Pocos habrán sido los que hayan pensado, tras las cinco primeras jornadas de la Liga BBVA, que el Mallorca iba a ser uno de los equipos descendidos a segunda división. El mejor inicio soñado, con cinco partidos sin conocer la derrota, colocaban al conjunto balear en puestos de Liga de Campeones. 11 puntos de 15 posibles ante Espanyol, Málaga, Real Sociedad, Osasuna y Valencia parecían un buen bagaje para mirar la temporada 2012-2013 con optimismo.

Sin embargo, todo cambió en una isla que llegó a soñar con conquistar un título europeo (la Recopa de Europa), en mayo de 1999 contra la Lazio. La buena racha inicial mallorquinista dio un vuelco y los fantasmas del descenso empezaron a sobrevolar el Iberostar. La Copa del Rey, competición que ha dado la mayor alegría hasta el momento a la parroquia mallorquinista, tampoco sirvió de evasión. Su eliminación en octavos de final a manos del Sevilla desplazó todo el interés a una competición doméstica en la que el Mallorca no se repuso de su fuerte caída.

Una victoria en 17 jornadas

El buen comienzo del conjunto dirigido por Caparrós dejo paso a una secuencia de resultados que llevó al equipo al descenso. El Mallorca encadenó 11 jornadas sin ganar, sumando tan sólo dos puntos, que llevaron al equipo balear a iniciar su firme caída. El 22 de diciembre, el Mallorca conseguía vencer en Sevilla ante el Real Betis (1-2). Esta reacción fue un mero espejismo ya que, tras esta victoria, los bermellones enlazaron otros cinco partidos sin ganar (1 empate).

Con el equipo bermellón en descenso, la junta directiva tomó la decisión de cesar a Caparrós, técnico por entonces. Gregorio Manzano le sustituyó, iniciando su tercera etapa en el club, tras su periplo de las temporadas 2002-2003 y 2006-2010). El cambio en el banquillo no se tradujo al campo, donde el equipo de Manzano no logró salir del descenso en ningún momento. 5 victorias en 16 jornadas es el balance del Mallorca con Manzano al frente, dejando al club mallorquín a las puertas de conseguir la ansiada permanencia.

Descenso en la última jornada

Los siete puntos conseguidos en las tres últimas jornadas cerca estuvieron de obrar el milagro para los mallorquinistas. Sin embargo, un gol de Natxo Insa contra el Espanyol (1-0) dejó con la miel en los labios a los pupilos de Manzano, descendiendo como antepenúltimo a la Liga Adelante en la última jornada. Entonces, las lágrimas afloraron en las caras de los jugadores y de los aficionados. Unas lágrimas que ya habían amagado con aparecer en el estadio Vicente Calderón en la jornada 37, cuando los propios jugadores pensaron haber consumado su descenso.

Así, el Mallorca certificaba su retorno a la división de plata 16 años después. Este descenso significa para el conjunto balear el fin de una etapa en la que ha conseguido sus mayores éxitos deportivos. Una Supercopa de España (1998) y una Copa del Rey (2003) copan las vitrinas de un Mallorca que tendrá que iniciar su viaje de retorno a primera división con nuevas ideas, un nuevo proyecto y un nuevo entrenador, José Luis Oltra.

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