Qué manera de sufrir. El Mallorca recurrió a la épica para remontar un partido que se le puso cuesta arriba desde un principio. Y si fueron capaces es, en gran medida, gracias a la multitudinaria afición desplazada hasta Valladolid, quien apoyó incondicionalmente durante los 90 minutos. Eso, sumado a la derrota de la Ponferradina ante el Girona, le valió para certificar la permanencia in extremis tras otra decepcionante campaña. Brandon y Company, canteranos del club, hicieron gala de su amor por la camiseta y lideraron anímicamente al equipo.

Los bermellones empezaron con iniciativa y con proyección ofensiva pero un grave error en la salida de balón les condenaría a remar contra corriente desde el minuto 8. Villar ajustó el balón a la perfección al palo derecho del arco que defendía Wellenreuther. No obstante, este jarro de agua fría no silenció a la afición visitante, artífices del primer paso para conseguir la remontada. El Mallorca gozaría de varias oportunidades de cara a gol, incluyendo un disparo raso de Ortuño que golpeó el poste. Brandon, el gran protagonista de la noche, deleitó a todos los espectadores con un gol de bellísima factura. Tras un pase un tanto defectuoso de Biel Company, quien llegaba forzado, el de Cala d'Or se orientó el esférico de cara a portería con un magnífico control y lo envió al fondo de la red con una estratosférica volea teledirigida a la escuadra. Tan solo el minuto 32 y, con mucho partido por delante, el Mallorca seguía vivo. Brandon volvería a hacer enloquecer a la grada bermellona con otro gol al filo del descanso. Sissoko recupero un balón en las inmediaciones del área rival y se lo cedió a Brandon, quien ajustó el balón a la cepa del poste de la portería que defendía Varela.

La segunda parte comenzó igualada en cuanto a número de ocasiones, se convirtió en un correcalles que podría ser nefasto para los baleares. Por ello, pusieron un extra de empeño en perforar la portería rival, que al final daría sus frutos. Un contraataque dibujado a la perfección que Pereira, tras una conducción, finalizaría con un seco disparo ajustado a la madera. De allí en adelante el partido se ralentizaría notablemente, propiciado por la pasividad del conjunto vallisoletano y la defensa de cinco hombres que alineó Fernando Vázquez con la vuelta a los terrenos de juego de David Costas, lesionado de larga duración varios meses atrás.

Sonó el partido final y ambas aficiones explotaron. Los pucelanos despidieron a los suyos entre pitos tras una mala temporada en la que se han dejado llevar y en la que vieron de cerca los puestos de descenso. En los bermellones, una mezcla de satisfacción e incredulidad. Al acercarse los jugadores, fueron pitados y despedidos al grito unísono de "jugadores mercenarios". Los aficionados no daban crédito a lo que acababan de ver. Un equipo que llevaba a la deriva todo el curso fue capaz de sacar una casta que escondió durante todo el año, tan solo para el último partido. Por otra parte, Maheta Molango, CEO del club insular, fue alardeado por la afición a grito de "tu sí que vales", para agradecerle así el gran trabajo que ha realizado desde que entró en el club. No hay duda que, sin sus fichajes invernales, el Mallorca no habría conseguido la salvación.

Maheta Molango salió ovacionado del José Zorilla (Fuente: Guillermo Sánchez Garcías)
Maheta Molango salió ovacionado del José Zorilla (Fuente: Guillermo Sánchez Garcías)


 

Marea bermellona


Poco se puede decir sobre lo visto ayer en las gradas del José Zorrilla, que se tiñó de rojo y negro. Más de 600 personas acompañaron al equipo en un largo viaje hasta la capital vallisoletana. Y no fueron en balde, ya que fueron la pieza clave del partido. Nunca pararon de animar ni de apoyar a los suyos, incluso cuando las cosas pintaban muy mal.

Los que no pudieron viajar también pusieron su granito de arena. Cientos de aficionados se reunieron en los aledaños del Iberostar Estadi para presenciar el partido en unas pantallas que el club puso a su disposición.

El Mallorca y su gente, a quien se le acusa de ser una afición fría y reservada, ha demostrado la falsedad de ese tópico y que, cuando el equipo más lo necesita, acude a su llamada para socorrerle.

La afición
La afición "barralet" apoyó durante los 90 minutos (Fuente: Guillermo Sánchez Garcías)


 

Corazón rojo y negro

El Mallorca, falto de identidad durante los últimos años, ha encontrado un tesoro. Un tesoro en forma de canteranos trabajadores y que saben lo que representa el escudo. Brandon Thomas, Biel Company y Damiá Sabater son, si no la única, de las pocas notas positivas de este curso. Brandon ha acabado como pichichi con seis tantos, pese haberse pasado una gran parte de la temporada entre lesiones y suplencias. Company ha demostrado ser el verdadero alma de este equipo y, pese a su suplencia en varias ocasiones, ha dejado patente su amor por los colores. Y Damiá quien ha debutado este mismo año en Segunda División y, pese haber pecado de inexperiencia en varias ocasiones, ha llevado la batuta del equipo durante toda la temporada.

Brandon celebra su doblete junto a sus compañeros y la afición (Fuente: Guillermo Sánchez Garcías)
Brandon celebra su doblete junto a sus compañeros y la afición (Fuente: Guillermo Sánchez Garcías)

Un pasivo Valladolid


No se jugaban nada, ya que una semana atrás habían conseguido la salvación matemática tras empatar contra el Elche. Los vallisoletanos se dejaron llevar una vez más, victimas de la relajación. Pocos jugadores propusieron ideas y futbol. Y menos aún fueron incisivos al corte o tajantes en balones aéreos.
Fueron despedidos entre pitos por su afición, quien, como la del Mallorca, les recriminaron la falta de intensidad y ganas durante la campaña entera.


El Mallorca cierra así una temporada sufrida y llena de altibajos. Se confía que se aprendan de los errores cometidos y que se proponga un proyecto para el futuro con unas buenas bases. Maheta Molango trabajará duro tanto en la operación salida como en traer refuerzos, como ya demostró el invierno pasado
Desde el descenso a la división de plata, los aficionados bermellones tan solo sueñan con una cosa: el ansiado ascenso. ¿Lo conseguirán la campaña que viene?

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