La historia del Málaga CF no es lo mismo sin Joaquín Peiró y Joaquín Peiró no hubiera sido historia de no haber estado en el Málaga CF. Él es el artífice de la época más laureada del equipo de la Costa del Sol y muchos le ven como aquel que puso la base de lo que el equipo andaluz es hoy en día. Recogió un gran grupo de jugadores que habían ascendido a Segunda División y, en un año, les elevó a la máxima categoría del fútbol español conservando un gran bloque y uniendo a todos aquellos nuevos que llegaron para hacer historia en la temporada 1998/1999.

Inicios rojiblancos

Si el Málaga CF ha sido importante en la vida de Joaquín Peiró, de la misma forma lo ha sido el Atlético de Madrid. En el cuadro colchonero se formó como jugador e inició su etapa como entrenador en el filial. Un banquillo que ocupó desde 1980 hasta 1985, cuando dejó el cargo para poner rumbo a Granada.

En el equipo nazarí estuvo durante 23 partidos, ya que el equipo no acababa de arrancar. Finalmente, tras la derrota por 2-3 ante el Recreativo de Huelva, el madrileño fue cesado y reemplazado por Ruiz Sosa que, finalmente, no pudo salvar al cuadro andaluz de un descenso a 2ª División B. Ya en 1988 dirigió al Figueres, un equipo catalán que militaba en la Segunda División.

Tras un arranque verdaderamente malo en el que el equipo estaba siendo dirigido por Jordi Gonzalvo Solá, Joaquín Peiró se puso al frente en la jornada 16, debutando con derrota por 2-0 ante el Xerez. Finalmente, el conjunto catalán acabó en novena posición y consiguió eludir el descenso. En la temporada siguiente, Peiró siguió al frente del Figueres y estuvo en el banquillo durante 25 jornadas, las mismas que tardó Javier Clemente en ser cesado del Atlético de Madrid. En este momento, el cuadro madrileño se planteó la opción de que el sustituto fuera Joaquín Peiró, un hombre de la casa.

Debutó en Primera División el 11/03/90 en el Castellón 0-0 Atlético de Madrid

Con todo decidido, el entrenador se unió al club de su vida en 1990 e hizo su debut oficial como entrenador de Primera División el 11 de marzo de 1990 en un partido que el Atlético de Madrid empató a cero ante el Castellón en tierras valencianas. A partir de este momento, dirigió al equipo rojiblanco durante nueve partidos más en los que consiguió, cinco victorias, dos empates y las mismas derrotas. Sin embargo, estos grandes registros no le permitieron seguir al frente del Atlético de Madrid y puso rumbo a Murcia para dirigir al equipo murciano durante la temporada 1991/1992.

Joaquín Peiró en el Museo del Atlético de Madrid (Foto: Colchonero)

La situación en el equipo no era fácil, ya que antes de la llegada de Joaquín Peiró, se habían sentado en ese curso tres entrenadores más. El primero era Fernando Morena, el uruguayo que dirigió al club durante once partidos. Tras él llegó José Antonio Naya, que estuvo al frente ocho encuentros. Después, durante dos partidos, Salvador Férez estuvo dirigiendo para que, finalmente, Joaquín Peiró completase los últimos 17 partidos de la temporada. Tras todos estos cambios, el equipo murciano acabó en novena posición, pero su no conversión en Sociedad Anónima Deportiva, tal y como exigía la Ley del Deporte en aquel año, le mandó directamente a la Segunda División B del fútbol español.

Diez temporadas se cumplían de la transformación del madrileño en entrenador y había sufrido dos descensos (con el Granada en 1988 y con el Murcia en 1992), había entrenado al filial del Atlético de Madrid y al primer equipo, lo que suponía su debut en Primera División, y acumulaba ya 308 encuentros desde el banquillo.

