El Sporting de Gijón seguirá una semana más en los puestos de honor de la Liga Adelante tras imponerse esta tarde de domingo al Leganés por 2-1. El equipo rojiblanco, que fue de más a menos, pudo perder el partido en la segunda mitad, pero despertó a tiempo con el tanto visitante, se envalentonó y dio la vuelta al marcador cuando peor pintaban las cosas, haciéndose con los tres puntos ya cuando el tiempo añadido languidecía gracias al primer gol con los 'mayores' de Carlos Castro.

De inicio, ni Abelardo ni su homólogo en el banquillo visitante, Asier Garitano, escondieron sus cartas. Los locales salieron valientes, y fruto de ello empezaron a crear ocasiones claras de gol. Las tuvieron, y las marraron, Carmona, primero enen una jugada ensayada y después al no tocar bien un centro-chut de Guerrero; y Cases tras caer a banda y recibir un buen pase en profundidad. Mientras, el Lega no arriesgaba lo más mínimo, con un planteamiento reservón, las líneas juntas y el contraataque como único arma.

Tras quince minutos iniciales espectaculares, el Sporting perdió gas

El arreón inicial fue desapareciendo con el paso de los minutos, a la vez que el Leganés encontraba también la forma de dificultar a los locales presionando poco a poco más arriba. Con ello, ponían trabas a la salida de balón de los sportinguistas, que no encontraban la manera de jugar la pelota en posiciones peligrosas. Así fue avanzando la primera mitad, que se tornó demasiado aburrida en los minutos finales tras alguna que otra ocasión en el ecuador, como las de Sergio en un nuevo córner de pizarra, rematado con el pie a las manos de Piña, o Carmona, que con todo a su favor tras una internada en área rival le pegó al suelo cuando cruzarla al segundo palo parecía más que sencillo.

La defensa del Leganés marcaba la pauta

No cambió demasiado el ritmo tras el paso por vestuarios, y seguía siendo el Leganés quien llevaba el partido por donde quería con su esquema defensivo. Jony, poco acertado y desquiciado, no llevaba peligro por su banda, y Carmona por la contraria tampoco aportaba demasiado, con Guerrero abandonado haciendo la guerra por su cuenta. Todo intención, el albaceteño adolecía de un compañero que le ayudase y los centrales visitantes se le quedaban demasiado grandes.

Abelardo, que no se conformaba con el empate, quiso dar un giro de tuerca e hizo un cambio que El Molinón ya empieza a interpretar como toque de corneta. Rachid entró por Sergio en la sustitución más repetida cuando los rojiblancos quieren ir a por más y ese cambio, tercero y último tras la salida previa de Carlos Castro y la que se produjo al tiempo de Santi Jara, fue el definitivo. Con el argelino en la medular haciendo un derroche de superioridad física, el partido se abrió y el Sporting se jugó el todo por el todo.

Grave error táctico de Bernardo en el gol de Aguirre

Parecía, con veinte minutos por delante, que los locales iban a empezar un asedio sin posibilidad de respuesta para los visitantes, pero esta llegó del modo más inesperado. En un saque de puerta, con los veintidós jugadores plantados a su gusto, Bernardo cometió un error de alevín. El balón largo del portero no lo pudo ganar Luis Hernández, y la prolongación cayó en los pies de , solo tras no cerrar debidamente la espalda de su compañero Bernardo. Así, el toledano solo tuvo que colocar el cuerpo y batir fácilmente a Cuéllar definiendo a un lado.

El gol era un jarro de fría para el Sporting, muy superior y que apenas había sufrido, pero en dos minutos la papeleta se solucionó parcialmente. Una contra, delito para un Leganés que estuvo encerrado tres cuartos de hora y fue a perder la ropa cuando se adelantó, permitió a Guerrero mostrar su velocidad por el perfil derecho. Tras ganar línea de fondo, su pase atrás para Pablo Pérez lo tocó como pudo un Diamanka que replegó a la desesperada, con tan mala suerte que el balón volvió a las botas del propio Guerrero, quien con Piña de excursión por sabe Dios dónde solo tuvo que empujar, con el exterior y poco ángulo pero mucha precisión, el esférico. Empate y vuelta a empezar con una dosis extra de confianza.

Alas tras el empate

La igualada a un tanto pareció diametralmente opuesta que el soso 0-0 de unos minutos antes, y el Sporting se desmelenó. Encerró al Leganés en su área un cuarto de hora y, cuando el tiempo se cumplía, apareció otro chaval de Mareo, Carlos Castro. El de Ujo, que minutos antes tuvo un cabezazo clarísimo tras medido centro de Cases y ni siquiera tocó balón, aprovechó en su segunda ocasión un barullo en el área para revolverse en el área como un buen '9', hacerse sitio y fusilar con la izquierda. Explosión de júbilo en los locales que celebraron el gol sin importarles la lluvia de amarillas con que respondió el árbitro.

Finalmente, tras apenas dejar sacar de medio el colegiado, victoria rojiblanca que permite a los gijoneses seguir en la zona alta, a un punto del liderato, y mantenar su condición de invictos. El Leganés por su parte sigue con sus probres números a domicilio, donde solo ha rascado un empate, y demostró a orillas del Cantábrico el porqué de esas cifras con un planteamiento pobre y un conjunto con poca capacidad ofensiva y evidentes lagunas de tres cuartos de campo en adelante.