La lluvia de confeti al inicio desde las gradas, daba la bienvenida a un encuentro que tenía que ser una gran fiesta amarilla desde las gradas hasta el césped. Tras la última derrota tocaba ganar de nuevo en casa y seguir enganchados al tren del ascenso, pero en la Liga Adelante ningún partido es fácil y como ya se hablaba durante la semana, el de ayer no iba a ser menos.

El Hércules se encargó en los primeros minutos de aguar la celebración en el Gran Canaria poniéndose por delante en el marcador y metiendo el miedo en el cuerpo a los locales, que veían como una vez más empezaban el encuentro perdiendo y pensando que quizás la tarde no iba a ser tan buena.

Los chicos de Lobera se repusieron al varapalo inicial y a las bajas del equipo y lanzaron sus garras sobre la portería rival en busca de un pronto empate. Algo que no llegó durante la primera mitad pese a la insistencia amarilla.

La fiesta comenzó con susto

Sin tiempo casi para pensar, había que buscar una solución distinta y una reacción del equipo tras el descanso para volver a tener opciones en el partido. En ese escenario, el técnico de Las Palmas apostó por un cambio injusto -según sus palabras- en el descanso para evitar sumar dos semanas sin puntuar, el damnificado fue Juan Carlos Valerón, que había vuelto a su posición natural con la baja de Carlos Aranda y el encargado de iniciar el cambio en el equipo fue Héctor Figueroa.

El canterano salió decidido, con ganas de hacerlo bien y de responder a la confianza de su técnico, y vaya si lo hizo. En el primer balón que llegó a sus botas en un contragolpe  conducido por Masoud y Asdrúbal, consiguió poner tablas en el marcador batiendo a Aulestia y demostrando su adn de matador en el área.

Lo más difícil ya se había conseguido y solo había que mantener la inercia que cada vez más encaraba el encuentro y esperar a que el segundo gol llegase.

Veinte minutos después del empate llegó la incursión de Xabi Castillo por la izquierda, recordando al jugador de inicios de temporada que irrumpía una y otra vez desde el costado con una fuerza inagotable, para caer dentro del área y poner a disposición de sus compañeros una oportunidad de oro para adelantarse en el electrónico.

El mayor de los Figueroa se dirigió al punto de penalti para volver a perforar desde allí la portería rival. Al igual que hiciese su hermano Héctor minutos antes, Momo anotó su tercer gol en liga y contribuyó así a que Las Palmas pudiese conseguir otros tres puntos más.

Próxima estación

El tren del ascenso en el que continúa la UD Las Palmas hará su próxima parada en Anduva, un estadio donde el equipo canario podría conseguir su primera victoria para seguir su viaje hacia la cima del fútbol español.