Siete temporadas en un equipo dan para mucho, y como no, para convertirte en un icono. Rubén Pérez fue, en pasado, uno de los símbolos del Nàstic de Tarragona. Como toda persona importante, últimamente tuvo sus partidarios y sus detractores, cuando el club le dejó sin ficha tras la llegada de Reina y Tomeu.

 

De noche, con menos de media hora de margen para que el mercado invernal de fichajes se acabe, club y jugador han llegado a un acuerdo para rescindir el contrato que les unía. De este modo, el guardameta zaragozano que llegó al Nou Estadi cuando los granas estaban en su máximo esplendor -la campaña del ascenso y la de Primera-, que siguió con el equipo grana en la andadura de cinco años en la categoría de plata y que también defendió la pasada temporada al Nàstic en Segunda B, pone fin a una etapa que estaba cerca de cumplir ocho años.

 

Hubo quien acusaba al club tarraconense de no tratar como se merecía a una figura sobre el césped como era Rubén cuando este se quedó sin ficha y por tanto sin opción de jugar, mientras que otros argumentaban que el aragonés sólo quería aprovecharse del Club Gimnàstic. Lo que está claro es que tras más de doscientos partidos defendiendo la camiseta grana, Rubén se convirtió en un icono de este equipo, y en esta última noche del mes de enero, pone punto y final a su era en el club del Tarragonès. Este último, le agradece la “dedicación durante todos estos años” y le desea “lo mejor” en todos sus aspectos de la vida.