exhibición

Por si había dudas, el extremo de la Ponferradina siguió aportando velocidad al ataque y con el Sabadell ya con diez hombres por la doble cartulina amarilla vista por Crespí, volvió a dejar atrás a todos los rivales para ceder el esférico a Sobrino. El delantero, que entró por un Yuri ovacionado por El Toralin y un poco cabreado, se encargó de batir por bajo a Nauzet.

Esa jugada dejó ver las ganas de algunos jugadores como Tete, que tras un desmarque para recibir el pase de Acoran que nunca llegó, se desquicia de la ambición por anotar el primer gol de la temporada para él. Una exhibición de Acorán secundada por un centro del campo efectivo y brillante, una organización a la hora de presionar y defender el balón largo del club catalán perfecta y la efectividad frente a Nauzet.

La Deportiva recupera las sensaciones que había perdido como local en El Toralín y se asoma de nuevo a la sexta plaza que ocupa el Zaragoza. El Sabadell, por su parte, necesita mucho trabajo para salir de una situación delicada para la que Mandiá ha sido el elegido. Quedan jornadas, pero el tiempo se echa cada semana encima.

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