La presencia de Juan Carlos Valerón sobre el césped esta temporada no está siendo tan habitual como lo fue la anterior campaña, donde se convirtió en un fijo en el once siendo uno de los jugadores amarillos con más minutos disputados.

En el transcurso de la presente Liga Adelante el mago de Arguineguín no ha disputado aún ningún encuentro formando parte del once titular. Paco Herrera se guarda al veterano futbolista del sur de la isla como un as en la manga que usar solo cuando sea preciso para ganar la partida.

Así ha sido ya ante Lugo, Alcorcón, Sporting, Albacete, Mirandés y Leganés en el Estadio de Gran Canaria y frente a Mallorca, Betis y Racing a domicilio. Nunca pudiendo disfrutar sobre la hierba mucho más de media hora de juego.

Un rol distinto esta temporada

A sus 39 años y después de haber mostrado su calidad por toda Europa, Valerón asume su nuevo rol, como él mismo reconoce, ante su cada vez más cercana retirada del balompié, pero sin resignarse a colgar las botas y sabiendo que aún lleva dentro mucho que aportar para ayudar a su equipo.

Su aportación en el vestuario es vital

Sobre el césped pocas oportunidades pero desde dentro del banquillo muchísimas. En los vestuarios se gestan muchos triunfos con pequeños pasos y aportes que hacen fuerte a un grupo de futbolistas. Personas como Juan Carlos aportan un gran valor desde esa posición más allá de los minutos que dispute y así se está demostrando semana tras semana. Es difícil no escuchar cada siete días a algún integrante de la plantilla amarilla alabar a su compañero de vestuario por sus palabras de ánimo en momentos complicados, o los consejos acertados que su experiencia y sabiduría le permiten repartir como si de otra magistral asistencia se tratase.

Figuras como la de Valerón son diamantes en bruto para el equipo al que pertenece, no solo por esa sapiencia futbolística y su trabajo menos vistoso fuera de los focos del terreno de juego, sino también por el fútbol que aún emana de sus botas cuando tiene la oportunidad de mostrarlo.

Nuevo recital ante el Mallorca

El pasado fin de semana tuvo una nueva ocasión de hacer disfrutar a propios y extraños con su figura sobre el verde del Gran Canaria. Arana había adelantado a su equipo y lo dejaba con diez poco después del comienzo de la segunda mitad. Herrera veía que los suyos no encontraban con acierto en la meta de Cabrero y jugar con superioridad numérica era algo que no podía desaprovechar, así que sacó su as en la manga para dar la vuelta al destino de la partida.

Valerón saltó al terreno de juego, como siempre, ante la atronadora ovación de su público. Se situó en el centro del campo recibiendo el balón en la salida de su equipo y llegando a campo rival para buscar líneas de pase que Hernán y Culio no estaban encontrando. Muy pronto el de Arguineguín mostró tener la pócima mágica para desatascar el encuentro.

Colaboró en el empate encontrando a Nauzet en banda derecha, éste jugó con Ortuño en el área y el debutante en su nueva casa hizo el primer gol amarillo. Ya en el minuto noventa un envío suyo colgado al segundo palo acabó en un penalti cometido sobre Araujo, que a la postre se convertiría en el tanto de la victoria.

Cuando Momo se situó en el punto de penalti para batir a Cabrero y logró superar desde allí al meta oscense, la imagen reveladora e inequívoca de la figura de Valerón dentro de la UD Las Palmas, se vio reflejada cuando todos pudieron comprobar que el 'mago' de Arguineguín se encontraba celebrando la victoria abrazado a todos los integrantes del banquillo. Genio y figura sin perder la humildad que le ha hecho siempre aún más grande.