Querida Liga Adelante:

Soy la UE Llagostera. Te escribo ésta carta para despedirme de ti. Ha sido un año muy difícil, con muchos problemas de lesiones, arbitrajes y mala suerte, lo que ha provocado que hoy  la, posiblemente, última oportunidad que me dabas, la haya desaprovechado por falta de fútbol, exceso de nervios y grandes caréncias.

Yo quiero estar otro año contigo, pero me temo que va a ser imposible. Seguramente no me darás otra oportunidad, pero intentaré estar atenta, por si acaso. Además, espero no tener una despedida triste ni comportarme como hoy. No ha sido en ningún momento mi intención desilusionar a mi afición, que hoy se ha tirado en masa a la carretera para darme ánimos y apoyarme, como cada fin de semana.

Llegué a Huesca con la intención de recuperar algo que hacía semanas que había perdido: la suerte esquiva de ganar los puntos fuera de casa y así poder aferrarme a la posibilidad de quedarme contigo un año más. Sin embargo, nada más empezar el partido, el Huesca se adelantó en el marcador gracias a mi primer desbarajuste por la banda que defendía Álex Cruz y que supuso un centro al segundo palo, mal defendido también por los centrales y que Machís remató fuerte y cruzado, lejos de René.

Después de éste primer disgusto, sin tiempo ni casi ganas de recuperarme, entré en una dinámica casi depresiva que me llevó a un contínuo desatino futbolístico a lo largo y ancho de todo el terreno de juego. Fruto de mi propia desgracia, Íñigo López, me marcó en apenas un minuto dos goles exactamente iguales, a la salida de sendos córners, de cabeza, desde dentro del área pequeña y a un metro de la línea de gol. Inaudito.

A base de repetir una y otra vez errores en cadena, intenté que Pitu Comadevall pusiese orden en el centro del campo, ya que Tebar se lesionó, y parece que las cosas mejoraron, aunque también tengo que reconocer que mi rival hoy, parece que tras el tercer gol levantó un poco el pie del acelerador.  Afortunadamente, René estuvo también atento con dos salidas providenciales que me salvaron de una “alcorconización” de mi partido.

El segundo tiempo, sin ánimo de remontada

Después de analizar brevemente lo que me pasaba, salí a disputar la segunda parte con la esperanza de que todo cambiara y de poder realizar algo milagroso. Una gran remontada, por ejemplo. Pero no fue así. Eso sí, mejoré bastante con la entrada de José Carlos y Fofo, pero como lo había hecho tan mal en la primera mitad, toda mejoría sabía a poco.

Intenté acorralar al Huesca y ser un equipo más fuerte ofensivamente  hablando y , en cierta manera, lo conseguí, pero me faltaba fuerza, intensidad, profundidad, colocación. Sin embargo, me sobraba tristeza, impotencia, desatino. José Carlos marcó gol a falta de cinco minutos y por supuesto, era ya muy tarde. Me fui de Huesca derrotada en los puntos y con el orgullo herido de muerte.

Ésta carta de despedida, querida Liga Adelante, la dejo sin firmar. Por respeto a mi afición, no la firmo. Quién sabe si en las pocas jornadas que quedan te podré convencer para quedarme contigo. A buen seguro que lo intentaré. Pero la dejo escrita hoy, para que quede constancia de que debía despedirme de ti, ya que considero que no he hecho méritos suficientes en Huesca para revertir la realidad de que ya no podremos seguir juntos nuestros caminos. 

VAVEL Logo