Ya se indicaba que El Toralín no era el aliado más propicio para encontrar la victoria; en cualquier caso, lo que de ningún modo lleva discusión es que el conocido camino, el placentero, allí no aporta los tres puntos. Fue por eso que la UD Las Palmas valió de adultez y trabajo para afrontar un choque de difícil afronta. La Ponferradina es señalada, y hoy se vio por qué, como uno de los equipos que, quizá junto a Girona, pueden ser la revelación de la Liga Adelante.

Insulso dominio

Cual zorro escondido en el bosque, así comenzó la Deportiva. De hecho sendos equipos empezaron con los estudios obvios en un encuentro de dicha envergadura. La UD Las Palmas se sirvió del empleo de Guzmán Casaseca tras a obligada desconvocotoria de Culio. Fue por tanto el once que de memoria es cantado, más la incorporación en la banda zurda del ya mencionado.

Casto finalmente tapó el arco (y casi toda posibilidad de debate), Simón y Ángel cubrieron los flancos y escolatron a Aythami y David García. Hernán y Castellano concluyeron las labores defensivas. La medular fue correspondida para Nauzet Alemán, Vicente y Casaseca, ellos sirvieron en la retaguardia de Sergio Araujo.

Fue una primera parte de creación amarilla

Sería una primera parte de creación amarilla. La Ponferradina se mantuvo agazapada en zona de tres cuartos merced de su falta de posesión frente al representativo canario, quien tendría que esperar veinte minutos para valer de ella en campo rival. Las marcas de presión se mantuvieron en la divisoria, una férrea defensa de Las Palmas permitió que aunque pocos, todos los ataques se vieran en cuadro leonés. Uno de ellos lo firmó Araujo desde la frontal al borde de la media hora.

La trabada, y a veces irregular, coyuntura amarilla fue rota por una infortuna y discutida jugada. Andy pudo marcar a balón parado gracias al desvío de Araujo desde la barrera y a la postre, gracias al despiste de Casto. Esta acción abocó a la falta de ideas de Las Palmas y en contra, a la exagerada tranquilidad local. El capítulo murió con un disparo de Nauzet (también de falta directa) ajustado al palo.

Afortunado empate

El segundo tiempo sería iniciado al son de parecidos mimbres. La Ponferradina demostraría su gran capacidad táctica y física. Yury tendría una franca ocasión gracias a su disparo rechazado por la madera insular. Los efectivos que destacaron en la suplencia no parecieron servir de demasiada ayuda, de hecho Paco Herrera sólo utilizó un cambio de certeras garantías. Momo entraría por Vicente en un cambio natural.

Sergio Araujo volvió a bailar tango

Sergio Araujo pudo empatar el encuentro cuando se cumplía el 57’. El argentino volvió a bailar tango; desde el pico del área fue capaz de cruzar al segundo palo un balón válido de gol. Esta acción daría pie a un dominio relativo, como el que se había dado en el resto del encuentro. En el 69’, Acorán echó agua fría sobre los canarios, desde la frontal disparó al palo defendido por Casto para incluir el segundo tras un mal despeje de la zaga insular. 

A partir de la avanzadilla local Las Palmas entraría en una constante cuenta atrás. A pesar de la apertura de sus líneas, las reiteradas subidas de David Simón y la posesión, no se pudo pasar del empate, y "gracias" dirán algunos. La igualada llegó a falta de diez minutos para la conclusión del encuentro. Una asistencia de tiralíneas desde la zurda aterrizó en las botas de Nauzet, quien empalmó el cuero y definió el empate por el palo del guardameta local. Las prisas finales (y la expulsión de Berrocal) no impidieron un resultado sentenciado desde el minuto 79. Las Palmas salvó los muebles a pesar del conocido hechizo de El Toralín.