Las aguas bajan revueltas y muy saladas por la Costa del Sol. El Málaga vive inmerso estos días en una tesitura muy complicada, con el agua al cuello y con esa sensación de agobio al ver los puestos de descenso tan cercanos, a tan solo 3 puntos y marcando la salvación en la tabla , una amarga sensación que en Martiricos parecían haberse olvidado de digerir. Los últimos dos años el equipo ha estado en la pugna por entrar en el 'top' de equipos de la Liga BBVA, y como ya es sabido, de Europa.

El Málaga solo ha logrado sumar 4 puntos de los últimos 21 en juego y merodea la zona de descenso Mucho se ha escrito y hablado del 'EuroMálaga', pero seguir recordando y apelar a ese equipo que maravilló al viejo continente es hacerle un flaco flavor a la institución y a los seguidores malaguistas, que a estas alturas de la película deben de haber asumido, si no lo han hecho ya, que eso es agua pasada, que el jeque ha frenado en seco su aportación económica al equipo, que la mayoría de jugadores capaces de decidir un partido ellos solos han volado y que la situación actual es la de un conjunto que ha sumado 4 puntos de los últimos 21 en juego, que coquetea con el descenso todas las jornadas aún cuando sus rivales tropiezan. 

Aunque quizás lo peor no sea el atolladero clasificatorio en el que el Málaga se encuentra, ya que tiene a las matemáticas como aliadas y éstas, siempre que haya puntos en juego, van a dar la razón al que se agarre a ellas. Lo más preocupante de este equipo es que a catorce jornadas del final de la temporada regular, los de Schuster no tienen un patrón de juego definido, es decir, no hay un criterio uniforme sobre la manera o estilo de jugar. Los jugadores parecen perdidos sobre el terreno de juego en la mayoría de los partidos y sin ideas, lo que se traduce en intentar sumar puntos por la vía rápida: balonazos largos o arranques de casta y coraje como en el derbi ante el Sevilla, donde los jugadores malaguistas se vieron espoleados por una afición encomiable que nunca les da la espalda. El público es el jugador número '12 y uno de los aspectos más positivos que se pueden rescatar actualmente.

Schuster y el 'mea culpa'

En este maravilloso circo que es el fútbol, habitualmente, cuando un equipo no logra alcanzar el objetivo deportivo fijado o no adquiere el rumbo deseado, todas las miradas apuntan al entrenador. En este caso, no iba a ser menos. Bernd Schuster firmó cinco temporadas por el club costasoleño, pero en su primer año en Málaga ya son muchas las voces que piden su salida del club, que parece una quimera debido a la cuantía económica que su finiquito supondría. El entrenador alemán nunca ha entonado el 'mea culpa' tras una derrota y se está especializando en cargar públicamente contra sus jugadores con contínuos reproches tras los traspiés del equipo, pareciendo olvidarse que la plantilla será mejor o peor, pero es la que es y estos hombres son los que tienen que sacar adelante esta complicada situación. 

"El equipo necesita que le cierre el culito para reaccionar. Hay gente que no tiene sitio" El germano prefiere mirar para otro lado y la división con algunos jugadores del plantel es manifiesta, llegando al punto de como ayer tras la derrota ante la Real Sociedad, reconocer en sala de prensa que algunos jugadores no valen para jugar en el Málaga. Uno de los señalados por Schuster parece ser Francisco Portillo, el joven canterano en el que tantas ilusiones se tienen puestas y que, pese a no estar maravillando, vive un año prácticamente en la sombra y ostracismo más cruel. Ayer fue sustituido en el descanso, con 0-1 en contra. Saberse la alineación del Málaga es una tarea no exenta de dificultad, ya que rara es la vez que el preparador bávaro ha repetido un once, síntoma claro de que no da con la tecla.

Estas circunstancias, unidas a la actitud un tanto pasiva que Schuster muestra durante los encuentros, son los principales argumentos de los que piden la marcha del entrenador blanquiazul y de su cuerpo técnico, que en ausencia del alemán en los dos partidos de sanción, han permanecido inmóviles en el banquillo de Vallecas y La Rosaleda mientras el equipo naufragaba buscando soluciones.

En busca del optimismo, cabe decir que pese a no tener claro cómo jugar, el equipo goza de muchos minutos muy potables, con futbolistas voluntariosos y con hambre pero lastrados por la falta de gol. Las llegadas de futbolistas rápidos y dinámicos como Amrabat y Iakovenko, unidas a sus buenas actuaciones los partidos que han disputado, abren un halo de esperanza en Martiricos de cara a intentar salvar la categoría sin excesivos problemas, que es el objetivo esta temporada. Las cotas más altas y ambiciosas habrá que postponerlas, por lo menos hasta la próxima campaña.

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Sobre el autor
Alberto Ardila
Amo el fútbol en todas sus vertientes. Me apasiona el mundo de la comunicación. Redactor de la sección del Málaga C.F.