Si existe una definición de equilibrio en un diccionario de fútbol, es probable que aparezca una foto de Sergio Álvarez al lado. Nacido en Avilés en enero de 1992, comenzó su andadura deportiva como la mayoría de niños, en un colegio, en este caso en el Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo para pasar a los equipos inferiores del Real Avilés. Allí estuvo cuatro años disfrutando de su ciudad natal antes de dar el salto en infantiles al Real Sporting donde lleva desde el 2004 defendiendo sus colores. No tardó en despuntar y con edad de juvenil ya disputó sus primeros partidos en el Sporting B en la temporada 2009/2010.

Es en 2009 cuando llegó el destape del avilesino con el equipo filial. De la mano de Abelardo, ese verano debutó en Copa Federación y gustó tanto su actuación que se le incorporó inmediatamente al filial donde llevó la batuta del equipo toda la temporada pese a estar aun en edad juvenil. No notó tampoco el cambio de entrenador en mitad de temporada e incluso con la llegada de un nuevo inquilino al banquillo del Sporting “B", Javier Vidales, continuó como pieza fundamental del equipo, aspecto que no pasó desapercibido a ojos de Manolo Preciado. Fue en mayo del 2010 cuando de la mano del entrenador cantabro, debutó con el primer equipo, nada más y nada menos que como titular, en un partido contra el Racing de Santander, en el que los cántabros se jugaban el descenso. Para la anécdota quedó que, durante unos minutos, ostentó el galardón de ser el segundo jugador más joven en la historia del Sporting en jugar con el primer equipo un partido oficial en Primera División. Un galardón que le arrebató su compañero Juan Muñiz cuando salió en la segunda parte.

Sergio en el partido contra el Girona de esta temporada (Fuente: Real Sporting)

La nueva perla de Mareo

En Mareo sé confiaba mucho en él y todo apuntaba a que tendría un futuro brillante de seguir así, tal fue esa ilusión que generó que la temporada siguiente a su debut, que sería en la 2011/2012, quedó incorporado desde el principio a la primera plantilla del primer equipo rojiblanco. Con un físico bastante limitado, dada su corta edad, pasó una época en la que la grada se impacientó y le recriminaban que para ese puesto no podría rendir un jugador de esas características físicas. Aspecto que no pasó por alto Manolo Preciado, ni el mismo, y que trató de equilibrar en el verano del 2011, con la intención de ganar masa muscular y así tener mayor presencia en el centro del campo. Comenzó con ilusión la pretemporada y pese a la tremenda competencia para la demarcación suya, como eran Rivera o el internacional Uruguayo Eguren, no desistió en mostrar todas sus bazas ese verano. Pero a veces no todo sale como uno planea y con la llegada de André Castro y la irrupción definitiva de Nachos Cases en el centro de creaciones rojiblanco, Sergio se fue cayendo de las convocatorias del primer equipo con lo que terminó disputando únicamente ocho partidos en toda la liga. No contó para los técnicos todo lo que se esperaba esa temporada, que unida a la delicada situación en la clasificación del Sporting, que terminaría con el descenso a Segunda División, acabarían tirando en esas jornadas vitales de los más veteranos dejando a Sergio sin peso en el equipo.

Tras esa temporada nefasta tanto en lo deportivo como en el plano personal, Sergio afronta la que acabó siendo la decisión que le cambió su rol en el Sporting. Corría el verano del 2012 y parecía no contar para el entrenador de aquel entonces que era Manolo Murias. Se le buscó salida para darle minutos, ya que con 20 años ninguna de las partes implicadas quería volviera a pasar otro año en blanco con la posible estancación de su carrera. Se tanteó con la Ponferradina una cesión de una temporada si eso era lo mejor para el centrocampista, pero, con la irrupción de Abelardo de nuevo dirigiendo esa temporada al Sporting “B" la cosa cambió. Sergio sabía que con "El Pitu" contaría de nuevo con minutos y pasaría a volver a sentirse futbolista, ya que fue él quien le dio la oportunidad de debutar con el filial antes de cumplir su etapa de juvenil. Todo parece indicar que mantuvieron una charla en la que Abelardo convenció al avilesino de qué podría ser una temporada importante para él y dar la patada a la puerta del primer equipo definitivamente. Así que finalmente decidió dar ese “paso atrás” en su carrera que le hizo impulsarse más fuerte que nunca.