El “descenso en los despachos” del Murcia se había producido al término de la temporada 1991/1992 y no iba a ser hasta la 1997/1998 cuando Joaquín Peiró se volviera a sentar en un banquillo. En esta ocasión fue en el del Badajoz que militaba en Segunda División. Una vez más, volvió a sustituir a un entrenador cesado, en esta ocasión a Miguel Ángel Lotina que fue despedido tras ganar un único partido, entre Liga y Copa, de los 19 que había dirigido. Así pues, en la jornada 18, Peiró se hace con los mandos del equipo y debuta con victoria ante el SD Eibar por 1-0. Su trabajo al frente del equipo extremeño es muy bueno y consigue una meritoria sexta plaza en la siempre complicada división de plata.

El inicio de la historia

Este buen hacer con el Badajoz le abrió muchas puertas, pero principalmente se fijó en una, la del Málaga CF. Por aquel entonces, el equipo costasoleño no tenía nada que ver con lo que es hoy en día. Llegaba a Segunda División tras ascender en la temporada 1997/1998 con Ismael Díaz en el banquillo. La plantilla era prometedora y Peiró no dudó ni un instante en mantener el mismo bloque e insertar las piezas nuevas que iban llegando al club de Martiricos.

El equipo pasó de Segunda B a Primera en dos temporadas

Una temporada después de llegar a la Segunda División, el equipo lograba el ascenso a Primera tras quedar líderes en la tabla clasificatoria. Curiosamente, el segundo clasificado fue el Atlético de Madrid B, el filial rojiblanco del que Peiró fue entrenador durante cinco temporadas. Con 79 puntos, 72 goles a favor y 47 en contra, el Málaga CF pasaba de estar en 2ª División B dos años antes a disputar partidos en la élite del fútbol español.

Muchos jugadores atribuyen gran parte del éxito a Joaquín Peiró que, desde el primer día, dio con la tecla exacta para crear un once de garantías formado habitualmente por Rafael González en portería, Bravo, Roteta, Dorado y Txomin Larrainzar en defensa; Movilla, Agostinho, Ruano y Rufete en el centro del campo y Catanha y Edgar en la delantera.

Muchos jugadores atribuyen gran parte del éxito a Joaquín Peiró que, desde el primer día, dio con la tecla exacta para crear un once de garantías formado habitualmente por Rafael González en portería, Bravo, Roteta, Dorado y Txomin Larrainzar en defensa; Movilla, Agostinho, Ruano y Rufete en el centro del campo y Catanha y Edgar en la delantera.

La diferencia entre la Segunda División y la Primera es evidente y es frecuente ver a equipos que según suben vuelven a bajar. Por ese motivo, en el Málaga CF la alegría fue desmedida con el ascenso, pero pronto la prudencia se fue apoderando. Sin embargo, la temporada 1999/2000 no fue ni mucho menos angustiosa, ya que el equipo de la Costa del Sol quedó en una muy buena 12ª posición. Con 48 puntos, dejaban atrás un descenso que ocupaban Betis, Atlético de Madrid y Sevilla. La sorpresa fue mayúscula en la afición boquerona y en el mundo del fútbol en general.

Así pues, una vez salvada la primera temporada, aquella que es más complicada por el gran cambio que se ha producido, llegaba un segundo año en el que el objetivo dejaba de ser la permanencia para intentar entrar en Europa. El bloque siguió siendo el mismo, excepto la ausencia de Catanha, que se había ido al Celta de Vigo. En su lugar llegó Dely Valdés, procedente del Oviedo. Junto a Darío Silva formaron la temida 'Doble D', que dio un salto de calidad al equipo costasoleño. Se consiguieron 56 puntos, se volvió a olvidar el descenso y solo tres puntos separaban al equipo del Celta de Vigo, que había conseguido entrar en la 6ª plaza que daba acceso a la Copa de la UEFA.

