Pésimo encuentro disputado por los amarillos en tierras oscenses ante un Huesca casi descendido y que por momentos mostró más valentía que los insulares aunque de manera previsible. Tanto unos como otros exhibieron un juego paupérrimo en el que el fútbol propiamente dicho brilló por su ausencia y que determinaría el empate a cero posterior.

Los amarillos llegaban al partido con varias bajas sensibles como en el caso de Nauzet Alemán, pieza clave en el centro del campo de Lobera. Entró en su lugar Javi Castellano, que junto con Hernán formó un doble pivote defensivo que no termina de convencer en exceso. También destacó la presencia de Atouba en el lateral, una vez Dani Castellano estaba disponible para jugar. El resto del once fue el esperado.

Por parte de los oscenses, que en este partido agotaban sus últimas esperanzas para intentar lograr la salvación, perdieron a su portero titular, Luis García, en el entrenamiento del día anterior, por lo que tuvo que se alineado Zabal. El resto de la alineación fue la esperada, con dos puntas claros arriba intentando poner en problemas a la zaga grancanaria.

Poco juego, menos ocasiones

Comenzaba el partido con la tónica habitual de los encuentros disputados por los amarillos, es decir, falta de intensidad en los primeros minutos que llevaron al rival a ejercer más presión de lo habitual. El primer y prácticamente único susto por parte de los locales llegó en los primeros compases del partido en el que un cabezazo de Luis Helguera, tras falta botada por Camacho, sale rozando el poste.

Tras la ocasión del Huesca, los amarillos, de las manos de Thievy única y exclusivamente, intentaron aprovechar una ocasión para adelantarse en el marcador pero los grancanarios estaban más preocupados de no encajar gol, que de anotarlo. Había miedo a la derrota por parte de los dos equipos. Y ese miedo a la derrota llevó a ver un partido insulso, muy poco agradable para el espectador, que denotaba la poca ambición de los dos equipos por obtener los tres puntos.

Ya en la segunda parte, todos esperaban un giro en el devenir del partido, pero el mismo siguió por los mismos derroteros y no se vio atisbo de cambio por parte de ningún equipo. La intensidad, la ambición por lograr la victoria brillaba por su ausencia. El único recurso de la UD era Thievy; los de los locales, eran nulos. Su nivel de juego hacía ver porque estaban casi hundidos en la clasificación, aunque su seriedad en feudo propio era latente.

Iniciativa nula

A mediados de la segunda parte, Sergio Lobera dio entrada a Momo (único cambio en las filas amarillas) en un intento de darle otra cara a un partido que estaba muerto. Desde entonces, pudo verse a una UD con intenciones de mejorar el nivel mostrado en el resto del encuentro, pero se quedó en eso, en intenciones.

A pocos minutos del final, y como viene siendo norma en los partidos de los amarillos, llegó esa ocasión al borde del final que en la mayoría de encuentros acaban dentro de las mallas y dan puntos valiosos a los insulares, pero en esta ocasión no fue así. Thievy, que fue el único jugador destacable en todo el partido la tuvo al borde de la conclusión del tiempo reglamentario en un mano a mano con el meta local, pero al contrario que la semana pasada, no logró ver puerta.

Así la UD Las Palmas desaprovecha una oportunidad única de colocarse a tres puntos del ascenso directo tras el pinchazo del Girona, mantiene la sexta plaza pero tras el empate de la Ponferradina, los amarillos solo disponen de una renta de 2 puntos.

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