Secundino Suárez Vázquez, más conocido como Cundi, fue el indiscutible dueño del lateral izquierdo rojiblanco durante su época más gloriosa. Más de trescientos partidos con el Sporting, unido a un subcampeonto de Liga, dos finales de Copa del Rey, y varios años siendo titular en la selección española, lo que le permitiría disputar una Eurocopa y dos Juegos Olímpicos.

Un jugador de club

Tras iniciar su carrera en el San Martín, y pasando por el Ensidesa y el Deportivo Gijón, Cundi llegó al equipo de sus amores en 1974, firmando un contrato de 300.000 pesetas. En su primer año no dispondría de muchas oportunidades, jugando solo tres encuentros, pero en el segundo se afianzaría como titular. Lamentablemente, el equipo iba a descender, condenado a un año luchando en Segunda por retornar a la máxima categoría, pero sin Cundi, cedido al Poblense balear obligado a cumplir el servicio militar.

A pesar de su ausencia, los asturianos consiguieron el preciado ascenso, y comenzó entonces la leyenda de Cundi. Doce temporadas seguidas siendo el dueño de la banda izquierda, con la única excepción de la temporada 1891/1982, donde una grave lesión le hizo perderse esa campaña y el posterior Mundial.

Durante sus quince años en activo, El Molinón pudo deleitarse de su increíble condición física, que facilitaba mucho su labor al sumarse al ataque, de ahí su apodo de "facultades". Además, era un excelente defensor, sobresaliendo su marcaje y su juego áereo.

Suerte dispar con la selección

Con La Furia, Cundi llegó a jugar la Eurocopa de 1980, disputada en Italia, además de los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 y Moscú 1980. Aunque su único pero fue no haber podido estar presente en un Mundial.

Cerca estuvo de representar a España en el Mundial 1982, disputado precismente en España, y con El Molinón como una de las doce sedes. Cuando todo el mundo daba por sentado que iba a ir convocado, incluso contando con minutos, una inoportuna lesión le hizo disputar tan solo cuatro encuentros de Liga con el Sporting, cantidad insuficiente de partidos para acudir a la cita mundialista.

Un retiro poco dorado

A todo futbolista le gustaría retirarse en un momento cumbre, ante su gente, con una gran última ovación, pero la realidad dicta que esto pocas veces ocurre. Y en el caso de Cundi, su carrera no pudo tener peor final.

Tras dos años acumulando varias lesiones que le impedían rendir a su máximo nivel, llegó la campaña 1889/90. En ella, Cundi no llegó a disputar ni un solo encuentro de Liga, a consecuencia de una grave lesión en la espalda. Los médicos le ofrecieron la oportunidad de operarse e intentar volver el próximo año, pero a sus treinta y cinco prefirió no correr ningún riesgo y dejar el fútbol.

No fue la despedida soñada, por eso el club preparó un partido homenaje entre el Sporting y una selección de la AFE. En dicho partido, Cundi pudo despedirse de aquel que fuera el club de su corazón, de su banda izquierda tantas veces recorrida, y de los aficionados que durante quince años, le dieron aliento en sus incontables subidas al ataque.