Sobreponiéndose a los cambios y a Europa

La temporada 2001/2002 no empezaba de la mejor forma, ya que el equipo sufría un cambio de directiva. Aunque Joaquín Peiró siguió en el banquillo, gran parte del equipo fue vendido. Entre ellos grandes nombres como Rufete, Movilla o Agostinho. Sus sustitutos fueron Duda, Gerardo, Marcelo Romero, Litos o Miguel Ángel entre otros. A pesar de estos cambios, el equipo vuelve a tener un rendimiento espectacular y queda en la 10ª posición de la tabla clasificatoria. Esta plaza no da acceso a disputar la Copa de la UEFA, pero como se habían inscrito en la Copa Intertoto, sí podrían jugar esta otra competición continental durante el verano de 2002.

El Málaga es el primer equipo andaluz con un título oficial europeo

Una competición en la que no pasaron ni mucho menos desapercibidos. Tras ganar por 3-0 al Gent en Málaga, el empate a uno en Bélgica daba acceso a la siguiente ronda, donde se medían al Willem II holandés. La ida volvió a ser en La Rosaleda, donde el equipo de Peiró se impuso 2-1 mientras que en la vuelta volvieron a ganar 0-1. El último escollo iba a ser un rival conocido: el Villarreal. El equipo entrenado por Víctor Muñoz peleaba por un título que se decidía a doble partido. El primero fue en Castellón, donde el Málaga se impuso 0-1, mientras que en la vuelta, el marcador fue de empate a uno. Este global de 2-1 daba el título a los blanquiazules, que se convertían en el primer equipo andaluz con un título oficial europeo. El premio no acababa ahí, ya que disputaría la Copa de la UEFA durante la temporada 2002/2003.

Su participación en esta competición europea, al igual que en la Intertoto, no pasó desapercibida, ya que se plantó en los cuartos de final tras apear por resultados globales al Zeljeznicar, de Bosnia y Herzegovina, por 1-0, al Amica Wronki, de Polonia, por 4-2, al Leeds United, de Inglaterra, por 2-1 y al AEK Atenas, de Grecia, por 1-0. Finalmente, los penaltis en el partido ante el Boavista portugués, le privaron de seguir pasando rondas.

Alineación de la UEFA

Durante estos partidos europeos, la Liga española se seguía disputando, aunque, como viene siendo habitual, el equipo se despistó un poco y acabó en 13ª posición. Joaquín Peiró no acabó su quinta etapa al frente del banquillo del Málaga CF y fue cesado en la jornada 37 tras ganar al Sevilla por 3-2. Su sustituto fue Juan Carlos Añón. Sin lugar a dudas, no fue la mejor despedida en una temporada 2002/2003 que quedará en el recuerdo por ser la primera participación del equipo costasoleño en una competición europea y por conseguir la Copa Intertoto en el verano de 2002.

Tras cinco años en el Málaga, en los que había entrenado al equipo boquerón durante 224 partidos, convirtiéndose en el entrenador con más partidos en la entidad andaluza, dejaba el club. Su porcentaje de victorias era alto, casi un 40 por ciento, mientras que había perdido 64 partidos y había empatado 71. Otros entrenadores como Manuel Pellegrini, con 129, o Juan Ramón López Muñiz, con 123 encuentros, no han logrado superarle y, difícilmente, lo hará algún entrenador en los próximos años.

La retirada

Tras la salida del Málaga, Joaquín Peiró tenía claro que era el momento de retirarse. Su última temporada fue en el Murcia, donde no cuajó un gran curso y el equipo terminó descendiendo a Segunda División. El madrileño estuvo en el banquillo durante 20 jornadas, hasta que, tras el empate ante el Celta de Vigo, fue cesado siendo Benjamin Toshack su sustituto.

Tras casi 600 partidos en los banquillos de clubes españoles, Joaquín Peiró, con 67 años, ponía punto y final a su vida en el fútbol. Un deporte que le había permitido soñar, llorar y, en resumidas cuentas, conocer todas las caras de la vida. Un deporte que le ha permitido formar parte de “Un once para la historia”.