Posiblemente la mejor temporada hasta la fecha de Sergio llegó en ese año, de la mano de Abelardo en el filial, titular indiscutible, se echó el equipo a la espalda y en ningún momento titubeo, regular durante todo el año y dando motivos cada jornada al mister Sandoval para que se fijase en él para el primer equipo. El premio le llegó cuando en febrero subió a entrenar con el primer equipo pero disputando los partidos aun con el “B". Acabó siendo de largo el mejor del equipo esa temporada y lo que parecía un camino de rosas al primer equipo volvió a ponerle una piedra en el camino en forma de lesión. Cuando en el mes de marzo se fracturó el cúbito y radio de su brazo izquierdo, en un partido ante el Leganés en Mareo, alejándole de los terrenos de juego hasta final de temporada. Parecía que había algo que no le permitía demostrar del todo su valía y que todos esos intentos habían quedado para el olvido, pero esta vez no fue así obteniendo la más que merecida recompensa, de tener ficha de nuevo con el primer equipo.

Sergio durante la temporada 2013 (Fuente: el desmarque)

Los desayunos mágicos de Mareo

Si la anterior pretemporada con el primer equipo rojiblanco fue dura, está lo sería aun más con Sandoval a los mandos del cuadro rojiblanco, desde casi el principio le plantearon salir cedido a algún equipo de Segunda División para contar con minutos y volver a Gijón echo "más futbolista”. La idea del técnico de Humanes estaba clara ya qué ni siquiera lo probó en pretemporada en su puesto natural y así poder demostrar su valía o no. Los partidos disputados por Sergio fueron en el lateral derecho, demarcación poco conocida para él y donde no destacó y le hacían tener casi los dos pies fuera del equipo. El equipo interesado en sus servicios en este caso era el Córdoba, y mantuvieron negociaciones durante un largo periodo en verano.

Tema que no gustó a Sandoval y decidió apartar del equipo al joven centrocampista con la excusa de qué "si un jugador de aquí va a reforzar a un rival que no se llevase las referencias tácticas”. Nadie logró entender, como otras muchas decisiones, la postura con Sergio por parte del técnico. El centrocampista llegaba a Mareo, se pesaba, desayunaba con sus compañeros y después se entrenaba en solitario, situación que perjudicaba principalmente al avilesino sin dejarle muchas opciones de recalar en otro equipo o de contar en el propio Sporting. Finalmente se rompieron todo tipo de conversaciones con el equipo andaluz dejando a Sergio en el equipo asturiano y sin contar para el mister.

Lo que parecía la última temporada de Sergio en el Sporting, sé convirtió en la temporada más especial para él. Demostrando día a día el respeto al escudo del equipo rojiblanco, no bajó los brazos en ningún momento, haciéndose notar en cada entrenamiento de que merecía una oportunidad. Finalmente, como ejemplo de profesionalidad, el 24 de noviembre del 2013 se puede decir que “volvió a debutar” con el Sporting, ya qué hasta ahora su presencia había sido testimonial y poco regular. Pero está vez no dejaría que se le escapase otro tren como este y cogió los mandos del centro del campo para no soltarlos. El Sporting disputaba una jornada liguera en Lugo, y Sandoval sacó un sorprendente e inédito 3-5-2 con Sergio en el equipo titular formando un trivote con Alex Barrera y Nacho Cases. Ya habían disputado varios partidos juntos en las categorías inferiores del equipo rojiblanco por lo que se conocían a la perfección y ayudaron al canterano en su regreso al equipo tras ese periodo largo de inactividad. Llegó al final de ese partido “fundido” pero con la satisfacción personal de volver el equipo y sobre todo, sabiendo que cuando se hacen las cosas bien los resultados terminan llegando.

Ese partido marcó un antes y un después en su carrera ya que desde ese día, salvo por lesión o sanción siempre ha sido titular y pieza indiscutible en el equipo asturiano, acabando la temporada con 29 partidos a sus espaldas y 3 goles.

La temporada de la confirmación

Siempre agradecido a Abelardo, que le dio la oportunidad de ser importante en sus etapas con el filial sportinguista, Sergio está demostrando este año que lo visto el anterior curso no fue un espejismo y que va a más. A los que son habituales de Mareo esta aparición no les pilla por sorpresa. Saben de lo que es capaz de hacer sobre el césped siendo uno de los jugadores más queridos por la parroquía de El Molinón. Jugador de la casa, que siempre da la cara en los partidos y pilar fundamental de este Sporting que maravilla a todos. Ya nadie duda de su capacidad para llevar al equipo. Su corta edad pasa desapercibida hasta el punto de que, en ocasiones, parece todo un veterano. Su carrera en Gijón ha sido una montaña rusa pero ahora se ha asentado en la parte alta y su peso es cada vez mayor tanto dentro como fuera del vestuario.

El club le quiere renovar lo antes posible gracias su progresión y evitar así tentaciones en verano con ofertas de fuera. Sin embargo, con la posible venta del club, se encuentra todo en punto muerto. El avilesino lo tiene claro y su intención no es otra que seguir en las filas sportinguistas donde está viviendo su momento más dulce.

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