Las pesadillas volvieron a rondar El Toralín tras más de un mes en el que la Deportiva parecía haber espantado los fantasmas que le amenazaban con el descenso. La seguridad del estadio berciano, el clavo ardiendo al que se llevan agarrando, tanto los jugadores como la afición para evitar la quema de un  temido descenso, fue en el día de ayer un tornillo derretido que ahora mismo parece que está a punto de quebrarse. Después de tres partidos donde los bercianos sumaron sus tres partidos como triunfos en su feudo, y que parecía que encarrilaban la desastrosa situación de los tres meses anteriores, el partido de ayer rebobinó una película no tan lejana, que desde hace tiempo quita el sueño al blanquiazul más tranquilo.

Una Ponferradina desaparecida

La Ponferradina que apareció ayer sobre el verde del templo berciano dejó de ser el fuego que abrasaba a los rivales, para convertirse en vapor, y como si de lluvia de verano se tratase, se vio incapaz de apagar el fuego de un Almería que arrasó todo cuanto se puso frente a él, ante la pasividad de una Ponferradina que de nuevo ve el fuego ardiente el descenso otra vez calentándole la cara. La Deportiva repitió errores no tan lejanos, y tras media hora infausta, vio como el conjunto de Gorosito con dos zarpazos ponía tierra de por medio, una tierra que acabó siendo un mundo cuando el tercer gol, cercano al cuarto de hora del segundo tiempo, que daba por finalizado el choque y mandaba a la lona a un equipo que en ningún momento se vio capaz de sorprender al rival o ponerle en apuros. 

Duro golpe inicial

El Almería llegó a Ponferrada con la lección bien aprendida, y supo desde un primer momento cómo podía hacer daño a una Deportiva que sabía que una victoria ayer, contra un rival directo por la permanencia, y que hasta ayer ocupaba posiciones de descenso, significaría medio billete de permanencia en segunda división. Sin embargo, fueron los visitantes, el mismo equipo que llevaba más de 400 días sin ganar como visitante en la categoría de plata, los que dieron el primer zarpazo. Apenas habían transcurrido tres minutos, y Juan Ramírez, tras un centro desde la banda derecha que Pavón estrellaría contra Santamaría, iba a coger el rebote para marcar a placer el 0-1. La pasividad de Adán, titular de nuevo tras muchas jornadas sin aparecer en el campo, y la vuelta de Pavón, sustituido en el 48, fueron dos de los agujeros blanquiazules, pero no los únicos, en un partido para olvidar.

El Almería da el estocazo

La Ponferradina no supo asumir el golpe, y continuó grogui ante un Almería que tocaba con excesiva facilidad, y se plantaba ante Santamaría sin apenas problemas. La vuelta de Andy tras cinco meses, y el trivote propuesto por Fabri no sirvieron para sostener un centro del campo en el que el Almería fue dueño y señor durante prácticamente todo el encuentro. La defensa fue sin duda alguna el punto de negro del equipo en el día de ayer. La debilidad de Pavón y el agujero dejado por Adán en sus subidas se convirtieron en una autovía para los rápidos repliegues del Almería, que aprovechó el carril diestro para volcar todo el peligro por ahí, y fue justo esa banda por donde iban a venir dos de los tres goles.

El partido continuaría siendo un paseo para el conjunto de Gorosito, que a la media hora de partido, de nuevo por banda derecha, un centro de José Ángel iba a ser rematado por Quique González, que iba a colar el balón por el espacio dejado por Santamaría en el primer palo. El gol fue un duro y frio jarro de agua fría para un conjunto berciano que cada vez veía más difícil conseguir la victoria, ante un rival que sin hacer grandes alardes tenía un excesivo pero también justo botín. De ahí hasta el final de la primer parte los blanquiazules se iban a desperezar tímidamente, y fruto de esa pequeña reacción iba a llegar la ocasión más clara en este primer tiempo. Tras una buena jugada de Dima, Jebor, dentro del área iba a rematar, pero su balón iba a ser sacado sobre la línea por Ximo Navarro cuando el Toralín ya cantaba gol. Apenas unos minutos más tarde, Casado de libre directo iba a disparar raso, y su lanzamiento se iba a ir cerca del palo. Terminó así la primera parte.

Tímida reacción local

En la segunda mitad Fabri quitaría a Pavón y daría entrada a Caiado, más mordiente a un ataque que hasta ese momento no había aparecido sobre el césped. La reacción berciana empezó a carburar, aunque muy escasa y sin la fuerza necesaria para remontar un resultado tan desfavorable. El conjunto de Gorosito continuó con su misiva desde el principio, y esperó atrás dispuesto a dar una contra con la que poder finiquitar el partido. Y, fruto de una nueva pérdida de balón en el centro del campo, Iván Reyes iba a poner de nuevo un centro, que Quique González, totalmente solo, remataría a placer de nuevo en el primer palo. El 0-3 terminó por hundir las esperanzas bercianas, ante una afición que a pesar de llenar el estadio, veía impotente cómo su equipo iba a perder una oportunidad de oro para salvar la categoría. 

Gol insuficiente

Tras el gol, el conjunto almeriense se relajó y los blanquiazules estiraron líneas en busca de un gol que pusiera emoción y les pudiera meter en el partido, pero las ocasiones no llegaban y el tiempo corría en contra de un equipo espeso, que no supo o no encontró la fórmula, ante un Fabri desquiciado que veía una oportunidad de oro perdida. Tras una buena jugada de entre Djordjevic, Jebor y Caiado, el portugués estaría avispado para recoger un balón muerto en el área pequeña y marcar a placer el 1-3, cuando corría el minuto 81. A pesar que el equipo intentó un segundo gol que apretara las cosas y pusiera en aprietos al Almería, el gol no llegó y el partido finalizaría con una dolorosa y dura derrota, que asoma de nuevo a los bercianos a posiciones de descenso, y es que la 19º plaza, que ahora ocupa el Huesca con 36 puntos, está a tan solo dos de diferencia

Tras esta derrota, los bercianos ven cómo la posibilidad de cerrar a permanencia se aleja de nuevo, y el peligro vuelve a acechar a un equipo que ha perdido la magia de El Toralín, y que como visitante es incapaz de sumar algo positivo. Con todavía ocho jornadas por delante, el conjunto de Fabri deberá sumar al menos entre diez y doce puntos, si quiere verse en la categoría de plata la próxima temporada. Ahora mismo, las luces parecen esfumarse de Ponferrada, pero la Deportiva todavía tiene en su mano salvarse, siempre que recupere el fortín y sea capaz de sumar lejos de su feudo. Próxima jornada ante el peor rival posible, el Leganés y en Butarque, habrá que ver si el equipo es capaz de dar la cara ante uno de los mejores conjuntos de la categoría.