Aunque los beneficios arbitrales se guarden bajo la alfombra sabemos que siguen estando ahí, pero ya no se ven. Es el denominado “efecto boomerang”, todo lo que se va termina volviendo. Fiel reflejo de ellos son Deportivo y Sporting de Gijón cuyo doble enfrentamiento esta temporada ha originado cantidad de literatura en torno a la figura del árbitro.

Es necesario remontarse hasta el pasado mes de septiembre. La liga más disputada de toda Europa celebraba su quinta jornada y dos de los aspirantes a los puestos de ascenso se citaban en el Molinón sabedores de la importancia de esos 3 puntos. La tensión fue la nota predominante en un duelo lleno de ocasiones donde cada balón era disputado hasta la extenuación. Ganar era vital, perder no era una opción.

Los gijoneses se llevaron el gato al agua gracias a los goles de Scepovic y Álex Barrera. La polémica aún hoy sigue siendo el centro de atención de aquel encuentro y las decisiones del vasco Bikandi Garrido son recordadas en Coruña.

Quejas blanquiazules

Las mayores polémicas son relativas a penaltis o expulsiones, factores que condicionan en gran medida el desarrollo normal de un encuentro y que pueden decantar o modificar estrepitosamente o mágicamente (según se mire) el guión del encuentro. En un rango menor se observan faltas o similares y hay otras muy dolorosas y que pueden inducir a pensar en la existencia del famoso “doble rasero”.

La primera de las quejas de la afición coruñesa se da en el minuto 45+ de aquel encuentro. Salomao se disponía a botar una falta lateral muy peligrosa sobre el área de Pichu Cuéllar cuando el colegiado vasco, Vicandi Garrido, señala el final de la primera mitad. Rápidamente los de Fernando Vázquez piden explicaciones al colegiado señalando que lo más lógico y natural hubiera sido dejar esa última acción con el peligro que la misma conlleva. No fue así.

Para más inri el gol del Pichichi de la categoría de plata, el serbio Stefan Scepovic, llegó de dudoso penalti. Corría el minuto 62 cuando Isma intentaba adentrarse en el área y sacar un centro. Sin llegar a entrar en el área se trastabilla con la pierna de Luisinho, el derribo es claro eso sí. El colegiado no duda y señala la pena máxima.

El 2-0 era una realidad con el tanto de Álex Barrera y la polémica parecía enterrada hasta que Mandi, confiado, pierde el esférico en zona noble, Juan Carlos cae en el área y el banquillo blanquiazul, con Vázquez a la cabeza, sale como un resorte reclamando penalti. En esta ocasión el colegiado vasco no lo aprecia. Pudo equivocarse, quién sabe, lo que está claro es que las quejas llegaron y el encargado de reflejar dicho malestar fue el técnico de los gallegos, Fernando Vázquez. “Es la realidad, no es falta y por supuesto es fuera del área” declaró en relación al penalti transformado por Stefan Scepovic. Recalcó además que “el colegiado pudo tomar la misma decisión con Juan Carlos”, algo que finalmente no ocurrió.

El Deportivo había perdido, posiblemente su actuación y su imagen merecieran más de lo que finalmente reflejó el luminoso, el boomerang se acababa de ir, los tres puntos eran rojiblancos. Aunque la historia ha cambiado, y es ahora la afición de Riazor la que esconde el polvo debajo de la alfombra.

Quejas rojiblancas

La fundamental es el modo en el que el Deportivo consiguió el empate a 1. El Sporting mandaba en el marcador desde el minuto 26 gracias a un gol de Bernardo tras un córner. El partido se mostró vibrante y donde el Deportivo disfrutó de varias ocasiones pero fue en el minuto 95 cuando consiguió la igualada. Un córner mal defendido y donde el Deportivo atacaba con todos (Fabricio incluido) provocó una marabunta donde Toché consiguió rematar.

Hasta aquí todo bien, el problema llega cuando el cuarto árbitro había señalado 4 minutos de descuento y el tanto de la igualada llegó pasado el 95, un minuto y medio extra sobre el tiempo extra, valga la redundancia. “Los partidos duran 90 minutos más lo que se añade, 90 más cuatro en este caso” señalaba José Ramón Sandoval visiblemente enfadado. “Podrían haber estado sacando faltas y córners hasta que hubiesen querido” apostillaba el técnico madrileño.

Momento en el que Toché anotaba el 1-1 ante el Sporting de Gijón. (FOTO: Nando Martínez - VAVEL.COM)No era para menos, ya que las quejas no se quedan aquí y es que ya en la segunda mitad y con ventaja de 1-0 como se ha dicho para los rojiblancos Stefan anotaba el 2-0, aunque el asistente 1 del Sánchez Martínez señalaba fuera de juego, que no era como bien señalaban las imágenes, pudo ser la sentencia.

Dos acciones, dos instantes, décimas de segundo que deciden el desarrollo de 95 minutos. El boomerang se iba de Gijón y regresaba a tierras gallegas donde era recibido con entusiasmo. El problema es que ese boomerang se vaya y vuelva con tanta fuerza que no seas capaz de cogerlo, eso es lo que le ocurre al equipo de Sandoval.

Indignación de ‘La Mareona’

La afición gijonesa está harta de que en los últimos encuentros se hayan repetido acciones polémicas siempre en contra de sus propios intereses. La sospecha de una “mano negra” comienza a extenderse. El polémico arbitraje ante el Zaragoza (cuyas cicatrices aún duelen en Gijón) es el claro ejemplo del sentir de la parroquia rojiblanca.

Atrás quieren dejar las polémicas manos de Truyols en Murcia o el penalti mal señalado en Córdoba, lo que está claro es que el “efecto boomerang” del arbitraje existen, pero duelen los golpes que de él se reciben.