Otra vez la misma historia. O eso es lo que debieron pensar los aficionados que esta noche de diciembre se han dado cita en La Rosaleda para ver el debut de su equipo en la Copa del rey. Y es que el Málaga volvió a las andadas y volvió a regalar un partido que tenía ganado en el descanso. Osasuna evidenció y desnudó las carencias defensivas del equipo dirigido por un Bernd Schuster cada vez más cuestionado.

El preparador alemán refrendó sus declaraciones en la víspera del partido, en las que dejaba claro que le daba importancia a la Copa de SM el rey y presentó un once repleto de titulares. Las unicas novedades reseñables respecto a los onces que se suelen ver en la competición doméstica fueron las de Camacho por el lesionado Darder y la de Morales por el también ausente Samuel. Angeleri formaba junto a Sergio Sánchez en el eje de la zaga ya que Weligton, el capitán blanquiazul, arrastra una sanción de la pasada temporada. Juanmi iba a ser el hombre gol.

En Osasuna, Gracia dio entrada por vez primera como titular a José García, que a sus 16 años compatibiliza la disputa de partidos en Tercera con el Osasuna Promesas con convocatorias y oportunidades esporádicas con el primer equipo rojillo. El joven centrocampista pasó bastante desapercibido. El resto del equipo fue una mezcolanza de titulares y no habituales, dejando a dos baluartes como Andrés Fernández y Oriol Riera fuera del equipo inicial. Manu Onwu ocupó la punta de ataque escoltado por Armenteros, Roberto Torres y el mencionado José García.

El partido en su primera parte tuvo dos escenarios claramente diferenciados: hasta el primer gol del Málaga y después del tanto blanquiazul. La primera media hora de juego rozó lo tedioso. Interrupciones, faltas y falta de fluidez en el juego invitaban a pensar que el partido acabaría haciéndose larguísimo. Onwu y Loé vieron las primeras amonestaciones tempraneras. Los de Bernd Schuster estaban sin ideas en ataque y Portillo, hombre clave en el engranaje ofensivo, no aparecía. Sólo Antunes y Gámez ponían algo de peligro con sus proyecciones por banda.

Schuster debió pensar en que cede la posesión del balón a Osasuna era lo mejor, para de esta manera cortar de raiz los contraataques que tanto daño hicieron a los andaluces en el partido de liga. Los navarros tocaban la pelota con criterio pero sin llegar a posiciones francas de remate.

Antunes toma protagonismo

A la media hora de juego y sin casi ocasiones rescatables para ninguno de los dos equipos, Antunes cabalgó por banda izquierda zafándose de la marca de Damiá poniendo un balón atrás que acabaría en saque de esquina. Pedro Morales, que otra cosa no pero tiene un guante en su pie derecho, puso el balón donde hace daño, en el corazón del área. Por ahí aparecía Sergio Sánchez que se elevó poderosamente entre los centrales para cabecear el balón medido del chileno y alojarlo en el fondo de la portería. Era el primer gol del andaluz en la campaña y el guión del partido viró completamente.

El gol de los locales hizo muchísimo daño a los de Javi Gracia, que no supieron volver a tomar el pulso al partido durante la primera mitad. El Málaga presionó más arriba, tocó más rápido para evitar el buen entramado defensivo navarro y creció en el partido. 

Corría el minuto 38 de partido cuando Sergio Sánchez cayó derribado en el balcón del área por Armenteros. Antunes agarró el balón quizá visionando lo que instantes más tarde sería una realidad: zurdazo a la escuadra y 2-0 para el Málaga. El exjugador de Paços Ferreira había jugado una primera parte para enmarcar, siendo el mejor de su equipo. Con los de Martiricos teniendo buenas sensaciones y haciendo valer los dos goles a balón parado, se llegó al descanso.

Segunda partes nunca fueron buenas

Si Javi Gracia le había pedido a los suyos un cambio de actitud o un paso hacia delante en el partido, se topó nada más salir del vestuario con un Málaga cerrando el partido por primera vez casi en la temporada. Tissone filtró un buen balón por alto a la espalda de la defensa, Juanmi lo amortiguó ante la marca de Oier y batió con un disparo raso a Riesgo. Gol de delantero centro puro. Pero claro, quedaba mucho partido y todo parecía demasiado sencillo para los intereses malaguistas. El 3-0 parecía una renta suficiente, pero lo que no tenía que hacer el Málaga, conceder un gol, lo hizo.

Roberto Torres recogió un rechazo en una mala salida de balón de Antunes y golpeó desde muy lejos probando suerte. El disparo parecía tímido y sin consecuencias pero inexplicablemente Willy se tiró tarde y encajó el gol. Pudo hacer más el arquero argentino, pese a que el balón rebotó en las piernas de un defensor.

La cosa no quedó aquí y El Málaga volvió a evidenciar esa falta de gobierno y control de los partidos cuando está por delante en el marcador. Los jugadores blanquiazules quizá se olvidaron de que la eliminatoria dura 180 minutos. Roberto Torres recibió sin oposición en la derecha, centró al área y Onwu, sin ningún tipo de oposición y ante la pasividad malaguista, remató a la red para poner el 3-2 en el marcador e insuflar vida a Osasuna.

En el minuto 65, Loé pecó de inexperiencia y exceso de ímpetu y vio la segunda amarilla, dejando a su equipo con 10. No obstante, los navarros pudieron igualar la eliminatoria con un remate a quemarropa de Onwu que se fue lamiendo el poste de la portería de Willy. Comenzaban en La Rosaleda los cánticos de "Schuster, vete ya", que parece que se han convertido en tónica general siempre que el Málaga juega como local.

Intenciones que se quedan en nada

Schuster respondió a los cánticos introduciendo en el campo a Anderson y a Duda y retirando a Morales y a Tissone. Mientras, Javi Gracia fue a por el partido y dio entrada a Oriol Riera en el encuentro. El Málaga comenzó a hilvanar y a proponer juego, pero los rojillos se defendían bien.

El dominio local fue un espejismo y lo peor estaba por llegar: Riera, en su primera intervención en el partido, habilitó a Armenteros que, a la segunda y de nuevo ante la insolencia defensiva, colocó el balón lejos del alcance de Willy. Osasuna había conseguido en poco más de media hora remontar en La Rosaleda un 3-0 y con un jugador menos. La grada estalló contra Schuster.

A cinco minutos del final, Gil Manzano mandó a la ducha a Camacho con roja directa tras una entrada por detrás a Loties. La segunda parte era un pasaje de terror para los andaluces y aún quedaban cinco minutos en los que Riesgo evitó con una buena mano el gol de Juanmi. El último arreón del Málaga no fue suficiente y el conjunto malagueño volvió a dar otro disgusto a su afición, y ya van unos pocos esta temporada. La Rosaleda dedicó una pitada monumental al equipo y a su entrenador con el final del encuentro. Los andaluces siguen sin saber ganar y sin saber administrar sus ventajas.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Alberto Ardila
Amo el fútbol en todas sus vertientes. Me apasiona el mundo de la comunicación. Redactor de la sección del Málaga C.F.