También es casualidad que ésta misma semana haya dimitido por el escándalo de los "papeles de Panamá", un Ministro que se apellida Soria. Porque en Soria precisamente, la UE Llagostera clamó al cielo, a la LFP o al presidente de Panamá, los ya 21 puntos que por errores arbitrales han desaparecido como por arte de magia, al más puro estilo "paraíso fiscal". ¿Dónde estarán esos puntos?.

El Llagostera batió en Los Pajaritos un récord: nunca antes un equipo de fútbol había tenido tan mala suerte con las decisiones o errores arbitrales. Poniendo como ejemplo que en pocas semanas no dieron por válido un gol fantasma que claramente entró en Tenerife, que en su anterior salida a Ponferrada el árbitro pitó como penalti una jugada que el reglamento tipifica como "libre indirecto" y que en Soria se pitó un penalti a Querol por llevarse un pelotazo en la cara, se puede deducir que con los puntos que ha perdido por éstas cuestiones, el equipo catalán estaría en la zona tranquila de la clasificación o, quién sabe si luchando por metas más altas.

Los cierto es que si no se encuentran esos puntos entre los "papeles de Panamá", la UE Llagostera va a tener que sufrir, y mucho, para mantener la categoría. Ni siquiera sus arrebatos de buen fútbol serán suficientes si la suerte no comienza a cambiar.

En Soria, el Llagostera comenzó el partido con una clarísima ocasión de Imaz, que se encontró cerca del punto de penalti el balón y con todo a su favor chutó por encima del larguero. Era el primer minuto de juego y daba la sensación que los visitantes salían a arrasar. Sin embargo, el CD Numancia no se arrugó y comenzó a ser claro dominador del juego, anulando todas las salidas del Llagostera y provocando con su presión contínuos fallos en los pases de los defensas y de René. En uno de esos despejes, Mateu intentó marcar desde muy lejos con el portero gaditano fuera de su portería pero su disparo salió ligeramente alto.

La sensación era de más dominio soriano, con Aquino en plan pesadilla para Aimar por la banda y pesadilla también para los centrales. Su movilidad creaba desajustes defensivos graves. Pero fue Natalio quien, tras un pase de Pitu a la espalda de la defensa soriana, controló con el pecho y remató a la media vuelta provocando uno de los paradones de la tarde de Munir. El Llagostera crecía al mismo ritmo que el Numancia menguaba.

Segundo tiempo de sol, lluvia y fútbol

Las cosas del fútbol. Después del descanso, Oriol Alsina sacó a Querol de lateral derecho para dar al equipo mayor profundidad por la banda. Pero el Numancia aprovechó el pequeño desbarajuste inicial para crear mucho peligro. René se tuvo que lucir con una parada salvadora a remate a bocajarro con la cabeza de Aquino. Y tras dos o tres acercamientos peligrosos del equipo numantino, el público de Soria comenzó a silvar a los suyos cada vez que daban un pase atrás. Increíble.

Ésta reacción del respetable, provocó un subidón repentino en los visitantes que, con un movimiento de fichas magistral de Oriol Alsina, se fue decididamente a por el partido. Como el clima en Soria, se pasó del frío al sol, del sol a la lluvia y de la lluvia al diluvio.

Y precisamente un diluvio de ocasiones comenzó a caer en el área local. Primero Natalio, muy activo ante su ex público, recibió un magistral pase de Tebar, controló y a escasos tres metros de la portería de Munir, disparó fuera. Después Benja, en una posición similar, cruzó demasiado el balón. En plena borrasca de fútbol del bueno, Imaz se quedó completamente sólo frente a Munir y éste reaccionó con la parada del partido. El gol estaba a punto de caer como fruta madura. El Llagostera en plan gigante jugando al fútbol de maravilla. El Numancia, K.O.

Y los acontecimientos, se precipitan

Pero en el único contragolpe que los locales pudieron trenzar, Nacho subió por la banda y puso el centro al área. El balón rebotó en la cara de Querol y ante la sorpresa de todos, el árbitro señaló penalti. De nada sirvieron las protestas de los gerundenses y Julio Álvarez, el homenajeado, marcó su gol 51 como profesional en el Numancia.

Faltaban sólo cinco minutos para el final y las caras de los jugadores llagosterencs parecían un poema. Pero el orgullo, la casta y el coraje de éste equipo no tiene límites. Como dice su himno, si lo soñamos, lo hacemos.

Y lo hicieron. En la última jugada del partido, tuvo que ser Natalio el que recibió un balón colgado al área y casi sin ángulo fusilara a Munir para empatar el partido y llevarse, al menos, un punto. Un mal menor que, visto lo visto sobre el terreno de juego, sabe a muy poco pero que puede ser muy importante.