El Sporting de Sandoval no carbura. Tras una pretemporada con sensaciones pobres que parecían haber mejorado en los dos últimos encuentros, ante Celta y Valladolid, este domingo las dudas se han instalado por completo en la capital de la Costa Verde tras la dura derrota por 1-4 ante el Villarreal, en un encuentro dominado por los vistantes de principio a fin. Bien es cierto que los de Marcelino, un conjunto creado para sobrevivir sin problemas en la Liga BBVA, eran claros favoritos, pero el resultado radicó más en el escaso rendimiento de los locales que en una gran actuación del submarino amarillo.

Los minutos iniciales fueron tan esperanzadores como engañosos. Los rojiblancos, estrenando la nueva equipación, parecían llevar el peso del partido, acumulando gran parte de la posesión. Sin embargo, pronto empezaron a verse los problemas en la sala de máquinas. Con tres centrocampistas de más físico y entrega que toque y calidad las ideas apenas fluían, y el fútbol de los locales se atascaba en la zona vital para el deporte rey. De este modo el Villarreal, comandado por un Bruno inconmensurable, iba avanzando metros y empezando a llevar peligro, mientras que el Sporting solo encontraba alivio cuando lograba profundizar por las bandas, si bien en los metros finales ni Isma López ni Santi Jara estuvieron acertados.

Poco le duró la alegría inicial a la parroquia sportinguista, pues tras apenas cinco minutos el Villarreal ya se adelantaba en el marcador. Una jugada nacida en banda izquierda terminó con un centro raso al corazón del área, donde un amago permitió a Aquino hacer el primer gol de la tarde a placer en el segundo palo. A partir de ahí el Villarreal no se conformó sino que se creció. Aprovechando las dudas de Bustos y López Garai, nefastos en la construcción, empezaron a adelantar las líneas y presionar más arriba, haciendo que fuera un triunfo para los locales siquiera pisar campo enemigo. Fruto de esa presión llegó, un cuarto de hora después del tanto inicial, el segundo gol, obra de Cani. Un balón perdido en campo propio por Jara originó una vertiginosa contra que el exjugador del Zaragoza finalizó sin problemas ampliando la brecha en el marcador.

Con el 0-2 en el luminoso el partido se volvió tremendamente anodino. El Sporting seguía sin encontrar el juego y las pocas ocasiones llegaban principalmente de las botas de Scepovic, el mejor de los suyos durante la primera mitad, si bien la más clara fue para Barrera. El mediocentro, hoy jugando en la posición que Trejo ocupaba la pasada campaña, estuvo perdido e inoperante, y refrendó su mal encuentro fallando un gol cantado tras un pase de la muerte de Jara culminando una bonita acción personal por el carril diestro, poco antes de que el colegiado de la contienda señalara el final de los primeros 45 minutos.

Carrusel de cambios

En la segunda mitad empezaron a producirse los cambios. Sandoval pareció dar en la tecla con las salidas de Julio, Cases y Carmona para apuntalar la defensa y generar más juego en el centro del campo, así como la de Mendy para dar una velocidad más en ataque. Fue precisamente el francosenegalés el más activo en los minutos iniciales, donde el Sporting volvió a salir como en la primera mitad mejor que el Villarreal, pero también él quien regaló incomprensiblemente un balón que originó una velocísima contra del Villarreal, que culminó con comodidad el recién salido Perbet para sentenciar el encuentro.

Con el 0-3 el escaso público que hizo acto de presencia en El Molinón expresó su descontento, el cual por si fuera poco, lejos de apaciguarse, se acrecentó con la llegada en el minuto 66 del cuarto y a la postre último tanto de los amarillos, nuevamente obra del ariete galo Jeremy Perbet. Con el encuentro más que sentenciado Sandoval se fue con todo arriba en busca del tanto de la honra, que consiguió anotar Carmona a falta de poco más de 10 minutos cuando ejecutó un libre directo que parecía inofensivo, pero que terminó en gol al molestar Bernardo al joven guardamenta Aitor.

Tras el gol del exjugador barcelonista el marcador ya no se moverái, llegándose al final con el marcador de 1-4 que daba al Villarreal el Trofeo Villa de Gijón, dejando al Sporting con una derrota esperada, pero con el sabor amargo de haber suscitado dudas entre sus aficionados. La filosofía de Sandoval sigue sin ser acorde a los jugadores de que dispone, tratando de basar el juego en la posesión con futbolistas como Bustos, López Garai y Barrera, este último situado muchos metros por delante de su posición natural. Además, la presión arriba es tan arriesgada como inefectiva, pues hoy el Villarreal movió la pelota totalmente a su antojo.

En cuanto a la zaga, con un jugador -Iván- como titular tras haber estado con un pie fuera del club hace escasos meses y dos laterales haciendo aguas en tareas defensivas, el panorama no es mucho más alentador. Y, a apenas siete días de que dé comienzo la Liga, no se antojan más soluciones que acudir al mercado, tarea para la que el presupuesto asignado es nulo. Difícil galimatías para el técnico de Humanes y la secretaría técnica.