En el fútbol, como en la vida, existen circunstancias que se escapan de la mano propia y pasan a depender de factores ajenos. Situaciones ante las que nada se puede hacer por remediar un muchas veces trágico desenlace. Si de filosofar se trata, ésta puede que sea la herida del Sporting de Abelardo, cuyos jugadores empapan las camisetas con hasta la última gota de sudor y se dejan la piel sobre el terreno de juego para vencer al equipo contrario. Pero no hay fatiga que sirva para vencer a un árbitro.

Dos rivales con mucho respeto

Comenzó el partido con 22 jugadores sobre el verde que no querían arriesgar en sus acciones y se dedicaban a tantear al contrario. Posesión para el equipo de casa en este primer tramo en el que las aproximaciones no abundaban y los tiros a puerta fueron inexistentes. Valdés Aller, por su parte, quiso comenzar a marcar terreno desde el minuto 5´ con una amonestación al rojiblanco, (ayer de verde), Juan Muñiz.

No les temblaron las piernas a los sportinguistas, a quienes El Pitu había aleccionado durante la semana para retener el cuero ante un rival que tiende a sentirse incómodo cuando la posesión no está de su lado. Una imprecisión de Lora en el control cerca de los dominios de Cuéllar no pudo ser aprovechada por Ángel gracias a la rápida reacción defensiva de la zaga gijonesa.

Barrera se iba en solitario por la siniestra para poner un pase a Muñiz en el corazón del área que el zurdo no acertó a controlar. Acto seguido, Jony hizo de las suyas. El cangués recogió un balón en tres cuartos de la banda izquierda, realizó una conducción sublime hacia dentro, pisó el cuero para deshacerse de su par, encontrar hueco para armar su zurda y, tras rebotar el cuero en la espalda de un zaguero, subir el primero al luminoso. 

Expulsión que condiciona el choque

La segunda mitad seguía los mismos derroteros con los que habían transcurrido los primeros 45 minutos. Sin embargo, Valdés Aller quiso cobrar protagonismo al señalar falta y la segunda amonestación al rojiblanco Juan Muñiz en una acción en la que el gijonés le había ganado la posición a su par. El Sporting tenía que redoblar esfuerzos para afrontar 40 minutos con un hombre menos en casa del líder.

Abelardo retiró al exhausto Álex Barrera para introducir a Jara en banda derecha. Paco Herrera aprovechó la situación para sumar mordiente introduciendo a Valerón y Guzmán. El partido transcurrió desde entonces con un sistema defensivo formado por dos líneas de cuatro y un luchador Guerrero realizando la presión ante un equipo canario buscando la grieta que le permitiera igualar el encuentro.

Encontró su premio gracias a un tanto de su goleador Araújo tras el único despiste de la zaga asturiana. Era el minuto 78´ y aún quedaba tiempo para completar la remontada. 

En contra de todo pronóstico, fueron los guajes de Abelardo Fernández los que, gracias al contragolpe, dieron más de un susto a los canarios. Nacho Cases ejecutó flojo desde la frontal a las manos del meta para a continuación encontrarse con un error en el despeje de Lizoain que estrelló en la pierna del cancerbero. Pablo Pérez se escapó al vértice del área amarilla, arrastrando a tres defensores consigo, dejó el balón atrás para la llegada de Carmona quien se precipitó en el golpeo y no consiguió enviar el tiro entre los tres palos.

Una intervención prodigiosa de Cuéllar en un mano a mano ante Figueroa en los instantes finales permitió al Sporting de Gijón continuar siendo el único invicto en Liga Adelante y sumar un punto en casa del líder que, visto lo visto, vale su peso en oro.