Se volvía a respirar fútbol en los campos de la Federación Malagueña de Fútbol. Tras deshacerse del Racing en el partido de vuelta, el Málaga alcanzaba unas meritorias semifinales de la Copa del Rey juvenil que le emparejarían en el sorteo del lunes contra el poderoso Real Madrid, uno de los cocos quien sentenció la eliminatoria de cuartos ante el Tenerife en el partido de ida (4-1). 

El aficionado malaguista respondió a la llamada del club y la grada del campo se llenó para seguir las evoluciones del equipo en una cita de tal enjundia. Un partido parejo, con intercambios en el domino del choque y mucha disciplina defensiva con la que en la primera parte poco pudo producirse cerca del área contraria. Quien más lo intentó fue el Málaga, volcado en la banda izquierda. De los pies de Mula y las irrupciones por el costado de Cristian llegaban los mejores ataques.

El Madrid mostró durante todo el partido mucha entereza y mucha seriedad en su juego. Defensivamente, estuvieron insuperables en los centros laterales y cerraron muy bien la zona interior para no dar lugar a error. Los malacitanos empujaban, pero faltaba la inspiración en el último tercio. Por contra, los blancos no necesitaron ni media ocasión para pulverizar el marco de Ballesté. Fue en un servicio desde la derecha que Javi Muñoz controla y fusila dentro del área. 

Entre alguna que otra riña entre jugadores, el Málaga forzó para buscar el gol antes del descanso pero se estrelló contra el muro del Madrid, con un sobresaliente partido de su pareja de centrales. No lo consiguieron y el Madrid manejó su renta a partir del descanso con soltura. Una segunda parte otra vez muy consistente de los de Luis Miguel Ramis, que explotaron los espacios mejor que en la primera. Álvaro surgió como una vía de peligro por la derecha, percutiendo varias veces por ese carril y produciendo ocasiones que no supieron culminar sus compañeros ante un buen Ballesté.

Con los cambios el Málaga probó algo diferente, juntar más hombres de ataque que tuvieran más chispa. La consecuencia es que el Mádrid se hizo aun más fuerte en el medio, con un Fran Llorente que gobernó el centro casi de principio a fin. Soberbio el mediocentro madridista. Cuando menos esperanzas había en los locales, Calero conectó un cabezazo a balón parado que se coló por la escuadra de la portería, imposible para Caba. Pero sin tiempo para celebrarlo, el Madrid volvió a asestar un duro golpe a falta de cinco minutos con el gol de Ivan Sáez, también de cabeza en un saque de córner. De ahí al final, el Málaga no tuvo piernas como para seguir luchando y el Madrid se embolsó una victoria que le permite llevarse la eliminatoria a donde querían.