La pasada temporada del Mallorca sorprendió. Sobre todo, a extraños. En el papel, la plantilla parecía cuanto menos suficiente para no sufrir en exceso. Todo lo contrario ocurrió, principalmente propiciado por la lamentable pretemporada y los constantes cambios en el cuerpo técnico, sumado a la alarmante inestabilidad en la presidencia hasta la llegada de Robert Sarver y Maheta Molango. Por ello, el Mallorca deberá mejorar en muchas parcelas si quiere conseguir, de una vez por todas, el ansiado ascenso. O, al menos, no sufrir tanto como pasadas temporadas:

Continuidad

Parece que se aboga por la continuidad y se confía en el entrenador y su método. Para evitar semejantes despropósitos como los del pasado curso, se debe dotar al equipo de una idea. Algo intangible a lo que agarrarse cuando las fuerzas flaqueen, una idea y convicción similar, por ejemplo, a la de los hombres del Cholo Simeone. Unido a dicha continuidad y sentido, es vital una idea táctica definida. Con el constante baile de entrenadores de la pasada campaña y sus consecuentes cambios tácticos, los bermellones faltaron de identidad y solidez. Fernando Vázquez parece haber encontrado en el 4-4-2 una manera de equilibrar al equipo. Ahora tan solo necesita un delantero que supla a Alfredo Ortuño para poder poner en práctica su idea. 

Previsión 

El buen hacer de Javier Recio y Maheta Molango parece haber cicatrizado la que fue una de las heridas del Mallorca el curso pasado. Con la recaída de Vallejo, la marcha de Javi Ros al Zaragoza y el nuevo rol de Hector Yuste, los efectivos en el la medular se vieron reducidos a dos: Sissoko y Damiá Sabater. Además, este último disputaba su primera temporada en el fútbol profesional. Con las incorporaciones de los Juanes, Dominguez y Rodriguez, de Culio y de Alex Serrano, más la continuidad de Sabater, hacen entrever que los baleares no se volverán a ver dentro de la diatriba de no contar con mas de dos efectivos para dos puestos.

Profesionalidad

A los ojos de un aficionado neutral puede parecer irrelevante, pero la estabilidad, o inestabilidad, en las altas esferas repercute seriamente en el rendimiento. Tras largos años en los que, siendo generosos, la profesionalidad ha brillado por su ausencia, parece que la seriedad a vuelve a residir en Son Moix. Maheta Molango ha encarado como un gran reto el llevar el timón del Mallorca y no esta defraudando. Se esta rodeando de profesionales como Javier Recio o Carlos Paniza y ha dispuesto de una red de ojeadores por todo el continente, aunque, hasta el día de hoy, tan solo ha servido para reclutar a jugadores para el filial. 

Como ya sucedió en tiempos mejores, la estabilidad y profesionalidad en los despachos son argumentos bastante sólidos para que el mallorquinismo recupere el positivismo de antaño. No obstante, esto no asegura buenos resultado, ya que son los jugadores y el entrenador quienes dirán la última palabra.

Planificación 

El balón ya rueda en Son Bibiloni y los jugadores comienzan a sufrir en sus carnes el calor y la humedad de la isla. A diferencia de otros años, Fernando Vázquez cuenta, desde el primer día de trabajo, con el grueso de la plantilla. A falta de la incorporación de un lateral izquierdo, un central y un goleador, la plantilla esta prácticamente cerrada, a expensas de la salida de jugadores como Coro o Tobias, que no cuentan para el gallego.

El contar con gran parte de sus jugadores desde ya le permitirá poder trabajar, tanto los aspectos tácticos como los físicos, con mas profundidad e hincapié. Día 22 viajan a Holanda, donde harán el stage y acumularan minutos ante combinados de la zona. Se preve que varios jugadores del filial viajarán con el equipo, ya que, como ya afirmó Maheta, se les quiere otorgar un papel importante a los canteranos


Épica 

El Mallorca tiene la obligación moral de recuperar su identidad, perdida hace tiempo. Jugadores, cuerpo tecnico, directiva y afición afrontan, ya con las pilas cargadas, la inminente campaña. Sin descuidar el negro pasado más próximo, el club balear tratará de emular la gesta de 1997, aprovechando su regreso a Vallecas, donde consiguió el último ascenso a primera división, gracias a un memorable gol de Carlitos a pase de  Stankovic.