Parecía imposible, viendo el transcurso de la temporada, que el Sporting volviese a firmar una racha tan formidable como las de la primera vuelta. El desgaste físico, la escasez de fondo de armario y el mejor conocimiento por parte de los rivales podrían ser, a priori, motivos para sospechar que los de Abelardo bajaría el ritmo de cara a las últimas jornadas. Nada más lejos de la realidad. La propuesta gijonesa sigue tan vigente como el primer día, demostrando que los ingredientes del éxito son innegociables -sacrificio, intensidad, hambre y cantera-.

En la tarde de hoy se dieron cita dos equipos que persiguen objetivos antagónicos. Los rojiblancos necesitaban los tres puntos para poner presión en la pelea por el ascenso directo, mientras que los cántabros jugaban para sobrevivir un año más en la categoría de plata del fútbol español. Así, el encuentro comenzó intenso, con un Racing dispuesto a poner las cosas muy difíciles al combinado local. Para ello apostaron por adelantar las líneas y cortar cualquier intento de creación de juego sportinguista. A lo largo de la primera parte, los de Pinillos entendieron muy bien su rol en el partido, completando cuarenta y cinco minutos intensos e inteligentes.

Apenas habían pasado diez minutos de juego cuando el Racing tomó la delantera, gracias a un córner lanzado frente a los más de 1000 aficionados cántabros que se dieron cita en el municipal gijonés. El gran envío de Iñaki fue mejorado en el segundo palo por un Juanpe libre de marca. El canario, portentoso por arriba, remataría a placer al palo izquierdo de la portería de Cuéllar, cogiéndole a contrapié y sin opciones ante el testarazo. No duraría mucho el éxtasis entre la afición visitante, ya que un fallo del cancerbero Mario condenaría apenas cinco minutos después las aspiraciones cántabras. El meta respondió defectuosamente a un balón que caía desde muy alto, despejando con el puño hacia atrás, sin potencia y dejando el esférico perfecto para que Guerrero superara al defensa que custodiaba los tres palos.

La primera parte se mantuvo en tensión durante todo su transcurso. El Sporting no se encontró cómodo en ningún momento, mientras que el Racing se plantó aguerrido y con las ideas claras. La zaga tuvo, sobre todo en este primer acto, varios momentos de flaqueza, aprovechados por un sensacional Sylla que trabajó mucho y bien. La baja de Sergio, uno de los obreros más constantes de Abelardo, se notó a la hora de ganar segundas jugadas y cohesionar al equipo. Asimismo, Jony se tornó una máquina de perder balones, algunos de ellos en posiciones comprometidas para sus compañeros.

Cambio de papeles tras el descanso

El Sporting tomó la reanudación como punto de inflexión para aplicar un nuevo planteamiento. Con los primeros compases de la segunda mitad lo visto sobre el césped cambió de manera sustancial, fruto del paso adelante que Rachid y Cases dieron para adueñarse de las riendas del partido. El lavado de cara rojiblanco pronto encontró premio. Luis Hernández, magnífico frente a todos los retos defensivos que se le pusieron por delante, tiró de potencia una vez más para enviar al corazón del área uno de sus ya célebres saques de banda. La defensa cántabra no supo qué hacer con el cuero que, tras ser peinado por un defensa, caería en los dominios del colombiano Bernardo, implacable cuando actúa con la cabeza. El zaguero daría la vuelta al marcador y enfervorecería a los aficionados rojiblancos, que de alguna forma refrendaban su certeza de que este Sporting es casi invencible.

El partido quedaría visto para sentencia escasos minutos después. Álex Menéndez, que firmaría un partido muy completo en todas las facetas del juego, sirvió desde la izquierda un balón potente y bien dirigido al interior del área. El toledano Guerrero desviaría la trayectoria lo justo para que Mario no tuviese tiempo de replicar. Un movimiento de delantero nato que alarga más aún el idilio del ariete sportinguista con el gol. Una racha que llega en el momento más adecuado de la temporada.

El zaguero daría la vuelta al marcador y enfervorecería a los aficionados rojiblancos, que de alguna forma refrendaban su certeza de que este Sporting es casi invencible

El Racing siguió intentándolo con contraataques vertiginosos y bien trazados. Desafortunadamente para los cántabros, sus hombres de arriba no pudieron conectar ningún remate certero sobre la portería rojiblanca, y en caso de hacerlo, éstos fueron repelidos por Cuéllar, especialmente inspirado en la tarde de hoy. La patata caliente está ahora en manos de Girona y Betis. Con el empate del Valladolid, los aspirantes al premio máximo van cayendo y el vértigo es cada día más acusado. Nadie quiere ser el próximo en acabar en la ruleta de la promoción, por lo que las espadas siguen en alto para las cuatro jornadas que cerrarán una temporada preciosa y apasionante.