Ganar sufriendo, como marca de la casa. Y es que si ya es complicada la liga de segunda división, si le añades luchar por un ascenso y además el ADN sportinguista, el resultado de está operación es claro: se estará condenado a sufrir hasta los instantes finales para lograr un premio. En este caso, tres puntos de oro, para avisar en Girona, que “Los Guajes” van enserio en está lucha que mantienen ambos por el segundo puesto que ocupan actualmente los catalanes. 

Un Sporting más enchufado

Lo que estaba claro, es que no iba a ser un partido cómodo ni fácil para los asturianos, pero la llave de todo esto residía en las aficiones. Pesé a la posición cómoda de los lucenses en la tabla y sin nada en juego, contaban con la pizca necesaria de orgullo para agradecer el apoyo a su afición durante la temporada y regalarle una victoria ante uno de los equipos de moda. 

En le otro bando, por si fuera necesario algo más que jugarte un ascenso -para la motivación de un partido- los rojiblancos contaron con el apoyo de cerca de 4000 hinchas que llevaron en volandas al equipo durante los 90 minutos del encuentro y en especial cuando más lo necesitaba ante el arreón final del Lugo. Así que más por el orgullo de alegrar a su afición, que del propio, ambos equipos salieron a morder en césped del Anxo Carro. 

Guerrero de oro

Con el esférico en juego y teorías aparte, el equipo que se jugaba algo más, dio un pasó al frente para dominar el partido y llevarse una victoria que no le despegase del Girona, ya que había conseguido la victoria minutos antes en su enfrentamiento contra el Barcelona B y metía presión a los rojiblancos para no despegarse. Y así fue, el que primero golpeó fue el Sporting. Una pillería de Luis Hernandez por banda ante una mala salida de José Juan, propició que le robase el esférico y pudiese dejarle la pelota a Isma López en boca de gol, pero el pamplonés no acertó a meterla entre los tres palos. 

Aviso para los locales que se topaban una y otra vez con la dupla Sergio - Nacho Cases en el centro del campo. Fueron los encargados de imprimir el ritmo y ganarla partida al centro de campo del Lugo, anulando a sus dos mejores hombres como con Pita y Seoane, haciendo un trabajo que se vio reflejado al poco tiempo. Con un José Juan descentrado por su fallo anterior, el Sporting volvió a golpear, pero está vez con distinto final. De nuevo por la banda derecha, con un Jony inspirado como hacía partidos que no estaba, resolvió una jugada personal para servir a Guerrero que remató a placer en el área lucense. 

Importante mazazo a los diez minutos para los intereses locales que vieron como los asturianos estaban mejor asentados en el terreno de juego. La solución pasó por intentar sorprender de vaselina a un adelantado Cuéllar, pero el balón se marchó fuera. El Sporting respondió a esto con un segundo gol. Esta vez llegó desde el lateral izquierdo, un centro de Alex Menéndez que toca con la cabeza Bernardo y que terminó de nuevo en los pies de un inspirado Guerrero y con el balón en el fondo de las mallas. Con el 2-0 concluyó la primera parte, sensaciones dispares, pero sin nada visto para sentencia. 

La otra cara del Lugo

La pertinente charla de los entrenadores a sus pupilos al descanso, hizo mella en los locales haciendo que el Lugo saliese con otra cara a afrontar el encuentro en la segunda mitad. Y es que dio un pasito al frente ante un Sporting que defendía la valía de sus dos goles y trataba de buscar las cosquillas ala defensa del Lugo con transiciones rápidas, bien por banda de la mano de Jony y Hugo Fraile, o algún que otro balón en largo para que Guerrero pelease y conseguir sacar provecho de la segunda línea donde aparecía Isma López entre lineas pero sin demasiado acierto de cara al gol. 

En un momento de centrocampismo y el tiempo echándose encima de los locales para intentar al menos la igualada y sacar un punto del encuentro, llegó la acción que pudo cambiar el partido. Un centro de los locales hacía Pablo Caballero, terminó en penalti de Luis Hernández por un supuesto empujón al delantero argentino. Con el 2-0 y más de media hora por delante, era la oportunidad perfecta para meter el miedo en el cuerpo a los rojiblancos con un gol. Manu, el veterano lateral del Lugo lanzó el balón a la izquierda de Cuéllar pero sin mucha colocación, lo que propició que el cancerbero sportinguista detuviera la pena máxima y no se moviese el marcador.

Pero este falló no achicó a los locales que continuaron su particular guerra por el gol durante la segunda parte, hasta conseguir la recompensa. En el minuto 80, Luis Fernandez, pasó el balón para que Caballero consiguiera un gol que les dio un plus para afrontar los últimos diez minutos de partido sembrando el pánico rojiblanco ante la posible igualada local. 

Arreón local con final de infarto

Con el recuerdo del 0-2 desperdiciado en Sabadell por parte del Sporting, la “Mareona” tiró de los suyos sabiendo de la importancia psicológica y deportiva de estos tres puntos. Con un Sporting encerrado en su campo, y una afición que alentaba como si de 20000 se tratasen y fuera El Molinón, fueron pasando los minutos. Los locales dispusieron de la pelota pero no de acciones peligrosas, ya que la defensa asturiana -como lleva siendo toda la temporada- estuvo impecable y de diez solventando las acometidas lucenses. Final del encuentro con tres puntos para los asturianos y poner así el broche de oro a este desplazamiento de aficionados sportinguistas. 

La celebración de la plantilla al completo en el fondo donde se ubicaban los aficionados visitantes fue de las importantes. Todos sabían del mérito de esos tres puntos a estas alturas, de las buenas sensaciones del equipo en juego, físicamente para encarar las cinco finales que quedan y de la buena dinámica que se está formando en el momento más importante de la liga. Agradecimiento mutuo y un pasito más cerca de lograr un sueño que parecía inalcanzable en septiembre.