El RCD Espanyol y el Málaga CF se vieron las caras sobre el verde escenario en el tercer partido la jornada del sábado. Ambos conjuntos conformaron una farándula de exquisita moraleja, una historia sobre la importancia de ser efectivo y de severo castigo para el que no solventa el buen juego. El acierto fue la cara y la cruz de este encuentro, la diferencia crucial sobre los papeles que representaron los dos cuadros y que determinó el destino de cada uno cuando el telón se vino abajo.

Primer acto: héroe Hernán

La primera escena llegó a su clímax antes de que se llegara al primer minuto de la obra. Los blanquiazules descorrierion el telón con una dosis de acción eléctrica. La historia comenzó con una gran jugada colectiva entre Duda y Amrabat, en la que Nordim demostró sus dotes interpretativas y se acomodó buscando el espacio por el que poder rematar a la portería de Pau, que desvió la primera arrancada malaguista. Siguiendo muy bien la pautas del director Javi Gracia, el Málaga sabía perfectamente como hacer daño a su rival. Fruto de un gran estudio del técnico malaguista, los costasoleños ejecutaron a la perfección su papel a la par que los pericos no supieron leer entre líneas la osadía del cuadro malacitano.

Posteriormente, Duda entró al escenario en clave de saque de falta, que acabó repelida por la barrera. Sin dar descanso al público, el córner provocado por la falta acabó en los pies de Juankar que no supo dar bien en la diana. Nadie esperaba el dramático giro de los acontecimientos. Asensio cedió el esférico a Hernán Pérez, el protagonista de la historia, que emulando el sistema de Stanislavski, trazó un precioso recorte para abatir a Weligton e impregnó el lienzo con un inspirado chut a la izquierda de Kameni que el camerunés no pudo emborronar con su mano.

Sin embargo, la impronta de Javi Gracia seguía presente en las nerviosas mentes del conjunto malacitano. El modelo de Gracia distaba de la innovación de Peter Brook e instauró unas ideas claras al equipo. Sin revolucionar el estilo, bordar la representación para finalizar por todo lo alto, el gol, sobre todo el gol. Esta última parte se les escapó a la plantilla, que lleva toda la temporada sin entender la importancia de ese factor. Poco a poco, el trasbase del papiro a la actuación empezaba a tomar color. La temática de la obra eran las triangulaciones y transiciones fluidas para llegar rápidamente al arco rival. Amrabat, Duda y Fornals conectaban, pero el infortunio local y las fortuitas intervenciones de Pau deformaron la fórmula de Gracia.

Sentencia y castigo

Corría el minuto 19 en el teatro de Cornellà, cuando un error garrafal de Hernán Pérez propició una jugada malaguista que por enésima vez comenzó en Duda y cayó sobre Amrabat, que no leyó las acotaciones sobre la importancia de hacer gol y realizó un chut débil y sin impacto. Su acción tuvo serias repercusiones, ya que confomaron el cambio de posible villano a héroe de Hernán Pérez. Una gran apertura de banda a banda pasando por Asensio, arribó a Pérez para que enamorara al público de esa noche rematando el centro de Fuentes y perforando la red de Kameni. Cuestión de solvencia: el Espanyol acertaba las que tenía, el Málaga tenía y las desaprovechaba.

El cariz del encuentro continuó de la misma manera. Charles envió un balón al palo en el minuto 28 a la media vuelta raso y posteriormente en el minuto 36 se sacó un tremendo disparo con la derecha que atajó Pau de manera espectacular. Hasta el apuntador de sorprendió de la maniobra del guardamenta perico. Fornals una vez más por arriba y Enzo Roco para los locales, las últimas ocasiones antes del entreacto.

Fotografía: RCD Espanyol

Segundo acto: la sempiterna falta de gol

Las palabras cruzadas entre las bambalinas del Power8 Stadium venían a confirmar el juego de cada uno. El Espanyol basculaba bien y Asensio continuaría llevando la manija del equipo. Se reforzaría el carisma de Caicedo para que tuviera más importancia en la obra. Por parte de Málaga, Charles debía dar el salto definitivo a la fama con el gol, su aliado y enemigo esta temporada.

Gracia introdujo a un nuevo actor en el reparto, el joven del filial, Ontiveros, para agilizar los movimientos arriba y llegar con mayor número de efectivos. La estrategia surgió efecto. Angeleri contestó cuasi al momento al aviso previo de Asensio. Amrabat y Ontiveros incomodaron con sendos disparos a Pau. Los blanquizaules se hicieron con la posesión y las ocasiones pero la deuda con el gol se antoja eterna. Hernán Pérez volvió a resaltar sus capacidades artísticas para hacer el tercero en su cuenta particular, pero su remate a bocajarro a centro de Víctor Álvarez se marchó alto.

Volvió el actor gafado, Charles. De nuevo entró en escena para realizar un disparo de cara a portería que se marchó alto. Los blanquiazules se desesperaban ante los clamorosos errores que estaban cometiendo. Mas Horta añadiría uno más. Un disparo suyo tras hacer un eslalon hacia el interior del área, acabó tocando el travesaño para desgracia malacitana. A partir de este momento, el Espanyol achicaría a su rival para dominar los minutos finales.

La revelación de Burgui

Con la obra a punto de fundirse a negro, emergió la figura de Burgui. El jugador perico se ascoció con sus compañeros y sobre todo con Caicedo para controlar el partido y evitar más llegadas del Málaga. Sus cambios de ritmo, su temple a la hora de visionar el juego y su posicionamiento en el campo durante los minutos que disputó cambiaron la dinámica perica para remachar la faena. La intensidad de los costasoleños fue disminuyendo y las ocasiones se tornaron cada vez más tímidas. El Espanyol ganó un encuentro de manera solvente, acertando las que tuvo y aprovechando sus bazas. De esta manera, el Málaga podría caer en el descenso en la jornada del domingo ya que se encuentra empatado a puntos con el 18º con 9 puntos. El Espanyol consigue volver a la senda de la victoria y se queda con 19 puntos en puestos europeos empatado con el Eibar.

Fotografía: RCD Espanyol