El Deportivo Alavés es el cuadro que el sábado tendrá enfrente el Real Sporting. Y es qué aunque a estas alturas de competición, todo partido está marcado en rojo como una final, este sin duda es uno de los más importantes. Prueba de fuego para las aspiraciones de ambos, con los asturianos inmersos en una racha de empates, poco gol y que les está costando sacar los tres puntos, reciben a un equipo que medirá esas aspiraciones de ascenso de los asturianos. El Alavés le pondrá las cosas difíciles a los rojiblancos, ya que ellos también quieren sumar y optar a metas más ambiciosas a final de temporada.

¡Gol del Alavés!

El Glorioso, así es como apodan de forma cariñosa al Alavés en casa. Todo buen sportinguista seguro que celebró alguna vez un gol de ellos. Más en concreto un gol de Jairo -ex del Sporting- y otro de Toni Moral frente a la Real Sociedad, que supuso la victoria de los de Álava en el derbi y el alivio para la parroquia rojiblanca que estaba desolada tras la derrota en Castellón. Como si del propio ascenso se tratase, esos dos goles, se celebraron por todo lo alto, permitiendo soñar en la última jornada a los rojiblancos con el ascenso frente el Eibar. Desde aquel día en el que el cuadro blanquiazul “echó una mano” a los rojiblancos para conseguir su ansiado ascenso a primera, los lazos de unión entre ambos conjuntos y aficiones son más estrechos.

Humildad y trabajo

Después de salvarse la temporada pasada con apuros, esta no se conformaban con lo mismo y tras una pequeña revolución de la plantilla, este año están haciendo soñar a sus aficionados. Cosechando una más que meritoria clasificación, encontrándose actualmente a dos puntos de los puestos de play off, el Alavés afronta estos últimos partidos mirando hacía arriba.

Un sueño que pelean desde Álava como regalo al esfuerzo de todos. Se encuentran lanzados en una dinámica positiva con tres encuentros seguidos con victoria y una racha de seis seguidas en casa. Fuera es otro cantar porue a los hombres de Alberto López se les atasca jugar a domicilio. Hace dos jornadasm, rompieron una racha que duraba desde noviembre sin traer los tres puntos de un desplazamiento, lo que les dará un plus de cara al enfrentamiento del sábado en Gijón.

Un muro en defensa

La defensa es su gran baza. Cosechando pocos goles en contra -más seguros en su feudo, aunque cada vez con mejores estadísticas fuera- y con pura dinamita arriba con Manu Barreiro. La presión que ejerce el equipo, para robar pronto el balón y montar el juego es un sello de la casa. Combinan este aspecto con el juego por bandas, en especial con su hombre estrella Lanzarote -viejo conocido por los aficionados del Oviedo- que está en un momento dulce y gran peso en el ataque. Sin muchos rodeos o florituras y alejándose del famoso tiki- taka -parece ser el único “juego bonito”- los blanquiazules meten una quinta marcha para jugar rápido y directo, con balón a la banda y centro al área, como a la vieja usanza.