Ni el frío que asolaba La Rosaleda en esta gélida noche mediterránea pudo contener la pasión vivida en un derbi que estuvo a la altura de lo esperado para una rivalidad como la que ostenten el Málaga y el Sevilla. Aunque claro, a la altura según para quién. Para el Málaga, los tres puntos obtenidos en este encuentro no son tres puntos cualquiera, y eso se veía en la sonrisa que mostraba Schuster al término del choque. No solo son tres puntos y la gloria de saberse vencedor de este pulso vecinal. Es el cómo lo ha vencido. Es el haberse reencontrado cuando parecía que la historia se volvía a repetir en el instante en que Fazio culminaba la remontada sevillista, cuando el equipo se desmoronaba para invalidar todo el esfuerzo anterior. El Málaga ha sacado carácter y ambición para ganar el partido y esta vez ha tenido premio, logrando la primera remontada de la temporada y poniendo fin a una racha de cuatro partidos sin marcar.

Rivalidad máxima

Todo en un partido declarado de alto riesgo en la previa por la consabida rivalidad entre dos aficiones que trascendió en el campo, con el ruido de cientos de sevillistas desde el principio que se hicieron en una Rosaleda engalanada para la cita. Con un escenario así, Schuster y Emery se devanaron los sesos para ganarle la partida táctica nada más rodar el balón al contrario. Los primeros minutos fueron de un intercambio de posesiones que poco daban de sí. Saltó a la vista que el partido no se iba a decidir en cuál de los dos gobernaba más el balón, sino en cuál de los dos incomodaba más al rival. El Sevilla se organizó a partir de los tres centrales en la retaguardia, con Alberto Moreno y Coke de carrileros, superados en ambos costados.

Amrabat ilusiona

Schuster le daba la titularidad a Amrabat, que tan solo había completado un par de entrenamientos desde su llegada del Galatasaray. Para nada se equivocó el técnico alemán, puesto que el holandés de origen marroquí cuajó un sensacional encuentro en el que no solo dejó detalles de su fortaleza física y su calidad en el dribbling, sino que también se ganó a la parroquia con su entrega y apareciendo por todos lados cuando el equipo necesitaba quien le llevara en volandas. Si muestra continuidad con el paso de las jornadas, su incorporación hasta junio puede ser una bendición para una afición que estaba empezando a desconfiar de los fichajes.

Duda y Amrabat fueron los bastiones que tiraron del Málaga El Sevilla tuvo la primera gran ocasión del encuentro, en un pase filtrado a Reyes, que no supo definir ante Willy Caballero, de nuevo impecable en las pocas acometidas sobre la meta malaguista. A partir de ahí, el Málaga empezó a ganar metros, dificultando la salida de balón de un Sevilla que no encontraba a Rakitic para iluminarles, siempre vigilado de cerca por Tissone. Pero esta buena presión no le permitía al Málaga generar peligro, porque una vez que tiene el balón se apaga la luz en la mayoría de los casos. Para suplir eso, Amrabat aportó descaro, primero desde la banda derecha y luego desde la izquierda, su hábitat natural. Para guiar a los malaguistas le acompañó Duda, que se ha reinventado en los últimos encuentros para aportar la clarividencia que el equipo necesita, esta vez desde la mediapunta.

Un penalti da ventaja a los locales

El partido se volvía farragoso. A través de las jugadas de estrategia quería adelantarse el Málaga. Los hispalenses no tenían respuesta. Sus llegadas en la primera parte al área rival se pueden contar con una mano. Bacca estuvo desasistido, mientras que Vitolo y Reyes pasaban desapercibidos entre la telaraña malaguista. Llegada la media hora, un derribo de Coke sobre Duda lo decretó el árbitro como pena máxima que el portugués se encargaría de transformar inaugurando el casillero de goles del Málaga en 2014. Poca acción hasta el descanso, donde el Málaga pudo aprovechar su superioridad para irse a por el segundo tanto.

Emery cambia el guión

Emery no tardó en reaccionar. Gameiro y Diogo salían para reactivar al equipo. Aunque su cuota de protagonismo no fue la esperada, indirectamente sí lo hicieron. Cuatro minutos tardó el Sevilla en igualar el resultado gracias a un magnífico servicio de Iborra para Bacca, que no faltó a su cita con el gol. Los de Nervión tomaron el control en mediocampo y mostraron las deficiencias del doble pivote Camacho-Tissone a la hora de dar salida a su equipo. Se entraba en el escenario que los sevillistas pretendían. El Málaga se salvó del gol que tuvieron en sus botas Vitolo y Alberto Moreno. Más tarde Rakitic se desfogaba con un disparo que a punto estuvieron de colarse entre los tres palos. Al final fue Fazio quien se impuso en un balón colgado por el croata, cabeceando al fondo de las mallas para consumar el 1-2.

El Málaga se envalentona

La pelota estaba en el tejado de Schuster, que veía como se le podía escapar nuevamente puntos que estaban en su haber. Introdujo para el sprint final a Pablo Pérez y a El Hamdaoui, que llevaba tres meses sin jugar con los blanquiazules. Antes había entrado Samu García, que cada día crece más rápido en el mundo del fútbol y rebosa confianza. Ya con él se afinó el equipo en ataque tratando de buscar rápido el empate, que vendría de sus botas. En un centro a media altura de Duda, El Hamdaoui la deja pasar amagando un taconazo y le llega el balón al canterano, que pone el balón en la escuadra para delirio de La Rosaleda, que se empezaba a venir arriba. El Sevilla se desdibujó y el Málaga sacó el espíritu para llevarse el partido. Beto tuvo que salvar un disparo con la diestra de Antunes, tras robar un balón en área rival. Acto seguido, Duda estableció el doblete para darle jugo al partidazo que se marcó. El capitán recibió un pase con el exterior exquisito de Pablo Pérez, que nadie anticipó, y resolvió con templanza para inundar de euforia al estadio.

De ahí al final, un Sevilla ya mermado lo intentó pero no le fue suficiente para quebrantar la resistencia malaguista, aunque Fazio pudo estropear la fiesta en el añadido con un cabezazo que rozó la escuadra. Pero los puntos se quedaron en casa, para un necesitado Málaga, que diciendo adiós a un enero catástrofico de sequía, ya mira con otros ojos hacia el futuro. Nada mejor que ganar un derbi.