Los amarillos desplegaron su habitual once frente a un Alcorcón que propuso una estrategia alejada de las encerronas en su área, situación que ya es conocida en el Estadio de Gran Canaria. Momo volvió al escenario que le es usual tras salir de las carencias físicas que le apartaron de su empleo. Sería él y Nauzet Alemán quienes nutrirían al finalmente titular, Sergio Araujo.

Dominio local sin brío en el juego

Fue una primera parte de dominio amarillo, aunque en ocasiones alterno, hubo una predominante posesión palmense varias veces concluida con acometidas locales. El peligro potencial del Alcorcón vino a caballo con las contras provocadas a partir del error canario. La estrategia de Pepe Bordalás estuvo marcada por la cesión del balón, la presión a la salida del mismo y el factor sorpresa como condición sine qua non para crear peligro.

Fueron varias las oportunidades en las que, sea gracias a Nauzet o a Hernán, se rozó el gol

Durante varios momentos, Las Palmas llegó con la justa precisión para disparar. Fueron varias las oportunidades en las que, ya sea gracias a Nauzet o a Hernán, los balones rozarían la condición de gol. De igual forma, el Alcorcón gozó de acometidas al contragolpe. Situación de la que dio buena cuenta el error de Anderson en un dos contra uno ante la meta local.

Tras más de veinte minutos de estudio recíproco, los amarillos entraron en una vorágine de poca claridad en la zona de creación y en labores de ataques. La primera situación se alargó hasta el descanso gracias a la buena presión en la zona ancha de los cuatro hombres más adelantados del Alcorcón. La falta de precisión en área madrileña pudo romperse gracias al gol de Nauzet Alemán. Tras una pérdida visitante en el anillo central, la defensa peninsular quedó en territorio de nadie, un roto que condenó al Alcorcón gracias, primero, a la asistencia de tiralíneas de Sergio Araujo y segundo, al disparo cruzado que en un vis a vis con Falcón acabó imperándose.

Araujo firma el idilio

En la segunda mitad, Las Palmas levitó. Recordó a los mejores momentos de su historia, ratificó el proyecto y confirmó las ilusiones de los más de 14.500 abonados. Otra vez, Herrera acompañó al equipo y con sus decisiones, lo llevó en volandas hasta la victoria. Los cambios de Nauzet (lesionado) y Vicente, por Guzmán y Roque imprimieron velocidad, desborde y mordiente. Fue tal que el Alcorcón no tardó en caer a plomo.

Merced de la impotencia rival, Araujo volvió a bailar tango

Araujo recitaría tras quince minutos sin aparecer. El argentino volvería a ponerse la rosa en la boca para bailar tango merced de la impotencia rival. Un golazo. Momo asistió a la frontal y el chino disparó hasta la escuadra. Elegante, precioso. Acto seguido, El Alcorcón quiso responder con un gol inmediato. Óscar Plano aprovecharía una buena asistencia de Mayor, francamente bonita, y recortaría, cuasi virtualmente, el marcador.

Con la tranquilidad del que tiene todo controlado, Araújo engrosó el luminoso. Fue gracias a un error del madrileño que acabó siendo aprovechado, como no, por el más listo de la clase. El delantero disparó de muerte, con el empeine frontal y la potencia adecuada para dejar sentado al guardameta visitante.

La fiesta se completó gracias al tanto de Momo. El perfecto regalo tras un partido muy trabajado y que además se dio tras estar lesionado. Pase de tenis muy propio de Valerón que en la diestra captaría Guzmán para servir de asistencia al goleador. Con este tanto se selló un resultado que demuestra la actual supremacía canaria y a la vez, renueva ilusiones, convence a propios y extraños, y avisa a los próximos rivales. 

Cuatro victorias y un empate. 12 goles, 13 puntos y otra vez líderes. Las Palmas ya piensa en el Tenerife. Aunque lo parezca, no es una amenaza.