Como si de una final se tratara. Betis y Las Palmas abusaron de respeto y tacticismo, y a tenor de que sendos colosos no pudieron pasar del empate, el punto, precisamente por la condición del choque, se valora más en Sevilla que en Gran Canaria.

Partida de ajedrez

Paco Herrera propuso una estrategia sin cambios circunstanciales en el contenido pero sí en el continente. Como anunciara en su rueda de prensa, Casto fue titular. El exbético gozó de su debut con la elástica canariona gracias a la experiencia que precisamente poseía tras militar en el esquema verdiblanco. Además de Lizoaín, David Simón cedería su posición a un Ángel López sustituido en la zurda por Christian FernándezCulio, Nauzet y Vicente seguirían agazapando la espalda de Sergio Araujo y la vaguardia de Hernán y Javi Castellano

Las Palmas pudo dominar en la faceta distribuidora, situación que elevó la importancia de Hernán y Castellano sobre Lolo Reyes y Matillas. La zona ancha de Paco Herrera valió para ayudar impecable en las diferentes coberturas, acción en la que Culio destacó, y también en la vasculación defensiva. Los flancos béticos al igual que los laterales amarillos fueron incapaces de generar peligro en banda, esto se dio a pesar de las buenas intenciones de Christian Fernández. El cuadro andaluz sufrió con la ausencia de N’Diaye.

Las Palmas pudo adelantarse en una triple ocasión

Es cierto que toda acción de peligro se vio reflejada en las frontales de unas y otras áreas. También lo es que esta coyuntura solo fue salvada, al menos de forma clara, en dos ocasiones por bando. Las Palmas pudo adelantarse al ritmo de los últimos lances gracias a una triple ocasión solventada por la zaga local. Un balón a la madera en un fallo de Perquis, acto seguido un remate de Hernán escupido por Adán y finalmente, otro de Aythami Artiles, quien, a la postre, erraría en una acción de Rubén Castro que finalmente acabaría en fiasco antes del pitido final.

El Betis celebra el empate tras verse en inferioridad

La salida de los mismos efectivos sorprendió en sendas aficiones. Tras la tormenta táctica del primer periodo, las cosas no cambiarían después del inicio del segundo. 

Velázquez vio cómo las indicaciones dadas, posiblemente direccionadas a una mayor mordiente en área canaria, no surtieron efecto. El encuentro, que cada vez veía más trabado su relato, no solo por la continua intervención del joven colegiado, también por el pesado centrocampismo entonces imperante, empezó a jugarse en los banquilllos.

El Real Betis retiró a Cejudo para internar a Rennella como segundo hombre tras Rubén Castro. Pacheco y Kadir le ayudarían en esos menesteres. Poco después, Perquis, que no había realizado el mejor de sus encuentros, fue expulsado; situación "solventada" por Velázquez con la incorporación de Bruno a la zaga central y la retirada del mencionado Pacheco

Perquis fue expulsado por doble amonestación

Los sevillanos se vieron con una mesa de tres patas y frente a su estampa, un representativo palmense cada vez más cansado. Cuilo se veía impotente a la hora de ejercer grandes esfuerzos en labores defensivas y Araujo estuvo obligado a retrasar su posición para intervenir en el juego. En una de esas, el argentino pudo servir de asistencia bombeada a Nauzet. El canario, frente a Adán, usó un recorte de más y negó la posiblidad de abrir la lata.

Velázquez continuó con su partida y dio acceso a Alex Martínez en detrimento de un derrotado Casado, cambio natural. Herrera, quien veía cómo Las Palmas era incapaz de aprovechar la mala coyuntura rival, hizo dos intercambios de cartas. Valerón sustituiría a Vicente y después Casaseca entraría por Hernán. Por tanto, Culio pasó a la retaguardia de Juan Carlos, Nauzet cubrió el flanco izquierdo y Casaseca el diestro. Araujo y Castellano quedaron solos en sus posicones. Ante la poca reacción del representativo insular se intentó quemar la última nave. Figueroa forzó la salida de Nauzet Alemán

Finalmente el empate entre ambos colosos pareció lo justo a tenor de lo descubierto sobre el verde del Villamarín. La expulsión bética poco aprovechada por los de Herrera dejan la sensación de insípido sabor de boca e insulso respeto.