El Málaga ha regresado del parón internacional repitiendo malas sensaciones frente al Athletic de Bilbao, que se llevó los tres puntos de La Rosaleda gracias a los goles de San José y Muniain en la segunda parte para remontar el tanto inicial de Juanmi. Ya son cinco derrotas en los últimos ocho partidos para un Málaga que empieza a ver de cerca el peligro.

Al término del encuentro, los jugadores del Málaga salieron con cara de pocos amigos tras la decepción, aunque entonaron el mea culpa por lo ocurrido durante el encuentro. Es el caso del capitán, Weligton, quien reaparecía tras unas molestias en el centro de la zaga. El brasileño apela a la unidad en momentos delicados. "Si dejamos escapar tantos partidos en casa, es normal que la afición esté en contra. Es momento de estar unidos, sacar fuerza y luchar para salir de ahí abajo", apuntó el capitán, que echó en falta más capacidad del equipo para aguantar el marcador. "Los partidos acaban en el minuto 90. Teníamos el encuentro controlado en la primera parte, pero no fuimos capaces de marcar el segundo y matar el partido y lo pagamos caro", expresó. 

Un discurso muy parecido al de Willy Caballero, quien añadía: "No fuimos capaces de mantener el resultado". El portero se lamentó de las concesiones a los leones, que resultaron determinantes. "Estamos muy tristes después de habernos puesto por delante en el marcador y dando facilidades a un equipo que sabíamos que juega bien, que tiene también un muy buen balón parado".

El meta argentino fue más allá y puso en duda la constancia y la creencia del Málaga en su fútbol. "Lo peor de todo es que no tenemos una línea de juego en los partidos". Pese a ello, para Caballero todos son responsables de la derrota y son momentos para dar la cara. "Estamos trabajando bien, esta derrota duele. Los jugadores somos igual de culpables que el técnico".